REDACCIÓN
Comité cientíco Argentina: Lila Almirón (Universidad Nacional de Corrientes); Marce-
lo Cetkovich Bakmas (Universidad Favaloro); Jorge Nazar (Universidad
Nacional de Cuyo); Jorge Pellegrini (Universidad de La Punta); Lía Ricón
(Universidad de Buenos Aires); Sergio Rojtenberg (Instituto Universita-
rio de Salud Mental); Analía Ravenna (Universidad Nacional de Rosario);
Eduardo Rodríguez Echandía (Universidad Nacional de Cuyo); Alberto
Sassatelli (Universidad Nacional de Córdoba); Carlos Solomonoff (Con-
sultor independiente); Manuel Suárez Richards (Universidad Nacional de
La Plata); Miguel Ángel Vera (Universidad Nacional del Comahue); Hugo
Vezzetti (Universidad de Buenos Aires).Bélgica: Julien Mendlewicz
(Universidad Libre de Bruselas). Brasil: Joao Mari (Consultor indepen-
diente); Colombia: Rodrigo Noel Córdoba (Universidad del Rosario).
Chile: Andrés Heerlein (Universidad del Desarrollo); Fernando Lolas
Stepke (Universidad de Chile). España: Rafael Huertas (Consejo Supe-
rior de Investigaciones Cientícas); Valentín Baremblit (Centre d’aten-
ció, docència i investigació en Salut Mental). Francia: Thierry Tremine
(Consultor independiente); Bernard Odier (Fédération Francaise de
Psychiatrie). Italia: Franco Rotelli (Centro de Estudios e Investigación
sobre Salud Mental). México: Sergio Villaseñor Bayardo (Universidad
de Guadalajara). Perú: Renato Alarcón (Universidad Cayetano Heredia).
Reino Unido: Germán Berrios (Universidad de Cambridge). Suecia:
Lenal Jacobsson (Umeå University). Suiza: Nelson Feldman (Hospital
Juan Carlos Stagnaro (Universidad de Buenos Aires).
Santiago Levín (Universidad de Buenos Aires).
Martín Nemirovsky (Proyecto Suma).
Daniel Matusevich (Hospital Italiano de Bs. As.).
América Latina: Cora Luguercho (Asociación de Psiquiatras Argentinos,
Argentina).
Europa: Dominique Wintrebert (Asociación Mundial de Psicoanálisis,
Francia), Martín Reca (Association Psychanalitique de France, Francia),
Eduardo Mahieu (Cercle d’etudes psychiatriques Henri Ey, Francia),
Federico Ossola (Hôpital Psychiatrique Paul Guiraud, Francia).
EE. UU. y Canadá: Daniel Vigo. (University of British Columbia, Canadá).
Directores asociados
Director
Sub-directores
Vertex Revista Argentina de Psiquiatría es una publicación de periodicidad trimestral (enero-marzo/abril-junio/julio-septiembre y octubre-diciembre).
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Vertex Revista Argentina de Psiquiatría. (2024). 35(166): 6-97. Vertex Revista Argentina de Psiquiatría, es una publicación de Polemos SA. Los artículos
rmados y las opiniones vertidas en entrevistas no representan necesariamente la opinión de la revista y son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Esta
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Imágen de tapa: Piedras - Pilar Diez
REDACCIÓN
Martín Agrest (Proyecto Suma), Norberto Aldo Conti (Hospital “José T.
Borda”), Juan Costa (Hospital de Niños "R. Gutiérrez"), Natalia Fuertes
(Hospital Italiano de Buenos Aires), Gabriela S. Jufe (Consultor indepen-
diente), Eduardo Leiderman (Universidad de Palermo), Alexis Mussa
(Consultor independiente), Esteban Toro Martínez (Cuerpo Médico
Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación), Fabián Triskier
(PAMI e INECO), Ernesto Walhberg (Consultor independiente), Silvia
Wikinski (CONICET, Universidad de Buenos Aires).
Consejo de redacción
Comité de redacción Secretario: Martín Nemirovsky (Proyecto Suma, Buenos Aires, Argentina).
Daniel Abadi (Proyecto Suma, Buenos Aires, Argentina); Adriana Bula-
cia (Universidad de Buenos Aires, Argentina); Julián Bustin (Universidad
Favaloro, Argentina); José Capece (Consultor independiente, Argentina);
Pablo Coronel (Cuerpo Médico Forense, Argentina); Sebastián Cukier
(Consultor independiente, Argentina); Irene Elenitza (Consultora in-
dependiente, Argentina); Laura Fainstein (Hospital “C. G. Durand”, Ar-
gentina); Aníbal Goldchluk (Consultor independiente, Argentina); Ser-
gio Halsband (Asociación de Psiquiatras Argentinos, Argentina); Luis
Herbst (Consultor independiente, Argentina); Edith Labos (Universidad
de Buenos Aires, Argentina); Elena Levy Yeyati (Asociación Mundial de
Psicoanálisis, Francia); Silvina Mazaira (Hospital “T. de Alvear, Argentina);
Mariana Moreno (Consultor independiente, Argentina); Mariano Motu-
ca (Universidad Nacional de Cuyo, Argentina); Nicolás Oliva (Cuerpo
Médico Forense, Argentina); Federico Pavlovsky (Dispositivo Pavlovsky,
Argentina); Ramiro Pérez Martín (Fuero de Responsabilidad Penal Ju-
venil, Argentina); Eduardo Ruffa (Consultor independiente, Argentina);
Diana Zalzman (Universidad de Buenos Aires, Argentina); Judith Szulik
(Universidad de Tres de Febrero, Argentina); Juan Tenconi (Universidad
de Buenos Aires, Argentina).
México: María Dolores Ruelas Rangel (Grupo Latinoamericano de
Estudios Transculturales). Colombia: Jairo González (School of Medicine
and Health Sciences, Universidad del Rosario). Venezuela: Miguel Ángel
De Lima Salas (Universidad Central de Venezuela). Francia: Eduardo
Mahieu (Cercle Henri Ey). Reino Unido: Catalina Bronstein (British
Psychoanalytic Association).
Corresponsales
Universitario de Ginebra). Uruguay: Humberto Casarotti (Universidad
Católica); Álvaro Lista (MacGill University). Venezuela: Carlos Rojas
Malpica (Universidad de Carabobo).
Comité cientíco
EDITORIAL
En este número de Vertex se encuentra un artículo que estudia la laten-
cia para la demanda y obtención del Certicado de invalidez de personas
aquejadas de autismo. Los autores informan que el trámite se realiza
muchos años después de la edad inicial de detección del cuadro, con
lo que se pierde un tiempo precioso para iniciar la rehabilitación con la
consecuente agravación de la sintomatología durante el resto de la vida.
Agreguemos que este fenómeno se ve, a su vez, complicado por una
discriminación de clase social. En efecto, los estratos sociales más pobres
no cuentan con la información, los hábitos y los recursos económicos
para contratar abogados que presenten un amparo judicial quedando,
así, privados de los recursos legales para defender efectivamente sus
derechos; las familias más pudientes sí pueden acceder a esa asistencia
legal y obtener, aunque en muchos casos tardíamente, la certicación de
discapacidad. De tal manera que los que menos tienen, tienen aún me-
nos. Este es solo un “botón de muestra”, un ejemplo doloroso más del
drama que sufren los argentinos, y, en especial, los más vulnerables, que
resultan a la postre los más vulnerados.
Desde el Estudio epidemiológico nacional de salud mental publicado en
Vertex en 2018 sabemos que los trastornos de ansiedad, la depresión y el
abuso de sustancias están a la cabeza de los problemas de salud mental
en el país. Estas cifras no hicieron más que aumentar luego de la pande-
mia del COVID-19.
Asimismo, la soledad y desprotección de los adultos mayores está pro-
bada como una variable de riesgo para la aparición de ideación suicida
y, por ende, para desencadenar un proceso autolesivo que culmina en
un número signicativo de casos con el pasaje al acto letal. Algo similar
ocurre, por variadas causas, en la población de adolescentes y jóvenes en
los que se ha incrementado el número de tentativas suicidas y suicidios
consumados. Tampoco se verica una atención adecuada de las enferme-
dades mentales crónicas invalidantes que necesitan de un apoyo de re-
habilitación y un aporte terapéutico farmacológico adecuado e integral.
El incremento de las adicciones es otro capítulo epidemiológico que me-
rece tanto la máxima atención como requiere mayor alerta desde que
todos los clínicos pueden atestiguar de su presencia en la consulta diaria.
Podríamos seguir con más indicadores de enfermedades mentales no
tratadas que sufren miles de argentinos que carecen de acceso al sis-
tema de salud y/o no pueden comprar los medicamentos que se les
indican o, para ciertas enfermedades no los reciben gratuitamente como
la ley lo prescribe.
En contraste con ese panorama sanitario de emergencia se comprue-
ba, por el lado de la oferta de cuidados, un verdadero caos. Servicios in-
sucientes en el área estatal, hoy día cada vez más presionados por la
demanda habitual, engrosada por la creciente cantidad de pacientes que
no pueden acceder, por sus costos constantemente incrementados en
forma arbitraria por las empresas de medicina prepaga, a sus prestadores
habituales. Algo similar ocurre con la posibilidad de acceder a la compra
de medicamentos esenciales cuyos valores ascienden vertiginosamente y
desproporcionadamente en relación al valor de su producción. Profesio-
nales al borde del burn out, tratando de tapar los décits en cantidad de
personal, trabajando por salarios cada vez más exiguos, en un entorno
edilicio precario, con recursos técnicos de estudios complementarios in-
sucientes. No hay más que ver, como síntoma, el número de plazas de re-
sidencias vacante este año en las especialidades críticas. La enfermedad de
Chagas hace estragos en todo el país y, especialmente, se detecta en niños.
El balance entre esta demanda sanitaria y la respuesta que se le ofrece deja
un saldo que va más allá del análisis técnico para convertirse en una ver-
dadera violación al derecho a la salud. La demolición del Estado que lleva
a cabo el gobierno actual, único garante posible para remediar la situación,
no hace más que pronosticar un agravamiento de la situación en un país
que no carece de medios, de recursos humanos de alta calidad y de una
tradición de primer nivel en todos esos rubros. No se trata de una falta de
políticas al respecto, es una política deliberada de ataque a la salud pública.
Pero la queja y la denuncia no bastan. Es necesario que los dirigentes po-
líticos sindicales, religiosos, sociales, verdaderamente “de bien”, encaren
una propuesta efectiva y contundente para enfrentar esta desgraciada
coyuntura. Y esa acción debe ser decididamente acompañada por las
organizaciones de profesionales de la salud haciendo escuchar su voz
fuerte y sostenida hasta que se obtengan resultados. Nuestro aporte
desde Vertex, agregado a nuestro compromiso ciudadano cotidiano, es
seguir mostrando lo que se hace e investiga en Argentina en el campo
de la salud mental y mantener viva la esperanza de una salud mejor, más
equitativa y más justa para nuestro pueblo.
EDITORIAL
Juan Carlos Stagnaro
ÍNDICE
6
13
Editorial
Artículos
Emisión de Certicado Único de Discapacidad por autismo en Buenos Aires: análisis
longitudinal. Agustina Aragón-Daud, Giselle Vetere, Marina Argañaraz, Francisco Martín
Musich
Estudio prospectivo de manifestaciones neuropsiquiátricas y cognitivas post accidente
cerebrovascular. Waleska Berrios, Florencia Deschle, Verónica Marroquín, Gabriela
Ziegler, Sofía Fariña, María Sol Pacha, Cecilia Verónica Cervino, María Laura Saglio, José
Ignacio Albornoz, Guillermo Povedano
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante los últimos días
de la pandemia por COVID-19 en Argentina. Stella Maris Valiensi, Agustín L. Folgueira,
Noelia M. Enriz, Arturo Garay, Daniela L. Giardino
Conocimientos, actitudes y prácticas sobre diagnóstico y manejo del delirium en el
Hospital Cayetano Heredia. Grethel Díaz-Vargas, Abigail Quiñones-Condezo, Karlos
Acurio-Ortiz, Niels Pacheco- Barrios, Tulio Bertorini, Martin Arévalo-Flores, Johann M.
Vega-Dienstmaier, Carlos Orellano
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argen-
tina. Natalia Camilotto, Paula Caamaño, Samanta Leiva
Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva. Nancy Medel, Patricia
Solís, Inés Mintz, Ivana Villella, Emily Fisher, Silvia Kochen, Aimee Spector
Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención
e Hiperactividad en la adultez. Primera parte: introducción, metodología de trabajo
y generalidades. Andrea Abadi, Marcelo Cetkovich-Bakmas, Hernán Klijnjan, Norma
Echavarria, Alicia Lischinsky, Pablo López, Claudio Michanie, Tomás Maresca, Carolina
Remedi, Osvaldo Rovere, Fernando Torrente, Marcela Waisman Campos, Gerardo Maraval,
Teresa Torralva, Diego Canseco, Amalia Dellamea, Andrea López Mato, Gustavo Vazquez,
Alejo Corrales
Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narra-
tiva. María Florencia Grande Ratti, Sebastián Malleza, Fernando Carlos Bertolani, José Luis
Faccioli, Lucia Valdez D´stefano, Bernardo Julio Martínez, León Daniel Matusevich
El rescate y la memoria
Rodolfo Senet: otra mirada sobre la misoginia en el publicismo argentino. Norberto Aldo
Conti
Lecturas
Salud Mental y Psiquiatría en la práctica de Atención Primaria de la Salud. Juan Pablo
Giménez, Julia Acuña y Albert Botto (editores). Juan Carlos Stagnaro
20
29
38
47
56
85
104
98
3
Investigación original
6
Resumen
Objetivo: El acceso efectivo a servicios esenciales es crucial para algunas personas con autismo. En Argentina,
el certicado único de discapacidad (CUD) asegura derechos y benecios esenciales para las personas con
autismo. Analizar la demanda de CUD relacionadas con el autismo puede ofrecer valiosos conocimientos
sobre las necesidades de esta población. Método: Este estudio examinó datos ociales sobre la emisión de
CUD por el Trastorno del Espectro Autista en Buenos Aires desde 2016 hasta 2021. Resultados: Los resultados
mostraron que la mayoría de los CUD fueron emitidos para hombres y para el Trastorno Generalizado del
Desarrollo. Notablemente, casi la mitad de los CUD fueron otorgados a individuos mayores de 8 años, sien-
do estas tendencias consistentes a lo largo de los años. Observamos una caída signicativa en la emisión de
CUD en 2020. Conclusiones: Nuestros hallazgos destacan desafíos relacionados con diagnósticos retrasados y
no especícos, lo que conduce a un acceso tardío a derechos y tratamientos menos dirigidos. Estos patrones
en las solicitudes espontáneas de asistencia para servicios estatales relacionados con el autismo pueden dar
forma a políticas públicas bien fundamentadas y optimizar la asignación de recursos.
Palabras clave: autismo, certicado único de discapacidad (CUD), discapacidad, servicios estatales
Abstract
Objective: Effective access to essential services is critical for some individuals with autism. In Argentina, the Unique Disabi-
lity ID ensures essential rights and benets for people with autism. Analyzing the demand for autism-related Disability IDs
can offer valuable insights into the needs of this population. Method: This study examined ofcial data on Unique Disa-
bility IDs for Autism Spectrum Disorder in Buenos Aires from 2016 to 2021. Results: Results showed most Disability IDs
were issued to males and for Pervasive Developmental Disorders. Notably, almost half of the Disability IDs were granted
to individuals over 8 years old, being these consistent trends over the years. We observed a signicant drop in Disability ID
issuance in 2020. Conclusions: Our ndings highlight challenges regarding delayed and non-specic diagnosis, leading to
delayed access to rights and less-targeted treatments. These patterns on spontaneous assistance requests for state services
related to autism can shape well-informed public policies and optimize resource allocation.
Keywords: autism, disability ID, disability, public services
Emisión de Certicado Único de Discapacidad por autismo en
Buenos Aires: análisis longitudinal
Issuance of a Disability ID due to Autism in Buenos Aires: longitudinal analysis
Agustina Aragón-Daud1, 7, 9, Giselle Vetere2, 3, 9, Marina Argañaraz4, 5, 10, Francisco Martín
Musich1, 6, 7, 8, 9
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 6-12. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.719
RECIBIDO 7/4/2024 - ACEPTADO 6/5/2024
1.Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCyT), Fundación INECO – Universidad Favaloro (UF), CONICET.
2.Hospital “Dr. Cosme Argerich”, Buenos Aires.
3.CEA Solidario.
4.Juntas Interdisciplinarias de Evaluación de la Discapacidad, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
5.Hospital General de Agudos “Dra. Cecilia Grierson”, Buenos Aires.
6.Centro de Investigación y Desarrollo en Neurociencias Cognitivas y Ciencias del Comportamiento (UMSA-BINCA).
7.Fundación Equipo de Terapia Cognitiva Infantojuvenil.
8.Universidad Favaloro (UF).
9.Licenciado/a en Psicología.
10.Licenciada en Trabajo Social.
Autora correspondiente:
Agustina Aragón-Daud
agus.aragondaud@gmail.com
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.719
7
Emisión de Certicado Único de Discapacidad por autismo en Buenos Aires: análisis longitudinal
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 6-12.
Introducción
Para ser inclusivos de las diversas voces dentro de
la comunidad (Bottema-Beutel et al., 2021; Vivanti,
2020), en este estudio utilizaremos tanto el lenguaje
centrado en la persona (“persona con autismo”) como
el centrado en la identidad (“autista”) de manera inter-
cambiable al referirnos al autismo. También se utiliza
indistintamente el término “autismo” (clasicación
CIE-10) y “Trastorno del Espectro Autista” (clasica-
ción CIE-11). Creemos que este enfoque de termino-
logía exible reeja mejor la naturaleza dinámica tan-
to de la investigación como de la comunidad autista.
Acceder a servicios esenciales y de apoyo es crucial
para muchos individuos con autismo. El Trastorno del
Espectro Autista (TEA) es una condición del neuro-
desarrollo multifacética, que afecta a la comunicación,
a la interacción social y al comportamiento (OMS,
2021). Al ser un espectro, hay una amplia gama de ha-
bilidades e impedimentos entre aquellos que reciben
el diagnóstico. Mientras que algunos individuos con
autismo pueden tener inteligencia promedio o supe-
rior y necesitar poco apoyo para funcionar de mane-
ra independiente, aproximadamente el 75 % de ellos
presentan discapacidad intelectual moderada a seve-
ra, comunicación verbal limitada y comportamiento
adaptativo restringido (APA, 2022). Es por esta diver-
sidad que el autismo es considerado como causa de
discapacidad en numerosos países.
En Argentina, el estado otorga el Certicado Úni-
co de Discapacidad (CUD) para varias condiciones de
salud que implican discapacidad, incluido el autismo.
Tanto las personas con TEA como sus cuidadores pue-
den solicitar el CUD de forma voluntaria. Este docu-
mento públicamente reconocido tiene validez en todo
el país, avalando formalmente el estado de discapacidad
y asegurando múltiples derechos y benecios. Estos in-
cluyen: cobertura integral en las prestaciones de rehabi-
litación que requiera en relación la discapacidad por la
cual se emitió el CUD, asignaciones familiares, traslados
gratuitos en transporte público y el Símbolo Internacio-
nal de Accesibilidad, entre otros trámites. El proceso
para obtener el CUD implica una rigurosa evaluación
interdisciplinaria realizada por un equipo especializado
de profesionales de la salud, siguiendo la Clasicación
Internacional de Enfermedades (CIE-10) (OMS, 1993).
El CIE-10 clasica el autismo bajo la categoría de Tras-
tornos Generalizado del Desarrollo (TGD), que abarca
varios subtipos como autismo infantil, autismo atípico,
síndrome de Asperger, otros TGD y TGD no especica-
dos de otra manera (TGD-NE).
En vista de la creciente demanda de orientación
familiar relacionada con el autismo en Argentina, re-
ejo de la concientización sobre el trastorno (Puga et
al., 2019), se ha vuelto imperativo explorar las caracte-
rísticas de aquellos que solicitan el CUD por autismo.
Este esfuerzo promete predecir las necesidades de la
población autista y ofrecer información valiosa para
guiar las políticas públicas y la asignación de recursos
en el país. Notablemente, a pesar de la urgencia y la
llamada a más investigaciones en países de ingresos
bajos y medios (Durkin et al., 2015; Elsabbagh et al.,
2012; OMS, 2022; Valdez; et al., 2021), no hay estudios
hasta la fecha que exploren los patrones en la deman-
da espontánea de servicios estatales para el autismo
en Argentina y sus regiones locales. En este estudio,
examinamos registros ociales de emisión del CUD
por autismo durante seis años y discutimos las impli-
cancias de nuestros hallazgos para la investigación y
política del autismo en Argentina.
Materiales y métodos
Este estudio descriptivo retrospectivo examina la emi-
sión de CUD para individuos con TEA en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (CABA), Argentina, des-
de el año 2016 hasta el 2021. Los datos fueron obte-
nidos bajo la autorización de la Junta de Evaluación
de Discapacidad del gobierno de CABA. Estos datos
ociales son de difícil acceso, no están disponibles
públicamente, y requieren autorización. Se analiza-
ron características demográcas, incluyendo género
(hombre, mujer) y edad (de 1 a 7 años, de 8 a 18 años,
y mayor de 19 años), junto con diagnósticos dentro
del espectro del TEA según el CIE-10 (TGD, autismo
infantil, TGD-NE, autismo atípico, síndrome de As-
perger y otro TGD). Aunque los datos se limitaron al
análisis descriptivo, este estudio es el primero de su
tipo en el país. Utilizamos el soware R (versión 4.2.2)
para realizar el análisis de datos.
Resultados
Tendencias generales en la emisión de CUD
por autismo
Entre 2016 y 2021, se emitieron 6621 CUD debido al
autismo en CABA. De ellos, más de la mitad fueron
emitidos a hombres (63,54 %, n = 4207), mientras que
los CUD restantes fueron otorgados a mujeres. Apro-
ximadamente la mitad fueron otorgados a niños de 1 a
7 años (54,87 %, n = 3633). De esta manera, el 45,13 %
restante (n = 2988) se emitieron para edades más avan-
zadas: los niños de 8 a 18 años representaron el 38,54 %
8
Emisión de Certicado Único de Discapacidad por autismo en Buenos Aires: análisis longitudinal
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 6-12.
(n = 2552) de los CUD por autismo, mientras que los
adultos representaron el 6,59 % (n = 436).
Siguiendo la clasicación del CIE-10, el diagnóstico
más prevalente fue el TGD, representando el 43,21 % (n
= 2861) de los casos. Los diagnósticos restantes estuvie-
ron distribuidos de manera uniforme: Autismo Infantil
(15,24 %, n = 1009), TGD -NE (11,78 %, n = 780),
otros TGD (10,48 %, n = 694), Síndrome de Asper-
ger (10,16 %, n = 673) y Autismo Atípico (9,12 %, n
= 604).
Tendencias por año en la emisión de CUD
por autismo
De acuerdo con la Figura 1a, el mayor número de
CUD por autismo se emitió en el 2017, con un total de
1545. Sin embargo, desde el año 2020 ha habido una
disminución signicativa en el número de CUD emi-
tidos por TEA. De hecho, en cada año desde 2020, se
emitieron menos de 800 CUD por autismo, lo cual re-
presenta una caída considerable en comparación con
el número consistentemente alto de emisiones que su-
peraban los 1100 CUD en años anteriores.
Respecto al género, cada año desde 2016 hasta
2021, el número de CUD emitidos por autismo para
hombres fue consistentemente mayor que el emitido
para mujeres, alrededor de un 20 % más alto en la ma-
yoría de los años. Sin embargo, esta diferencia se ha
reducido en los últimos dos años (Figura 1b), con solo
una diferencia del 6 % en el último año.
Respecto a la edad, cada año la cantidad de CUD
emitidos por autismo fue mayor para niños de 1 a 7
años, seguidos por niños de 8 a 18 años y, por último,
por adultos (Figura 1c). En el último año, ha habido
una ligera disminución en el número de CUD por
TEA emitidos para adultos, representando solo el 5 %,
mientras que los CUD emitidos para niños entre 8 y
18 años siguen siendo bastante altos, representando el
39 % de ellos.
Respecto al diagnóstico, el TGD fue la condición
más diagnosticada para la emisión de CUD por autis-
mo cada año. El Autismo Infantil fue la segunda con-
dición más diagnosticada, aunque en 2017 hubo más
CUD emitidos para otros tipos de TGD, y en 2021
hubo más CUD emitidos para TGD-NE. En cuanto
a los otros diagnósticos, el número de CUD emitidos
fue similar entre ellos (Figura 1d).
Figura 1. Frecuencia absoluta de emisión CUD por año en total (A) y según género (B), edad (C) y diagnósticos (D).
9
Emisión de Certicado Único de Discapacidad por autismo en Buenos Aires: análisis longitudinal
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 6-12.
Discusión
Este es el primer estudio en explorar los registros o-
ciales de emisión de CUD por autismo en Argentina,
centrándose en CABA. Analizamos las tendencias ge-
nerales desde 2016 hasta 2021 y encontramos que la
emisión de CUD fue mayor para los hombres, con el
TGD siendo el diagnóstico más prevalente, y casi la
mitad de ellos emitidos para individuos mayores de 8
años. A pesar de que el número de CUD emitidos dis-
minuyó abruptamente en 2020, estas tendencias per-
sisten anualmente, con algunas uctuaciones menores
que discutimos a continuación:
a. Cuando se analizan las tendencias generales en la
emisión de CUD por autismo, se observa que en-
tre 2016 y 2021, obtuvieron su CUD por autismo
un total de 6621 individuos. La mayoa de estos
individuos fueron hombres, lo que podría reejar
características epidemiológicas del autismo. La
prevalencia mundial del TEA en hombres típica-
mente se informa como cuatro veces mayor que en
mujeres (APA, 2022), aunque algunos estudios su-
gieren que puede estar más cerca de tres veces ma-
yor (Loomes et al., 2017). Esta diferencia de género
en la prevalencia del TEA puede deberse en parte
a características especícas de las mujeres como el
camuaje, que puede ocultar los síntomas del TEA
en las mujeres (Hervás et al., 2022; Lai et al., 2017;
Ruggieri et al., 2016). A pesar de las razones de este
fenómeno, nuestro estudio respalda esta tendencia
y destaca su alcance en el contexto de CABA.
Un hallazgo alarmante es que casi la mitad de los
CUD fueron emitidos para individuos mayores de
8 años. Esto es preocupante porque los síntomas y
signos de alerta del TEA generalmente pueden ob-
servarse tan temprano como a los 12 a 24 meses de
edad (APA, 2022). Esta emisión de CUD tardía su-
giere que puede haber dicultades en la detección
temprana del TEA desde la perspectiva tanto de las
familias como de los profesionales de la salud, lo
que lleva a un acceso tardío a los servicios y apo-
yos garantizados por el CUD. Las dicultades en la
detección del TEA en las mujeres también pueden
contribuir a este problema. Estudios previos han
mostrado un retraso signicativo en el diagnóstico
del TEA a pesar del reconocimiento temprano de
los signos (Montiel-Nava et al., 2023) lo que es una
característica compartida en países de altos y bajos
ingresos (Matos et al., 2022). La detección tempra-
na del TEA es crucial para un mejor pronóstico,
permitiendo que las intervenciones terapéuticas
tengan lugar durante períodos de desarrollo con
más neuroplasticidad y proporcionando apoyo a la
familia y la comunidad (Freitas et al., 2022; Moli-
na et al., 2012; Webb et al., 2009). Típicamente, la
recomendación para emitir un CUD proviene del
profesional que proporciona el diagnóstico. Por lo
tanto, el hecho de que casi la mitad de los CUD
por autismo se hayan emitido a individuos mayo-
res de 8 años, en un contexto donde la mayoría de
los programas de TEA están diseñados para niños
menores de 3 años (Lopez et al., 2024; Shrestha et
al., 2019), presenta un desafío signicativo.
Respecto al diagnóstico que justica la emisión
del CUD por autismo, el TGD es la condición más
común, que es un diagnóstico abarcativo (Pedreira
et al., 2019) que incluye varias condiciones como
el Autismo Infantil, Autismo Atípico, entre otros
(OMS, 1993). Esto destaca la falta actual de espe-
cicidad en el diagnóstico del TEA. Diagnosticar
el TEA es una tarea compleja que requiere con-
sideración de muchos factores, incluida la edad
de desarrollo, un espectro de síntomas, múltiples
fuentes de información y la ausencia de biomarca-
dores denidos (Skellern et al., 2005). A pesar de
estos desafíos, los profesionales de la salud deben
estar capacitados para diagnosticar el autismo con
precisión y precisión, ya que el diagnóstico deter-
minará el enfoque terapéutico y sus resultados.
b. En lo que respecta a las tendencias por año en la
emisión de CUD por autismo nuestro análisis re-
veló que la predominancia masculina, la predomi-
nancia del diagnóstico de TGD y la emisión tardía
de CUD se han observado cada año desde 2016,
lo que indica patrones estables en la demanda es-
pontánea de servicios estatales. Esto subraya la im-
portancia de diseñar intervenciones dirigidas para
abordar los problemas persistentes identicados.
Aunque el desequilibrio de género puede estar vin-
culado a la epidemiología del trastorno, la alta pre-
valencia de diagnósticos no especícos y la demora
en el procesamiento de los CUD plantean preocu-
paciones de salud signicativas que requieren más
investigación y acción. A pesar de los esfuerzos
recientes para promover el diagnóstico temprano
y capacitar a los profesionales de la salud mental
en el diagnóstico del TEA, como la Ley Argentina
número 27.042 promulgada en 2014 y la elimina-
ción de la necesidad de renovación del CUD en
2023, implementar estas políticas en escenarios de
la vida real sigue siendo un desafío.
10
Emisión de Certicado Único de Discapacidad por autismo en Buenos Aires: análisis longitudinal
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 6-12.
La mayoría de las características demográcas y de
diagnóstico permanecieron estables con el tiempo,
con dos excepciones. En primer lugar, aunque el
número de CUD emitidos anualmente para hom-
bres ha superado tradicionalmente al emitido para
mujeres, en los últimos dos años, esta brecha se ha
reducido notablemente. Este aumento en la emisión
de CUD para mujeres con autismo puede signicar
una mejora en la capacidad de atención médica para
identicar el fenotipo autista femenino (Loomes et
al., 2017; Hull et al., 2020; Kirkovski et al., 2013). En
segundo lugar, observamos un cambio signicativo
en el número de CUD emitidos entre 2016 y 2021.
Especícamente, el número de CUD emitidos por
autismo ha disminuido desde 2020, coincidien-
do con el inicio de la pandemia de Covid-19. Esto
podría indicar desafíos en el acceso a los servicios
de salud para diagnósticos y emisión del CUD du-
rante este tiempo (Baweja et al., 2022; Musa et al.,
2021; Smile, 2020). De hecho, estudios realizados en
Argentina durante la pandemia han revelado expe-
riencias de exclusión de la atención y los servicios
para el autismo, exacerbando el riesgo ya informado
en situaciones normales (Valdez et al., 2021).
Implicancias a nivel epidemiológico
Los estudios sobre la prevalencia del TEA presentan
cifras muy heterogéneas, desde 1 de cada 100 niños
(OMS, 2022) a de 1 de cada 44 niños (CDC, 2021). Se
cree que factores como la población muestreada, el di-
seño del estudio y los criterios de diagnóstico utilizados
inuyen en estas diferencias (Elsabbagh et al., 2012; Ta-
lantseva et al., 2023). La prevalencia del TEA también
varía geográcamente. En una revisión de 71 estudios
en Estados Unidos y Europa, la prevalencia osciló entre
1 y 436 personas por cada 10 mil (Zeidan et al., 2022).
En Latinoamérica, la prevalencia estimada es de entre
25 y 30 por cada 10 mil personas (Fajardo et al., 2021),
con datos desconocidos en muchos países de ingresos
bajos y medianos (Elsabbagh et al., 2012; Valdez et al.,
2021; OMS, 2022b). Sumado a ello, varios estudios su-
gieren que la prevalencia del autismo está en aumento
(CDC, 2021; Elsabbagh et al., 2012; Fajardo et al., 2021;
Talantseva et al., 2023), fenómeno que se atribuye a cri-
terios diagnósticos más abarcativos, factores ambien-
tales (Wang et al., 2017), edad avanzada de los padres
(Kim et al., 2019), mayor conciencia del trastorno, y
acceso a los servicios de salud (APA, 2022).
Argentina carece de estadísticas ociales sobre el
diagnóstico de TEA. La Sociedad Argentina de Pedia-
tría (2022) estima que más de 500 mil argentinos pre-
sentan algún grado de TEA, basándose en cifras inter-
nacionales que estiman una prevalencia mundial del
1.2 %. Un informe reciente de la Agencia Nacional de
Discapacidad de Argentina (2023) reportó que, hasta
el 31 de octubre de 2023, había 114.389 personas con
CUD por autismo en el país. La combinación de estas
estadísticas sugiere que aproximadamente el 22.88 % de
las personas diagnosticadas con TEA poseen un CUD.
En CABA se registraron un total de 11.404 personas
con CUD por autismo hasta la misma fecha. Nuestro
estudio indica que esta cifra se desglosa de la siguien-
te manera: durante el período 2016-2017 se emitieron
un 23.5 % de los mismos, en los años pre-pandemia
2018-2019 se emitió un 22 %; y durante la pandemia
2020-2021 un 12.4 %.
Limitaciones del estudio y direcciones
futuras
La principal limitación de nuestro estudio proviene de
lo restringido que son los datos a nuestra disposición,
lo que nos impidió realizar análisis inferenciales sos-
ticados. Los datos disponibles abarcaban únicamente
edad, género y diagnóstico. Sin embargo, es importan-
te destacar que investigaciones previas han subrayado
la importancia de la edad y el género como predictores
claves de la ocurrencia del autismo (Hsu et al., 2021).
Por lo tanto, incluso a la luz de esta limitación, nues-
tro estudio ofrece una visión integral y previamente
desconocida de los patrones de demanda espontánea
de servicios estatales entre individuos con TEA en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, respaldada por
registros ociales.
Conclusiones
Nuestros hallazgos tienen implicaciones signicativas
para guiar las políticas públicas a la luz de las necesi-
dades y los patrones longitudinales de la demanda es-
pontánea de servicios estatales de individuos con TEA
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Además,
dado la ausencia de datos epidemiológicos previos en
Argentina, nuestros hallazgos sirven como una valiosa
aproximación a las características epidemiológicas del
TEA en Buenos Aires. Investigaciones futuras pueden
tomar como base estos hallazgos e investigar las carac-
terísticas epidemiológicas de esta población a nivel lo-
cal y nacional. Además, la identicación de problemas
persistentes relacionados con retrasos signicativos
en el diagnóstico y la falta de especicidad diagnós-
tica para el TEA ofrece una perspectiva integral que
11
Emisión de Certicado Único de Discapacidad por autismo en Buenos Aires: análisis longitudinal
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 6-12.
debe ser priorizada en la agenda pública, atrayendo la
atención sobre la necesidad urgente de mejoras en la
calidad de vida de las personas con TEA.
Conictos de intereses: los autores declaran no tener
conictos de intereses.
Contribuciones de los autores: todos los autores con-
tribuyeron a la concepción y diseño del estudio. La prepa-
ración del material y la recolección de datos fueron reali-
zadas por MA y GV. El análisis de datos fue realizado por
AAD. El manuscrito fue escrito por AAD y FM. Todos los
autores comentaron sobre versiones previas del manuscri-
to. Todos los autores leyeron y aprobaron el manuscrito
nal.
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Investigación original
13
Resumen
Introducción: El accidente cerebrovascular es un factor de riesgo para el trastorno neurocognitivo. Se ha
reportado la presencia de trastorno neurocognitivo post accidente cerebrovascular en el 20 al 80 % de los
casos, según diferentes series. Asimismo, se reportan síntomas neuropsiquiátricos luego de ese evento, siendo
lo más frecuente la depresión. El objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia de trastorno neuro-
cognitivo, depresión y otros síntomas neuropsiquiátricos en sujetos con un primer accidente cerebrovascular
isquémico. Métodos: Se evaluaron sujetos adultos con un primer accidente cerebrovascular isquémico, a los
3 y 12 meses del evento, con una evaluación neuropsicológica estándar, Inventario de Depresión de Beck-II
e Inventario Neuropsiquiátrico de Cummings. Se clasicaron los casos como desempeño cognitivo normal,
trastorno neurocognitivo menor o mayor según criterios del DSM 5. Resultados: Se incluyeron 36 pacientes
con una media de edad de 60.97 ± 16.98 años. Se registró trastorno neurocognitivo (mayor y menor) en
63.8 % de los casos a los 3 meses y 66.6 % de los casos al año, síntomas conductuales según Inventario Neu-
ropsiquiátrico en 69.4 % de los casos a los 3 meses y 50 % de los casos al año, y síntomas depresivos según
Inventario de Depresión de Beck-II en 16.6 % de los casos a los 3 meses y en 22.2 % de los casos al año. La
hipertensión arterial fue el factor de riesgo modicable más frecuente y se correlacionó con la presencia de
trastorno neurocognitivo. Discusión: La detección de trastorno neurocognitivo y síntomas neuropsiquiátricos
post accidente cerebrovascular es necesaria en base a la elevada prevalencia reportada, permitiendo así un
correcto abordaje y rehabilitación integral.
Estudio prospectivo de manifestaciones neuropsiquiátricas y
cognitivas post accidente cerebrovascular
Prospective study of neuropsychiatric and cognitive symptoms post-stroke
Waleska Berrios1, Florencia Deschle2, Verónica Marroquín3, Gabriela Ziegler4, Sofía
Fariña5, María Sol Pacha6, Cecilia Verónica Cervino7, María Laura Saglio8, José Ignacio
Albornoz9, Guillermo Povedano10
RECIBIDO 16/11/2023 - ACEPTADO 6/1/2024
1.Médica neuróloga. Especialista en Trastornos de Memoria y conducta. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires,
Argentina. https://orcid.org/0000-0002-0119-7074
2.Médica especialista en neurología y en Neuropsicología. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0000-0002-6939-455X
3.Médica neuróloga. Médica de planta. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0009-0007-
7653-6361
4.Médica neuróloga. Especialista en Movimientos anormales. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina.
gabrielac.ziegler@gmail.com; https://orcid.org/0000-0002-8004-2352
5.Médica neuróloga. Especialista en Epilepsia. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina. https://orcid.
org/0009-0003-4418-3611
6.Médica neuróloga. Especialista en Epilepsia. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina. https://orcid.
org/0000-0002-3076-6168
7.Doctora en Psicología con orientación en Neurociencia cognitiva aplicada. Neuropsicóloga. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca
Visca, Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0003-2098-3422
8.Licenciada en psicología especialista en neuropsicología. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0009-0000-7836-0282
9.Médico neurólogo. Especialista en Enfermedades cerebrovasculares. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argen-
tina. https://orcid.org/0009-0003-2136-8840
10.Médico neurólogo. Especialista en Enfermedades cerebrovasculares. Servicio de Neurología, Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argen-
tina. https://orcid.org/0000-0002-1816-4789
Autora correspondiente:
Waleska Berrios
berrios.waleska@gmail.com
Institución en la que se realizó la investigación: Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina.
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 13-19. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.720
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.720
14
Estudio prospectivo de manifestaciones neuropsiquiátricas y cognitivas post accidente cerebrovascular
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 13-19.
Introducción
El accidente cerebrovascular (ACV) constituye un im-
portante problema de salud pública que afecta el fun-
cionamiento físico, social, cognitivo y psicológico de
los individuos. El ACV se dene como un episodio
agudo de disfunción neurológica focal con evidencia
en neuroimagen o anatomía patológica de infarto o
hemorragia que justica los síntomas (Sacco et al.,
2013). En Argentina, el ACV isquémico representa el
78 % de todos los casos de ACV, con una prevalencia
estimada de 1.650 por cada 100.000 habitantes (Ame-
riso et al., 2021).
Los factores de riesgo vascular que contribuyen al
ACV también pueden estar vinculados al trastorno
neurocognitivo, y presentar un ACV puede aumen-
tar el riesgo de desarrollar trastorno neurocognitivo
(Campuzano Cortina et al., 2022; Hachinski, 2018; Li-
vingston et al., 2020).
En 2013, el DSM 5 introdujo nueva terminología,
utilizando "Trastorno Neurocognitivo Mayor" (TNM)
para referirse a la demencia y "Trastorno Neurocogni-
tivo Menor" (TNm) para describir el deterioro cogni-
tivo leve, razón por la cual se utilizan ambos términos
en la literatura (American Psychiatric Association,
2013). Para determinar la etiología vascular del tras-
torno neurocognitivo, los criterios diagnósticos pro-
puestos por Sachdev et al. (2014) requieren una rela-
ción temporal de al menos 3 meses entre el ACV y el
inicio del declive cognitivo. El DSM 5 también consi-
dera la relación temporal con uno o más eventos cere-
brovasculares, pero no especica el marco de tiempo
(American Psychiatric Association, 2013). Los sínto-
mas pueden variar según la ubicación y el tamaño del
ACV, inclusive un pequeño infarto en un sitio cerebral
estratégico puede causar trastorno neurocognitivo y/o
conductual como única manifestación (Al-Qazzaz et
al., 2014a; Campuzano Cortina et al., 2022; Rodríguez
García & Rodríguez García, 2015).
Aproximadamente el 30 % de los pacientes presenta
un TNM post ACV dentro del año del evento (Al-Qaz-
zaz et al., 2014a). Otras series informan que la prevalen-
cia del trastorno neurocognitivo post ACV puede variar
desde el 20 % hasta el 80 %. Este rango es amplio debido
a diferencias entre países, raza y criterios diagnósticos
empleados (Sun et al., 2014). El trastorno neurocogniti-
vo post ACV abarca trastornos neurocognitivos que se
desarrollan como resultado del evento cerebrovascular,
considerando tanto etiologías vasculares como neuro-
degenerativas (principalmente Alzheimer) y etiología
mixta (Al-Qazzaz et al., 2014b).
Asimismo, la depresión es común entre aquellos
que han experimentado un ACV isquémico. Se ha re-
portado depresión post ACV en el 33 % de los indivi-
duos (Hackett et al., 2005), aunque más recientemente
se estima una prevalencia entre 20 a 60 % (Frank et
Palabras clave: accidente cerebrovascular, depresión, síntomas neuropsiquiátricos, trastorno neurocognitivo
Abstract
Introduction: Stroke is a risk factor for neurocognitive disorder. Studies report that post-stroke neurocognitive disorder
is present in 20 % to 80 % of cases. Neuropsychiatric symptoms are also reported, with depression being the most
common. This study aims to establish the prevalence of neurocognitive disorder, depression, and other neuropsychiatric
symptoms in individuals with a rst ischemic stroke. Methods: Adult patients with a rst ischemic stroke were evalua-
ted at 3- and 12-months post-event using standard neuropsychological assessment, Beck Depression Inventory-II, and
Cummings Neuropsychiatric Inventory. Patients were classied as having normal cognitive performance and minor or
major neurocognitive disorder according to DSM-5 criteria. Results: A total of 36 patients with a mean age of 60.97
± 16.98 years were included. Neurocognitive disorder (major and minor) was recorded in 63.8 % of cases at three
months and 66.6 % at one year. Behavioral symptoms, according to the Neuropsychiatric Inventory, were observed in
69.4 % of cases at three months and 50 % at one year, while depressive symptoms, according to the Beck Depression
Inventory-II, were present in 16.6 % of cases at three months and 22.2 % at one year. Arterial hypertension was the
most common modiable risk factor in this population and correlated with the presence of neurocognitive disorder.
Discussion: Detecting neurocognitive disorders and neuropsychiatric symptoms after a stroke is necessary based on
their high prevalence reported, thereby allowing for proper management and comprehensive rehabilitation.
Keywords: stroke, depression, neuropsychiatric symptoms, neurocognitive disorder
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Estudio prospectivo de manifestaciones neuropsiquiátricas y cognitivas post accidente cerebrovascular
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 13-19.
al., 2022). Por lo general, los síntomas depresivos co-
mienzan después de 3 meses del evento, pero pueden
presentarse en cualquier momento durante la recupe-
ración (Frank et al., 2022). Se ha observado que los
sujetos con depresión presentan peor pronóstico, una
mayor mortalidad y discapacidad funcional, que los
individuos no afectados (Ellis et al., 2010). La depre-
sión puede tener un impacto negativo en la calidad de
vida y la función cognitiva de quienes han sufrido un
ACV isquémico (Saxena & Suman 2015). Otros tras-
tornos psiquiátricos con un impacto similar han sido
descritos después de un ACV, como ansiedad, apatía y
psicosis, entre otros, requiriendo una detección y tra-
tamiento oportunos (López-Dóriga Bonnardeaux &
Andrino Díaz, 2016; Zhang et al., 2020).
Ante la presencia de otros síntomas neurológicos
decitarios, como paresia, trastornos en la sensibili-
dad, hemianopsia, afasia, entre otros, los síntomas
neuropsiquiátricos y/o neurocognitivos pueden ser
subestimados, lo que puede llevar a infravalorar su im-
pacto real y, consecuentemente, interferir en el proce-
so de rehabilitación. La identicación temprana de las
manifestaciones cognitivas y conductuales después de
un ACV es crucial, ya que permite un abordaje opor-
tuno y la optimización de los recursos para la rehabi-
litación, adoptando un enfoque interdisciplinario. En
este contexto, el objetivo de este estudio es reportar la
prevalencia de trastornos neurocognitivos, depresión
y otros síntomas neuropsiquiátricos en individuos que
han experimentado un primer ACV isquémico.
Métodos
Se llevó a cabo un estudio prospectivo con un período
de reclutamiento de 1 año y un seguimiento de 1 año.
Se invitó a participar a pacientes adultos con diagnós-
tico de primer ACV isquémico que fueron hospitali-
zados, siguiendo los siguientes criterios de selección:
Inclusión: edad mayor o igual a 18 años, primer ACV
isquémico, participación voluntaria.
Exclusión: antecedente de trastorno neurocognitivo
(menor o mayor), síndrome confusional, síntomas
neurológicos que pudieran interferir con la evalua-
ción neuropsicológica (décit motor moderado-se-
vero en mano hábil, afasia, décit de agudeza visual
moderado a severo), antecedente de ACV isquémi-
co/ hemorrágico y/o accidente isquémico transitorio
con o sin evidencia de isquemia en neuroimágenes,
antecedente de enfermedad psiquiátrica mayor (es-
quizofrenia, trastorno bipolar, depresión mayor u
otro, de acuerdo al criterio del investigador, que pu-
diera comprometer el estado cognitivo-conductual),
antecedentes o evidencia en neuroimágenes de lesión
estructural cerebral no vascular (tumoral, infecciosa,
traumática u otra, de acuerdo al criterio del investi-
gador, que pudiera determinar compromiso de estado
cognitivo-conductual), abuso y dependencia de sus-
tancias psicoactivas o alcohol en los últimos 12 meses.
Se registraron datos demográcos y antecedentes
de factores de riesgo vascular como hipertensión ar-
terial (HTA), diabetes mellitus (DM), tabaquismo ac-
tual, dislipidemia, sedentarismo, coronariopatía, bri-
lación auricular (FA) paroxística o crónica y obesidad.
Se realizaron evaluaciones neuropsicológicas a los
3 y 12 meses desde la fecha del ACV. Estas evaluacio-
nes abordaron diversos dominios cognitivos (aten-
ción, funciones ejecutivas, memoria, lenguaje, habili-
dades visuoespaciales) así como aspectos anímicos y
conductuales. Se utilizó el Montreal Cognitive Assess-
ment – MoCA como prueba de cribado, con un valor
de corte de 26 puntos según la validación local disponi-
ble al momento del estudio (González Palau et al., 2018;
Nasreddine et al., 2005). Las pruebas cognitivas inclu-
yeron el subtest de Dígitos Directo e Inverso, subtest de
Dígito-Símbolo, subtest Cubos del Test de inteligencia
de adultos de Weschler III, Test de Aprendizaje Auditi-
vo Verbal de Rey, Test de Vocabulario de Boston, Test
de Fluencia semántica y fonológica, Trail Making Test
A y B, subtest de Memoria Lógica de Signoret (Signoret,
1979; Strauss et al., 2006). Los puntajes se expresaron
en valores brutos y se calcularon puntajes Z con desvia-
ciones estándar para edad y escolaridad. Para evaluar
aspectos anímicos y conductuales, se administraron el
Inventario de Depresión de Beck I- IDB II (Beck et al.,
1996; Sanz & Vázquez, 1998), y el Inventario Neurop-
siquiátrico de Cummings (INP) (Cummings, 1997; Vi-
lalta-Franch et al., 1999).
Los casos se clasicaron como desempeño cogniti-
vo normal, TNm o TNM según los criterios del DSM
5, que se presentan en la Tabla 1 (American Psychiatric
Association, 2013). Se utilizó un criterio conservador
para denir el compromiso de un dominio cognitivo
y, de esta manera, se determinó el patrón neuropsico-
lógico como uni o multidominio y amnésico versus
no amnésico (Jak et al., 2009).
Se determinó la presencia de síntomas depresivos
mediante la obtención de un puntaje igual o superior
a 14 en el IDB II (Beck et al., 1996; Sanz & Vázquez,
1998). Respecto al INP, se registró el reporte de sínto-
mas conductuales, tales como delirios, alucinaciones,
agitación/agresividad, depresión, ansiedad, euforia,
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apatía, pérdida de la inhibición, irritabilidad, distur-
bio motor, conducta nocturna anómala, apetito alte-
rado (Cummings,1997; Vilalta-Franch et al., 1999).
En el estudio descriptivo las variables cuantitati-
vas se expresan con la media y desvío estándar, y las
variables cualitativas con la frecuencia absoluta (n) y
relativa ( %). En el caso de las variables cuantitativas se
utilizó T de Student-Fisher para datos independien-
tes. El análisis comparativo de más de dos variables se
realizó mediante el análisis de Varianza (ANOVA). La
comparación de variables cualitativas se realizó me-
diante el test de la Chi-cuadrado. El nivel de signica-
ción estadística se estableció para un p-valor <0,05. Se
empleó para el análisis el programa SPSS versión 19.0.
El protocolo fue aprobado por el Comité de Ética e
Investigación de la institución. Todos los participantes
rmaron el consentimiento informado.
Resultados
Durante el período de reclutamiento de 1 año, se eva-
luaron 85 pacientes hospitalizados con ACV isqué-
mico, de los cuales 36 cumplían con los criterios de
selección y completaron en su totalidad el período de
seguimiento de 1 año.
En relación con los datos demográcos, la media
de edad fue 60.97 ± 16.98 años (rango de 18 a 87), la
media de escolaridad fue 10.1 ± 3.84 años y 20 (55.5
%) de los participantes eran hombres.
La Tabla 2 presenta la prevalencia de trastorno
neurocognitivo (menor y mayor) según los criterios
del DSM 5, síntomas depresivos según el IDB – II y
síntomas conductuales según el INP a los 3 y 12 me-
ses. En función del tiempo de evolución y el desem-
peño cognitivo, a los 3 meses los casos se clasicaron
de la siguiente manera: 13 casos (36.2 %) como nor-
males, 20 casos (55.5 %) con TNm y 3 casos (8.3 %)
con TNM. A los 12 meses, 1 caso que inicialmente
era normal pasó a cumplir con los criterios de TNm.
Dentro de los casos de TNm, el patrón neuropsico-
lógico más frecuente fue multidominio no amnésico,
presente en el 43.5 % de los casos a los 3 meses y en
el 54.16 % de los casos a los 12 meses. Le siguieron
en frecuencia el patrón multidominio amnésico y el
patrón unidominio no amnésico, ambos presentes en
el 21.73 % de los casos a los 3 meses y en el 16.66 % de
los casos a los 12 meses cada uno.
En cuanto al INP, los síntomas más frecuentemen-
te reportados fueron depresión, agitación/agresividad,
ansiedad, conducta nocturna anómala e irritabilidad,
como se detalla en la Tabla 3.
Tabla 2. Resultados de MoCA, prevalencia de Tras-
torno Neurocognitivo (menor y mayor) según DSM 5,
síntomas depresivos según Inventario de depresión de
Beck II (IDB II) y síntomas conductuales según Inventa-
rio Neuropsiquiátrico (INP). Desvío Estándar (DE).
3 meses 12 meses
MoCA puntaje, media/DE 24.58 ± 4.29 24.69 ± 4.13
MoCA ≤ 26, n (%) 19 (52.7 %) 19 (52.7 %)
Trastorno neurocognitivo
(DSM-5), n (%) 23 (63.8 %) 24 (66.6 %)
Síntomas depresivos
(IDB), n (%) 6 (16.6 %) 8 (22.2 %)
Síntomas conductuales
(INP), n (%) 25 (69.4 %) 18 (50 %)
Tabla 1. Adaptado de los criterios diagnósticos de
Trastorno Neurocognitivo Mayor y Menor del DSM 5
(American Psychiatric Association, 2013)
Trastorno
Neurocognitivo Mayor
Trastorno
Neurocognitivo Menor
Declive cognitivo signicati-
vo comparado con un nivel
previo de rendimiento en uno
o más dominios cognitivos
Declive cognitivo moderado
comparado con un nivel pre-
vio de rendimiento en uno o
más dominios cognitivos.
Décits cognitivos que inter-
eren con la autonomía del
individuo en las actividades
cotidianas.
Décits cognitivos que no
intereren en la capacidad de
independencia en las activida-
des cotidianas.
Se descarta síndrome
confusional.
Se descarta síndrome
confusional.
Cuadro no se explica mejor
por otro trastorno mental
Cuadro no se explica mejor
por otro trastorno mental.
Tabla 3. Síntomas neuropsiquiátricos según Inventario
Neuropsiquiátrico a los 3 y 12 meses
Síntoma
neuropsiquiátrico/n (%) 3 meses 12 meses
Depresión 14 (38.8 %) 11 (30.5 %)
Agitación/agresividad 12 (33.3 %) 10 (27.7 %)
Ansiedad 12 (33.3 %) 7 (19.4 %)
Conducta nocturna anómala 11 (30.5 %) 5 (13.8 %)
Irritabilidad 9 (25 %) 8 (22.2 %)
Apatía 8 (22.2 %) 6 (16.6 %)
Euforia 6 (16.6 %) 3 (8.3 %)
Desinhibición 5 (13.8 %) 4 (11.1 %)
Disturbio motor 4 (11.1 %) 3 (8.3 %)
Apetito 3 (8.3 %) 3 (8.3 %)
Delirios 1 (2.7 %) 2 (5.5 %)
Alucinaciones 1 (2.7 %) 1 (2.7 %)
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En lo que respecta a los factores de riesgo vascular,
se observó HTA en un 66.6 %, sedentarismo en un 50
%, obesidad en un 36.1 %, dislipidemia en un 36.1 %,
DM en un 27.7 %, tabaquismo en un 25 %, FA en un 8.3
% y coronariopatía en un 5.5 % de los casos. Factores
de riesgo como la edad avanzada (p=0.02), dislipidemia
(p=0.03) y sedentarismo (p=0.01) se asociaron signi-
cativamente con la presencia de síntomas conductuales
un año después del ACV. La DM se asoció con la pre-
sencia de síntomas conductuales a los 3 meses (p=0.01),
mientras que la HTA se asoció con la presencia de tras-
torno neurocognitivo a los 3 meses (p=0.01). Se encon-
tró que la presencia de síntomas depresivos según el
IDB-II a los 3 meses se correlacionó con la presencia de
síntomas conductuales a los 12 meses (p=0.01).
Discusión
Este estudio reporta una prevalencia de trastorno
neurocognitivo que se sitúa dentro del rango informa-
do en la literatura mundial (Al-Qazzaz et al., 2014a;
Sun et al., 2014). En el ámbito de Latinoamérica, un
estudio realizado en Chile encontró trastorno neuro-
cognitivo en el 66 % de los casos a los 3 meses y en el
61 % de los casos al año post ACV, similar a nuestro
estudio (Delgado et al., 2010).
El MoCA es una herramienta que ha ganado am-
plia aceptación y se utiliza cada vez con mayor fre-
cuencia en pacientes que han sufrido un ACV, ya que
ha demostrado ser más sensible que el Mini Mental
Test de Folstein en la detección de trastorno neuro-
cognitivo vascular y post ACV (Dong et al., 2010;
Koski, 2013). Esto se atribuye a la inclusión de prue-
bas visuoespaciales y ejecutivas, áreas que suelen estar
más afectadas en el trastorno neurocognitivo vascular.
Además, se han desarrollado versiones adaptadas para
evaluar a pacientes con discapacidad visual o movili-
dad limitada. Se sugiere el uso de valores de corte cul-
turalmente apropiados (Koski, 2013). No obstante, en
este estudio, el MoCA identicó menos casos de tras-
torno neurocognitivo en comparación con el método
Gold-standard, que es la evaluación neuropsicológica
completa junto con los criterios clínicos.
Respecto a la sintomatología depresiva evaluada
mediante el IDB-II, se registró una prevalencia lige-
ramente inferior, o en el límite inferior, en compara-
ción con estudios previos (Frank et al., 2022; Hackett
et al., 2005). Un estudio brasileño utilizó el IDB-II tres
meses después de un ACV y detectó síntomas depre-
sivos en el 41.7 % de los individuos, una cifra supe-
rior a la observada en este estudio (Pioli dos Santos
et al., 2019). Por otro lado, el ítem "depresión" resultó
ser el síntoma neuropsiquiátrico más frecuentemen-
te informado por el entorno del paciente en el INP,
superando ampliamente la frecuencia de autorreporte
por parte de los individuos con ACV. Esto podría jus-
ticarse en función de ciertas características del cua-
dro depresivo, como la anhedonia, que podrían pasar
desapercibidas inicialmente para el paciente pero que
el entorno podría percibir a través de cambios en su
comportamiento. Otros motivos podrían estar rela-
cionados con la falta de reporte de estos síntomas por
parte del individuo, ya sea por negación o falta de re-
conocimiento de estos.
La ansiedad representa el segundo trastorno neu-
ropsiquiátrico más común después de un ACV, con
informes que indican que aproximadamente el 20-25
% de los afectados exhiben signos de ansiedad. Se su-
giere que tanto la depresión como la ansiedad después
de un ACV pueden estar vinculadas con las experien-
cias y consecuencias propias del evento (Frank et al.,
2022). Aunque en este estudio no se registró el auto-
rreporte de síntomas ansiosos, se observó que tanto la
ansiedad” como la “agitación/agresividad” ocuparon
el segundo lugar entre los síntomas neuropsiquiátri-
cos reportados en el INP.
Un estudio que evaluó globalmente la presencia de
síntomas neuropsiquiátricos post ACV utilizando el
INP concluyó que el 95 % de los sujetos presentaron
al menos un síntoma (Gupta et al., 2014). En nuestro
estudio, observamos que cerca del 70 % de los casos
presentaron al menos un síntoma, lo que constituye
un hallazgo de considerable relevancia.
De acuerdo con la evidencia creciente que indica
que los trastornos neuropsiquiátricos y neurocogni-
tivos post ACV tienen un impacto signicativo en el
proceso de rehabilitación, se destaca cada vez más la
necesidad de un abordaje por un equipo interdiscipli-
nario (Frank et al., 2022; López-Dóriga Bonnardeaux
& Andrino Díaz, 2016; Zhang et al., 2020; Winstein et
al., 2016)."
En relación con los factores de riesgo de ACV, la
edad se presenta como un factor no modicable, sien-
do la HTA el principal factor de riesgo modicable,
junto con otros como la presencia de DM, cardiopa-
tía, dislipidemia, sedentarismo, obesidad, síndrome
metabólico, consumo de alcohol, abuso de sustancias
y tabaquismo, así como factores adicionales como el
estrés, la contaminación ambiental y las alteraciones
en el patrón de sueño (Ameriso et al., 2021; Campuza-
no Cortina et al., 2022). Estos factores de riesgo para
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ACV coinciden en gran medida con los 12 factores
modicables que, si se eliminan, podrían reducir el
riesgo de trastorno neurocognitivo en un 40 %, según
el último informe de la Comisión Lancet (Livingston
et al., 2020). En este estudio, se registraron muchos de
estos factores, y se determinó que la HTA fue el más
frecuente en nuestra población, correlacionándose
con la presencia de trastorno neurocognitivo.
Como limitación, se destaca el tamaño reducido de
la población estudiada. No obstante, como punto a fa-
vor, al tratarse todos de pacientes de una misma institu-
ción, se logró un contacto y seguimiento más estrecho
para desarrollar el protocolo. Además, el diagnóstico
de trastorno neurocognitivo se basó en el método Gold
estándar mencionado previamente, y se recopiló una
amplia variedad de síntomas conductuales a través del
INP, contando con el reporte del entorno.
En conclusión, este estudio aborda la prevalencia
de trastornos neuropsiquiátricos y neurocognitivos
como consecuencia del ACV isquémico, consideran-
do la gran variabilidad de resultados a nivel mundial.
Aunque el MoCA ha demostrado su utilidad en la
detección del trastorno neurocognitivo vascular, es
necesario complementar con una evaluación neurop-
sicológica completa. La depresión, ansiedad y otros
síntomas neuropsiquiátricos son comunes y subra-
yan la necesidad de un enfoque interdisciplinario en
la rehabilitación. Además, se destaca la importancia
de controlar factores de riesgo modicables como la
HTA para reducir el riesgo de trastorno neurocog-
nitivo. A pesar de algunas limitaciones, este estudio
contribuye a la comprensión de estos trastornos en el
contexto del ACV.
Agradecimientos: a la Licenciada en psicología Clau-
dia Bustos por su colaboración.
Conictos de intereses: los autores que han estado in-
volucrados en la investigación y/o la preparación del
artículo no presentan conicto de intereses.
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Investigación original
20
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.721
RECIBIDO 2/4/2024 - ACEPTADO 13/5/2024
1.Neurología-Medicina del Sueño, Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina. Asociación Argentina de Medicina del Sueño.
https://orcid.org/0000-0003-3977-2457
2.Neurología-Medicina del Sueño, Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina. Asociación Argentina de Medicina del Sueño.
https://orcid.org/0000-0001-6053-6155
3.Antropóloga. CONICET-IDAES/UBA. Buenos Aires.
4.Neurología-Medicina del Sueño. Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC), Buenos Aires, Argentina.
5.Neurología-Medicina del Sueño. Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC), Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0000-0003-0060-2901
Autora correspondiente:
Stella Maris Valiensi
stellamaris.valiensi@hospitalitaliano.org.ar
Institución en la que se realizó la investigación: Asociación Argentina de Medicina del Sueño.
Resumen
Objetivo: evaluar la calidad, hábitos y algunos trastornos del sueño días previos a la declaración del n de la
pandemia por COVID-19. Método: estudio observacional de corte transversal. Encuesta en línea distribuida
a través de una plataforma web desde el 1 de marzo al 15 de abril 2023. El análisis consideró: información
demográca, calidad del sueño y algunos cambios de hábitos/conductas. Resultados: se evaluaron N=2081 res-
puestas. La edad media fue de 37 ± 12 (16-86 años). El 56,5 % de las respuestas fueron del Área Metropolitana
de Buenos Aires y el 70,7 % eran mujeres. El 68,3 % presentaba mala calidad de sueño. El 31,8 % dormía con
mascotas. El 44,2 % rerió trastornos en la conciliación del sueño y el 34,9 % que dormía menos de seis horas.
El 25,5 % que la eciencia de su sueño era inferior al 75 %. Rerieron alteraciones en el mantenimiento del
sueño el 25,3 %; ronquidos el 15 %; pesadillas el 16.4 %; bruxismo el 20.4 % y síndrome de piernas inquietas
el 14.8 %. La mala calidad del sueño se asoció con el sexo femenino (p=0,00), con los que residían en el Área
Metropolitana (p=0,01) y con los que dormían con mascotas (p=0,00). El sexo femenino presentó mayor
prevalencia de síntomas del síndrome de piernas inquietas (p=0,00). Conclusiones: el análisis identicó que
más de la mitad de la población rerió mala calidad del sueño principalmente mujeres, residentes en el área
metropolitana y en quienes dormían con mascotas.
Palabras clave: sueño, parasomnias, síndrome de piernas inquietas
Abstract
Objective: To evaluate the quality, habits and some sleep disorders days before the declaration of the end of the
COVID-19 pandemic. Methods: Cross-sectional observational study. Online survey distributed through a web platform
from March 1 to April 15, 2023. The analysis considered: demographic information, sleep quality and some changes in
habits/behaviors. Results: N=2081 responses were evaluated. The mean age was 37 ± 12 (16-86 years). We found
that 56.5 % of the responses were from the Buenos Aires Metropolitan Area and 70.7 % were women. 68.3 % had
poor sleep quality. 31.8 % slept with pets. 44.2 % reported sleep problems and 34.9 % reported sleeping less than
six hours. 25.5 % reported that their sleep efciency was less than 75 %. 25.3 % reported alterations in sleep main-
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño
durante los últimos días de la pandemia por COVID-19 en
Argentina
Quality analysis and other things related to the sleep of Argentines during the last days of
the COVID-19 pandemic. Cross-sectional study
Stella Maris Valiensi1, Agustín L. Folgueira2, Noelia M. Enriz3, Arturo Garay4, Daniela L. Giardino5
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.721
21
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28.
Introducción
El sueño es esencial para la salud y el bienestar huma-
no. Se estima que el ser humano pasa un tercio de su
vida durmiendo. El sueño juega un papel vital en la
homeostasis del cuerpo, incluidos el sistema nervioso
central, el endocrino, el cardiovascular y el digestivo.
La pandemia causada por el SARS-CoV-2 ha tenido
un impacto signicativo en el bienestar y en la cali-
dad de sueño (Valiensi et al., 2022a). Como se sabe
la deciencia de sueño se asocia con un mayor riesgo
de obesidad, diabetes, presión arterial alta, accidente
cerebrovascular y depresión (Cellini et al., 2020). Los
trastornos del sueño fueron uno de los problemas de
salud mental más comunes asociados con la infección
por SARS-CoV-2 (Dong et al., 2020).
No hubo nuevas encuestas sobre calidad y/u otros
trastornos del sueño, a tres años del brote de CO-
VID-19, días previos de que la Organización Mundial
de la Salud (OMS) declarara el día 5 de mayo 2023
(World Health Organization, 2023), el n de la misma.
El objetivo principal de este estudio fue evaluar la ca-
lidad del sueño, algunos hábitos y trastornos del sueño.
Los objetivos secundarios del estudio fueron: a)
determinar la relación entre la mala calidad del sueño
y variables como edad, sexo y lugar de residencia; b)
analizar diferentes hábitos y rutinas relacionadas con
el sueño y c) evaluar la relación entre la calidad del
sueño y dormir (hacer colecho) con mascotas.
Método
Se realizó un estudio descriptivo transversal en suje-
tos a partir de 16 años, mediante una encuesta virtual,
autoadministrado y anónimo. Los autores utilizaron
una combinación de muestreo por conveniencia y
de bola de nieve, método utilizado por otros autores
(Maury-Mora et al., 2022).
Reclutaron a los participantes, mediante correo
electrónico y diversas plataformas de redes sociales
(Facebook, Instagram) como así también por diversos
contactos de los asociados. El período de apertura de
la encuesta fue desde el 1 de marzo al 15 de abril 2023.
Se detalló a los participantes los objetivos de la en-
cuesta y se enfatizó su carácter anónimo y voluntario.
Además, se declaró el compromiso de los investigado-
res, con la Ley 25.326, de velar por la protección de da-
tos y la difusión de los resultados para uso cientíco.
Para la encuesta se recogieron datos sociodemo-
grácos como sexo; edad; domicilio, ya sea en el Área
Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) o en el resto
del país; contexto familiar y situación laboral. Ade-
más, se evaluaron diversos temas, como antecedentes
médicos de diabetes mellitus; hipertensión arterial;
dislipidemia; hipotiroidismo; obesidad; diagnóstico
de depresión o ansiedad; diagnóstico de trastornos del
sueño (incluidos insomnios, pesadillas, movimientos
periódicos de las piernas, ronquidos, apneas del sue-
ño); antecedentes cardiovasculares y hospitalización
por diversas causas en el último mes.
Evaluamos la calidad del sueño mediante el Índice
de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI), que evalúa
siete diferentes componentes del sueño, tales como: la
calidad subjetiva, latencia de inicio de sueño, la dura-
ción, la eciencia, las alteraciones, el uso de medica-
mentos hipnóticos y la disfunción diurna. Se consideró
que dormían mal aquellos con una puntuación del PSQI
superior a cinco, mientras que los que dormían bien,
eran aquellos con una puntuación de hasta cinco inclu-
sive. (Buysse et al., 1989; Escobar-Córdoba et al., 2005).
Evaluamos diferentes trastornos del sueño me-
diante la pregunta 5 y 10 de PSQI, a la cual agrega-
mos preguntas especícas y consideramos su presen-
cia cuando los mismos se presentaban al menos una
vez por semana, es decir 4 veces por mes. Así fue que
evaluamos la presencia de algunos trastornos como la
presencia de ronquidos o pausas respiratorias consta-
tadas por conviviente (#10 PSQI)
Evaluamos con preguntas directas, la presencia de
parasomnias del sueño NREM, como sonambulismo,
levantarse a comer (síndrome de alimentación noc-
turna) y hablar dormido (somniloquia).
tenance; snoring 15 %; nightmares 16.4 %, bruxism 20.4 %; restless legs syndrome 14.8 %. Poor sleep quality was
associated with female sex (p=0.00), with those who lived in the Metropolitan Area (p=0.01) and with those who slept
with pets (p=0.00). Females had a higher prevalence of restless legs syndrome symptoms (p=0.00). Conclusions: The
analysis identied that more than half of the population reported poor sleep quality, mainly women, residents of the
metropolitan area and those who slept with pets.
Keywords: sleep, parasomnias, restless legs syndrome
22
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28.
Para las parasomnias del sueño REM, además de
evaluar presencia y frecuencia de pesadillas, confec-
cionamos preguntas si las mismas provocaban ansie-
dad, miedo o sentimiento de frustración.
Para la parasomnia tipo trastorno de conducta
del sueño REM (RBD), utilizamos la pregunta única
(RBDQ-1) (Postuma et al., 2012)
Para la evaluación de los trastornos del movimiento
relacionados con el sueño, también consideramos su
presencia si estos movimientos ocurrían al menos una
vez por semana. Preguntamos por la presencia de bru-
xismo y sacudidas de las piernas durante el sueño. Para
evaluar la presencia del síndrome de piernas inquietas
(SPI) utilizamos el Practitioner Screener Questionnaire
(PSQ) (García Borreguero et al., 2009). El PSQ cons-
ta de cuatro preguntas que evalúan la presencia de los
4 criterios propuestos por el Grupo Internacional de
Estudio del Síndrome de Piernas Inquietas (IRLSSG)
para el diagnóstico del SPI (Allen et al., 2014). Es un
instrumento heteroaplicado por profesionales de la sa-
lud. Nosotros lo hicimos autoaplicado.
Para evaluar hábitos se realizaron otras preguntas
directas como ser: recuerdo sobre los sueños, hábito
de contar los sueños (compartirlos), rutinas como
cambiarse de ropa para dormir, cambiar las sábanas,
usar almohadas, posición para dormir, edad del col-
chón y dormir con mascotas. También preguntamos
sobre el consumo de drogas u otras sustancias para
poder dormir.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética del
Centro de Educación Médica e Investigaciones Clíni-
cas “Norberto Quirno” (CEMIC).
Análisis estadístico
Se describieron las características de la población se-
gún lugar de residencia, dividida en Área Metropo-
litana de Buenos Aires (AMBA) y resto del país. Se
analizaron las siguientes variables: sexo, edad, presen-
cia de pareja, situación laboral, enfermedades relacio-
nadas con trastornos en la calidad del sueño (diabetes,
hipotiroidismo, hipertensión arterial, antecedentes
cardiovasculares, dislipidemia, antecedentes de tras-
tornos psiquiátricos como depresión, ansiedad, otros
trastornos del sueño, apnea del sueño y hospitaliza-
ción en el último mes), y consumo de sustancias y/o
fármacos para poder dormir. Estas variables se expre-
saron como frecuencia y porcentajes.
Las variables cuantitativas, como la hora de acos-
tarse, la latencia de inicio del sueño (tiempo en mi-
nutos), la duración del sueño (horas) y la puntuación
total del PSQI, se analizaron mediante media y desvia-
ción estándar (DE). También se calcularon las puntua-
ciones medias de cada subescala del PSQI.
Se analizó independientemente del resto de va-
riables la presencia de algunos trastornos del sueño
como la presencia de trastornos respiratorios (ronqui-
dos y apneas), parasomnias del sueño NREM y REM,
trastornos del movimiento y hábitos/rutinas relacio-
nados con el sueño.
La asociación entre la edad y la presencia de mala
calidad del sueño se evaluó mediante la prueba t de
Student. Se realizó un análisis univariado mediante
ANOVA para analizar el PSQI versus el colecho de
mascotas como variable dependiente.
Para determinar la asociación entre las distintas va-
riables cualitativas y la presencia de mala calidad del
sueño, se evaluó cada característica estudiada como
variable independiente y se utilizó la prueba de chi cua-
drado para determinar el valor de dicha asociación.
Finalmente, se realizó una regresión logística para
evaluar el efecto independiente de cada una de las
variables estudiadas (análisis multivariado) sobre la
presencia de mala calidad del sueño. Todos los datos
se analizaron utilizando SPSS versión 18. Los valores
de p inferiores a 0,05 se consideraron estadísticamente
signicativos.
Resultados
Se consideraron un total de 2.081 encuestas. La edad
media fue 37 ± 12 años (rango 16-86). El 56,5 %
(n=1.175) de los encuestados vivía en el Área Metro-
politana de Buenos Aires (AMBA). Más de dos ter-
cios (n=1.562; 75,1 %) eran adultos jóvenes y mujeres
(n=1.472; 70,7 %). El 67 % trabajaba en el momento
de la encuesta en forma presencial (ver Tabla 1). Los
mayores de 65 años, considerados población econó-
micamente inactiva, eran n=61 (2,9 %).
En cuanto a los antecedentes médicos de enfer-
medades que pueden inuir en los trastornos del
sueño, la obesidad fue la enfermedad más reportada
(n=302/14,5 %). Con respecto al uso de sustancias
para dormir, el 5,1 % rerió consumir gotas de CBD
(ver Tabla 2).
En la Tabla 3 se muestra el análisis de variables re-
lacionadas con la calidad del sueño mediante el Índice
de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI). Encon-
tramos que el 68,3 % (n=1.421) presentó mala calidad
de sueño. La latencia media de inicio del sueño fue de
32,2 minutos. El 34,9 % dormía menos de seis horas
por noche. El 10 % utilizaba hipnóticos una o más ve-
ces por semana para dormir.
23
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28.
Tabla 1. Análisis sociodemográco de la muestra
n=2081
n %
Lugar de residencia
Área Metropolitana de
Buenos Aires (AMBA) 1175 56.5
Otras provincias 906 43.5
Población acorde a edad (OMS)
Adolescentes (hasta 17años) 4 0,2
Adulto joven (hasta 44 años) 1562 75,1
Adulto (hasta 59 años) 382 18,4
Adulto mayor (hasta 74 años) 124 6,0
Anciano (>74 años) 9 0,4
Sexo
Femenino 1472 70,7
Masculino 604 29,0
Contexto familiar
Vivía solo/a 548 26,3
Convivía con pareja 641 30,8
Convivía con niños 512 24,6
Convivía con otros 379 18,2
Trabajo
A distancia 585 28,1
Presencial 1395 67,0
Estudio
Estudiante universitario 384 18,5
Estudiante secundario 5 0,2
Otros
Desocupado 72 3,5
Retirado 80 3,8
Tabla 2. Antecedentes de enfermedades que pueden
inuir en mal sueño
n=2081
n %
Obesidad 302 14.5
Trastorno de ansiedad 270 13.0
Hipotiroidismo 213 10.2
Hipertensión arterial 149 7.2
Síntomas depresivos 88 4.2
Dislipidemia 76 3.7
Apneas obstructivas del sueño 49 2.4
Diabetes Mellitus 42 2.0
Trastornos del sueño (insomnios,
parasomnias, entre otros) 35 1.7
Enfermedades cardiovasculares 18 0.9
Hospitalización en el último mes 8 0.4
Uso de fármacos o sustancias para dormir ≥ 1 vez por semana
Tabla 3. Análisis de Cuestionario de Calidad de sueño
de Pittsburgh (PSQI)
n=2081
Media DS
Horario habitual para acostarse (en horas) 00:00 01:26
Latencia de inicio de sueño (en minutos) 32.23 14.42
Horario de levantarse de la cama
(en horas) 06:57 02:52
Tiempo total de sueño (en horas) 06:04 01:12
Total PSQI 7.45 3.35
Calidad del sueño
n %
PSQI ≤5: buenos dormidores 660 31.7
PSQI >5: malos dormidores 1421 68.3
Análisis de Componentes de PSQI
Calidad pobre de sueño 744 35.8
Latencia de inicio de sueño mayor de 30
minutos 920 44.2
Duración de sueño menor de 6 h 729 34.9
Eciencia de sueño menor de 75 % 531 25.5
Sueño fragmentado (trastornos del sueño) 533 25.3
Uso de hipnóticos de 1 o más veces por
semana 217 10.4
Disfunción diurna debido a mala Calidad
de sueño nocturno 583 28.0
En la Tabla 4, se muestra diversos trastornos del
sueño, con una frecuencia de presentación de al me-
nos una vez por semana, como trastornos respiratorios:
donde 15 % rerió roncar, el 4,1 % presentar apnea.
En cuanto a las parasomnias más comunes del sue-
ño REM fueron pesadillas (16,4 %) y RBDQ-1 (4,8 %).
Los trastornos del movimiento más comunes fueron
el bruxismo (20,4 %), incluso el 8,7 % rerió haber ex-
perimentado bruxismo al menos 3 veces por semana,
movimientos de piernas mientras duerme (19,3 %) y
síndrome de piernas inquietas (14,8 %).
En la Tabla 5, se muestra algunos hábitos y rutinas
en relación al sueño.
24
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28.
Tabla 4. Análisis de algunos trastornos del sueño con
una frecuencia de presentación del al menos una vez
por semana
n=2081
n %
Trastornos respiratorios relacionados con el sueño
Ronquidos 312 15
Pausas respiratorias (apneas) 85 4.1
Parasomnias del sueño REM
Pesadillas o malos sueños 342 16.4
Trastorno del comportamiento del
sueño REM (QRBDQ-1) 102 4.8
Pesadillas o malos sueños
provocadores de angustia 231 11.1
Pesadillas o malos sueños
provocadores de miedo 127 6.1
Pesadillas o malos sueños
provocadores de frustración por
no poder defenderse de ataques
durante el sueño
35 1.7
Parasomnias del sueño NREM
Sonambulismo 14 0.7
Síndrome de comedor nocturno 25 1.2
Somniloquia
(hablar durante el sueño) 90 4.4
Desórdenes de movimiento relacionados con el sueño
Bruxismo 427 20.4
Sacudidas de las piernas mientras
duerme 302 19.3
Síndrome de piernas inquietas por
PSQ 308 14.8
Tabla 5. Análisis de algunas variables relacionadas con
diferentes hábitos o rutinas relacionadas con el sueño
n=2081
n %
Posición corporal habitualmente adoptada para iniciar el sueño
Decúbito lateral derecho 672 32.3
Decúbito lateral izquierdo 671 32.2
Decúbito supino 322 15.5
Decúbito prono 401 19.3
Sentado
(cabecera entre 70 a 90 grados) 7 0.3
Colecho con mascotas
No 869 41.8
542 26.0
Hábitos/costumbres habituales relacionadas con el soñar
Recordaban los sueños 733 35.2
Compartían los sueños 878 42.2
Más de la mitad de los encuestados (59,3 %) se
cambiaba de ropa para dormir (colocaban pijama,
camisón u otra ropa para dormir) y el 71,4 % cam-
biaba de sábanas una vez por semana. La posición
inicial para dormir más elegida fue el decúbito late-
ral, ya sea derecho (32,3 %) o izquierdo (32,2 %). Más
de un tercio (n=661; 31,8 %) dormía con mascotas,
aunque pensaba que dormir con ellas no era bene-
cioso (n=869; 41,8 %). Un poco menos de la mitad de
los encuestados (n=878; 42,2 %) tenía por costumbre
compartir lo que soñaba.
Análisis estadístico multivariado, aso-
ciaciones y riesgos
Se utilizó la prueba de chi-cuadrado para evaluar las
asociaciones entre las distintas variables cualitativas.
Encontramos que hubo asociación entre la mala cali-
dad del sueño, el sexo femenino y vivir en el AMBA.
Cuando se utilizó análisis de regresión logística
multivariado (ver Tabla 7), de los antecedentes refe-
ridos de obesidad, diabetes, hipertensión arterial, y
accidente cerebrovascular, no encontramos riesgo de
mala calidad del sueño, pero encontramos asociación
con síndrome de piernas inquietas evaluado por PSQ
(OR = 1,72; IC 95 % = 1,24-2,40).
Se utilizó ANOVA para evaluar la asociación entre
quienes dormían con mascotas y el PSQI. Mostramos
peor calidad del sueño (p = 0,001 estadísticamente
signicativo) en quienes compartían cama con mas-
cotas versus quienes no lo hacían (ver Tabla 8).
Discusión
Al analizar la encuesta sobre calidad de sueño y otros
cambios relacionados al sueño, durante los diferentes
períodos de la pandemia por COVID-19 en Argen-
tina, se constató que la mayor parte de las respuestas
provino de las mujeres y del AMBA donde se concen-
tra el mayor el porcentaje de población urbana.
Los encuestados señalaron como enfermedades
preexistentes en orden decreciente: obesidad que se re-
pite como primer trastorno referido como antecedente.
Llamativamente en segundo puesto rerieron trastorno
de ansiedad, desplazando a la hipertensión arterial al
cuarto puesto, e hipotiroidismo al tercer lugar.
El 5.1 % de los encuestados, rerieron usar can-
nabidiol para tratar diversos trastornos del sueño. Su
consumo se duplicó con respecto al último período
analizado. Según algunos estudios, el Delta’9 tetra-
hydrocannabinol (THC) puede reducir la latencia de
inicio de sueño y mejorar la calidad del mismo. Los
25
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28.
cannabidiol (CBD) sintéticos podrían mejorar diver-
sos trastornos del sueño como por ejemplo disminuir
desórdenes de comportamiento del sueño REM, la ex-
cesiva somnolencia diurna, y las pesadillas asociadas
con estrés post traumático (nabilone), también el in-
somnio asociado a dolor crónico (Babson et al., 2017).
Hemos demostrado que casi dos tercios de la po-
blación en Argentina presentó mala calidad de sueño
después de tres años de pandemia. Se trata de un au-
mento del 25 % en comparación con otro estudio rea-
lizado en nuestro país durante la pandemia (Valiensi et
al., 2022b).
Los cambios producidos por un sueño poco satis-
factorio, se explicaría por una desregulación de cir-
cuitos neuronales (Malikovska, & Salat, 2019), como
así también por desregulación neuro-endócrina, auto-
nómica, e inmunológica, donde hipotetizamos que la
pandemia pudo estar involucrada y podría haber pro-
vocado diversas manifestaciones, conduciendo a cam-
bios anatomo-funcionales, disfuncionalidad frontal y
atroa gradual, por hiperactivación amigdalina y del
locus coeruleus, de allí la importancia de insistir en
lograr una buena calidad de sueño.
Las mujeres y quienes vivían en el AMBA, presen-
taron mala calidad de sueño, con respecto a hombres y
los que se domiciliaban en otras zonas del país respec-
tivamente. El sexo femenino se asocia con tasas más
altas de mala calidad del sueño (Coutrot et al, 2022)
Parámetros relacionados con insomnio, a saber:
insomnio de conciliación (latencia de inicio del sueño
superior a 30 minutos) se encontró en 44,2 %; más de
un tercio dormía menos de 6 h; el 25,5 % tenía ecien-
cia del sueño inferior a la considerada normal y tras-
tornos en el mantenimiento del sueño en el 25,3 %. El
uso de hipnóticos se incrementó un 2,4 % con respecto
a años previos.
Al analizar los trastornos respiratorios durante el
sueño, el 15 % de los participantes informó roncar y el
4,1 % presentar pausas respiratorias durante el sueño
es decir apneas del sueño. Síndrome de apneas obs-
tructivas durante el sueño afecta entre el 2 % y el 4 %
de la población general (Ohayon MM, 2011), similar
a nuestro hallazgo.
También analizamos la presencia de parasomnias
del sueño REM, siendo las pesadillas la parasomnia
más referida en esta oportunidad, en el 16,4 % de
los participantes. Recordemos que las pesadillas son
sueños perturbadores caracterizados por el desper-
tar, en el sueño REM, dando origen a recuerdos muy
vívidos, detallados, relacionados con amenazas a la
supervivencia, la seguridad o autoestima. Para diag-
nosticar el trastorno como pesadilla, el contenido y
el despertar, debe causar angustia clínicamente sig-
nicativa incluso emociones como ansiedad o miedo,
frustración o culpa (Bixler et al., 1979) y deterioro en
el funcionamiento diario, presentándose por lo menos
Tabla 7. Correlación entre PSQI y otras variables analizadas
PSQI n=2081
Intervalo de conanza de 95 %
(IC) EXP (B)
p Riesgo Menor Superior
Obesidad 0.15 1.25 0.92 1.70
Diabetes 0.24 1.63 0.73 3.67
Hipertensión arterial 0.67 0.92 0.62 1.36
Enfermedad cardiovascular 0.87 0.92 0.31 2.67
Síndrome de piernas inquietas por PSQ 0.00 1.72 1.24 2.40
Tabla 8. Análisis univariado sobre colecho con mascotas versus mala calidad de sueño a través del Cuestionario de
Calidad de sueño de Pittsburgh (PSQI)
Variable dependiente de PSQI >5 n=2081
n Media DS p
Rutinariamente ¿usted duerme con sus mascotas en la cama? 1074 7.23 3.45
No 661 7.91 3.34 0.001
413 7.25 3.05
26
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28.
una vez por semana (Levin, & Fireman, 2002). Si bien
hay cuestionario que evalúa frecuencia de pesadillas,
angustia por pesadillas y otros puntos relacionados
(Gieselmann et al., 2019), sólo hicimos preguntas di-
rectas sobre las las emociones asociadas, dado que se
ha demostrado a través de resonancia magnética fun-
cional (fMRI) alteraciones en la corteza cingulada, el
lóbulo parietal inferior derecho y las circunvoluciones
frontales y otras áreas cerebrales, que se consideran
implicadas en la regulación de las emociones (Shen et
al., 2016) y encontramos que lo más frecuentemente
reportado era la sensación de angustia, seguido de
miedo y frustración.
Tampoco diferenciamos si las pesadillas tenían
contenido postraumático o eran idiopáticas, pero
fue un análisis de relevo, casi al nal de la pandemia,
dado que, desde el inicio de la pandemia, se infor
incremento en prevalencia de este tipo de parasomnia
(Nielsen et al., 2020).
El trastorno conductual del sueño REM, se presen-
tó en menos del 5 % probablemente por el rango de
edad media, dado que aumenta su presentación des-
pués de los 55 años.
En cuanto a las parasomnias del sueño NREM, el
análisis rerió escasa presencia de las mismas siendo
la más reportada el hablar dormido seguido en el 1,2
% de trastornos alimentarios relacionados con el sue-
ño. Probablemente se deba a la edad media de la po-
blación analizada. No encontramos que se hayan sido
analizados en Argentina este tipo de parasomnias con
anterioridad.
Con respecto a los trastornos de movimiento re-
lacionados con el sueño, manifestaron el bruxismo
en primer lugar (Oyarzo et al, 2021), seguido de mo-
vimientos o sacudidas de piernas durante el sueño y
síndrome de piernas inquietas (González Latapi P et
al., 2019; Persi et al., 2013) evaluado en esta oportuni-
dad mediante PSQ. Como dato interesante, pudimos
demostrar que el riesgo de mala calidad de sueño se
asociaba con presentar síndrome de piernas inquietas
(OR = 1,72; IC 95 % = 1,24-2,40).
En relación al análisis de hábitos y conductas en
relación al sueño, la literatura revela que tener una
secuencia conductual y cognitiva, respecto a los há-
bitos de sueño, promueve la desconexión, predispone
a la somnolencia y posterior conciliación del sueño.
Respetar orden y rutina, mayor será la probabilidad
de inducir el sueño (Segarra & Roure, 2015). Median-
te algunas preguntas, realizadas por primera vez en
nuestra población, constatamos que utilizaban más
ropa especíca para dormir como pijamas o camiso-
nes que los que no usaban. La posición, postura pre-
ferida adoptada para iniciar el sueño, fue el decúbito
lateral, prácticamente sin diferencias entre el derecho
o el izquierdo. La postura para dormir es importante
porque entre otras cosas, puede reducir la acidez esto-
macal (Khoury et al, 1999) y la presencia de ronquidos
(Ravesloot et al, 2013).
Por otra parte, analizamos el colecho con mascotas.
Un estudio demostró que la relación humano-animal,
traía benecios en la salud física y psicológica (McCune
et al., 2014) pero también se demostró que provoca ma-
yores trastornos del sueño (Medlin & Wisnieski, 2023).
En Argentina, en el año 2022, el 23,5 % compartía la
cama con su mascota y en este último análisis, encon-
tramos que el 38 % hacía colecho con sus mascotas y
además, comprobamos que la calidad del sueño se vio
signicativamente afectada por esta causa.
En cuanto a la experiencia de soñar, más de un
tercio de la población compartía contando sus sueños
con otras personas. Podría decirse que es una herra-
mienta para facilitar la comunicación humana, pero
se requieren más estudios al respecto. Antropólogos
de nuestro país, evaluaron dicha experiencia (Wright,
2008) en los aborígenes tobas (Enriz, 2017) donde
compartir los sueños” con otros, es una experiencia
relacionada con la tradición y es parte de la cultura
respetada por los integrantes de la tribu.
Nuestros hallazgos sugieren que la pandemia ha
tenido un impacto signicativo en la calidad del sue-
ño en Argentina.
Conclusiones
El análisis de calidad del sueño y otras cosas relacio-
nadas al sueño de los argentinos durante los últimos
días de la pandemia por COVID-19, identicó mala
calidad de sueño en más de la mitad de la población,
siendo los valores más elevados constatados en toda
la pandemia. Las mujeres y en quienes habitaban zo-
nas más densamente pobladas, se vieron afectados de
manera más desproporcionada. También constatamos
que la calidad del sueño fue peor para las personas que
dormían con mascotas. Insomnios, las parasomnias
del sueño REM, como pesadillas y bruxismo fueron
los disturbios de sueño más reportados.
Los hallazgos de este estudio pueden ayudar a de-
sarrollar nuevos enfoques y estrategias para monito-
rear, identicar e intervenir para mejorar la calidad
del sueño dado que puede tener un impacto negativo
en la salud física y mental.
27
Análisis de calidad y otras conductas relacionadas con el sueño durante...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 20-28.
Limitaciones del estudio
Las fortalezas de esta investigación radican en que los
hallazgos proporcionan información valiosa sobre el
impacto de la pandemia en la calidad del sueño, sobre
otros trastornos del sueño, además de conocer sobre
hábitos /comportamientos en relación con el sueño.
Esta información obtenida, podrá utilizarse para desa-
rrollar intervenciones. La necesidad de estrategias edu-
cativas multidisciplinarias, unidas a políticas de salud
para mejorar el sueño, fueron planteadas desde el inicio
de la pandemia en diferentes países del mundo, aunque
probablemente dichas estrategias siguen siendo insu-
cientes, se las debería continuar fomentando.
Sin embargo, nuestro análisis también presentó varias
limitaciones:
a. El tiempo de duración propuesto para completar la
encuesta (15 minutos) podría haber provocado un
sesgo de selección, ya que sólo aquellos interesa-
dos y con buena disposición invirtieron el tiempo
mencionado en completarla. Sin embargo, se ob-
tuvieron respuestas de todas las regiones del país,
aunque la mayoría fueron de importantes conglo-
merados urbanos.
b. Las respuestas recolectadas, corresponden a quie-
nes tuvieron acceso y capacidad para manejar el
medio electrónico utilizado.
c. Las medidas de autoinforme podrían restringir la
abilidad para realizar diagnósticos, por lo que es
conveniente considerar estos resultados con pru-
dencia y evitar apresurarse en sacar conclusiones
clínicas.
d. La representación de género estuvo desequilibrada
dado que las mujeres estuvieron sobrerrepresenta-
das en la muestra. El sexo femenino se asocia con
tasas más altas de mala calidad del sueño y de SPI
en los estudios epidemiológicos, por lo que el sesgo
de muestreo puede aumentar el número total de
estos trastornos en este estudio.
e. La situación económica del país y la incertidumbre
política en el momento de realizar la encuesta po-
drían modicar negativamente la calidad del sue-
ño, pero no se evaluó el estrés.
f. No se preguntó el historial de infección por SAR-
COV-2, pero el objetivo fue un estudio de la cali-
dad del sueño y no una comparación entre afecta-
dos y no afectados por el virus.
Agradecimientos: a todos los médicos de la Asociación
Argentina de Medicina del sueño (AAMS) y a su auspi-
ciante, la empresa CALM, quienes distribuyeron y parti-
ciparon de la encuesta en las diferentes regiones del país.
Conictos de intereses: el estudio no fue nanciado.
Los autores declaran no tener conicto de intereses.
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Investigación original
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 29-37. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.722
RECIBIDO 8/4/2024 - ACEPTADO 21/5/2024
1.Médica cirujana, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú. https://orcid.org/0009-0003-8668-8116
2.Médica cirujana, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú. https://orcid.org/0009-0008-6513-8445
3.Médico cirujano, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú. https://orcid.org/0000-0003-0550-5190
4.Médico cirujano, Carrera de Medicina Humana, Universidad Cientíca del Sur, Lima, Perú. Investigador asociado, Facultad de Medicina de Harvard,
Universidad de Harvard, Boston, MA, EE. UU. Investigador asociado, Facultad de Medicina de Harvard, Universidad de Harvard, Boston, MA, EE. UU.,
https://orcid.org/0000-0001-5586-8251
5.Médico neurólogo, Universidad de Tennessee, Memphis, Tennessee, EE.UU. https://orcid.org/0000-0002-0028-5929
6.Médico psiquiatra, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Departamento de Psiquiatría del Hospital Cayetano Heredia. Lima, Perú.
https://orcid.org/0000-0001-7849-8839
7.Médico psiquiatra, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú. https://orcid.org/0000-0002-5686-4014
8.Médico psiquiatra, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Departamento de Psiquiatría del Hospital Cayetano Heredia. Lima, Perú.
https://orcid.org/0000-0002-3666-8753
Autora correspondiente:
Grethel Díaz-Vargas
grethelzarimah@hotmail.com
Lugar de realización: Hospital Cayetano Heredia, Lima, Perú.
Resumen
Introducción: El delirium es un síndrome prevalente en la práctica clínica. El objetivo del estudio fue identicar
los conocimientos, actitudes y prácticas sobre delirium en el personal médico en un hospital de tercer nivel, así
como evaluar la validez del instrumento creado para este n. Métodos: Se realizó un estudio transversal de 3
fases: 1) validación de contenido, 2) aplicación del instrumento y 3) validación del constructo. Resultados: Tras
una validación de contenido satisfactoria, se aplicó el instrumento a 148 participantes. Respecto a los conoci-
mientos sobre delirium, hubo una media de aciertos de 57,8 % (IC95 % 52,5-63,1) sin diferencia signicativa
entre médicos asistentes, residentes y estudiantes de último año de medicina. Un 25 % (n=37) rerió usar
el Método para la Evaluación de la Confusión, un 31,1 % (n=46) rerió sentirse conado en el uso de antip-
sicóticos en el manejo del delirium, y un 86,5 % (n=128) rerió usar al menos una medida no farmacológica.
Conclusiones: Se evidenciaron deciencias en conocimientos y manejo del delirium en el personal médico. El
instrumento tuvo una óptima validación de contenido, pero insatisfactoria validación de constructo. Se en-
fatiza la importancia de hacer un análisis psicométrico con individuos, previo a la aplicación del instrumento.
Palabras clave: delirium, conocimiento, conducta, hospitalización (DeCS)
Abstract
Introduction: delirium is a prevalent syndrome in clinical practice. The objective of this study was to identify the
knowledge, attitudes and practices about delirium among medical professionals in a tertiary referral hospital, as well as
to evaluate the validity of the instrument created for this purpose. Methods: A 3 phase cross sectional study was ca-
rried out: 1- content validation, 2- application of the instrument and 3- Construct validation. Results: After satisfactory
content validation, the instrument was applied to 148 participants. Regarding knowledge about delirium, there was an
Conocimientos, actitudes y prácticas sobre diagnóstico y manejo
del delirium en el Hospital Cayetano Heredia
Knowledge, attitudes and practices regarding diagnosis and management of delirium at the
Cayetano Heredia Hospital
Grethel Díaz-Vargas1, Abigail Quiñones-Condezo2, Karlos Acurio-Ortiz3, Niels Pacheco-
Barrios4, Tulio Bertorini5, Martin Arévalo-Flores6, Johann M. Vega-Dienstmaier7, Carlos
Orellano8
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.722
30
Conocimientos, actitudes y prácticas sobre diagnóstico y manejo del delirium en el Hospital Cayetano Heredia
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 29-37.
Introducción
El delirium o insuciencia cerebral aguda (Maldona-
do, 2018), es un síndrome neuroconductual generado
por una disrupción de la actividad neuronal secun-
daria a un trastorno sistémico (Maldonado, 2017) y
tiene un origen multifactorial, con factores predispo-
nentes y precipitantes que desencadenan el cuadro clí-
nico (Lama Valdivia, Varela Pinedo, & Ortiz Saavedra,
2002; Maldonado, 2015; Mattison, 2020).
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastor-
nos Mentales, Quinta Edición (DSM 5), lo describe
como una alteración aguda y uctuante en la atención
y conciencia; a la que se adiciona una alteración cog-
nitiva, siendo estos síntomas no mejor explicados por
otro trastorno neurocognitivo preexistente (Blazer, &
van Nieuwenhuizen, 2012). La Clasicación Interna-
cional de Enfermedades de la Organización Mundial
de Salud (OMS) agrega la disrupción del ciclo sue-
ño-vigilia, alteración emocional y alteración psicomo-
tora (Rowley-Conwy, 2017).
La prevalencia de este síndrome varía de 9 a 80 %
dependiendo del servicio hospitalario (Baessler et al.,
2019), siendo mayor en las unidades de cuidados in-
tensivos (UCI). Sin embargo, en los servicios de hos-
pitalización, se ha encontrado una prevalencia de 35
% (Hübscher & Isenmann, 2016) y una mortalidad
a seis meses post alta de 25 % (Marcantonio et al.,
2005). Asimismo, varios estudios han demostrado un
sub-diagnóstico del delirium, puesto que un 55-80 %
de los casos no se detectan (Davis & MacLullich, 2009;
Mattison, 2020). Por otro lado, también se ha visto
que el uso de herramientas validadas como el Método
para la Evaluación de la Confusión (CAM) resulta en
una mejora en el diagnóstico (Rowley-Conwy, 2017;
Mattison, 2020).
El delirium se ha asociado con resultados adver-
sos como incremento de la morbimortalidad, mayor
estancia hospitalaria, deterioro cognitivo y funcional
a largo plazo. Así como mayor incidencia de re-hos-
pitalización e incremento de la duración de la ventila-
ción mecánica (Hare et al., 2008; Davis & MacLullich,
2009; Selim & Ely, 2017; Baessler et al., 2019).
La mayoría de los estudios que evalúan el nivel de
conocimiento, actitudes y prácticas sobre delirium en
personal de salud concluyen que, a pesar de recono-
cerse su importancia clínica, existe una carencia res-
pecto al conocimiento de este síndrome (Davis & Ma-
cLullich, 2009). Por otra parte, no se han validado en
países latinoamericanos instrumentos que permitan
evaluar objetivamente los conocimientos sobre deli-
rium en profesionales de la salud. El objetivo de nues-
tro estudio fue identicar el estado de conocimientos,
actitudes y prácticas no farmacológicas en médicos y
alumnos de medicina de último año (internos) de un
hospital público en Perú, y a falta de un instrumento
validado en nuestra población, desarrollar uno que
nos permita medir estos parámetros.
Materiales y métodos
Este estudio observacional descriptivo de corte trans-
versal se realizó en un hospital público de tercer nivel
en Lima, Perú. Tuvo tres fases, la fase A de validación
de contenido, la fase B de aplicación del instrumen-
to y una fase C de validación del constructo. Por otra
parte, para la aplicación del instrumento, se realizó
un muestreo no probabilístico por conveniencia, cal-
culándose el tamaño muestral mediante el programa
OpenEpi, considerando una frecuencia anticipada de
50 %, un nivel de conanza de 95 %, un margen de
error de 10 % y un efecto de diseño de 1,0 para una
población innita. Mediante esto se obtuvo un tama-
ño muestral de 97.
En la fase A, se sometió el apartado de conoci-
mientos del instrumento a una validación del conte-
nido por expertos. Para cuanticar la relevancia de los
ítems, se usó la V de Aiken, considerándose mayor la
validación mientras el coeciente se acerque más a 1
(Peneld & Giacobbi, 2004, Bulger & Housner, 2007).
La fórmula usada se detalla a continuación: V = s/n
(c-1), donde “V” es el V de Aiken a calcular, “s” es la
average of 57.8% correct answers (95% CI 52.5-63.1) with no signicant difference between attending physicians, re-
sidents and nal year medical students. 25% (n=37) reported using the Confusion Assessment Method, 31.1% (n=46)
reported feeling condent in the use of antipsychotics in the management of delirium, and 86.5% (n=128) reported
using at least one non-pharmacological measure. Conclusions: Deciencies in knowledge and management of deli-
rium were evident in healthcare workers. The instrument had optimal content validation but unsatisfactory construct va-
lidation. Emphasizing the importance of doing a psychometric analysis with individuals prior to applying the instrument.
Keywords: delirium, knowledge, approach, hospitalization (MeSH)
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suma de respuestas armativas, “n” es el número de
jueces y “c” es el número de valores de la escala de eva-
luación (Peneld & Giacobbi, 2004).
En la fase B se abordó al personal en sus respectivos
servicios de trabajo de manera presencial y se les invi
a participar en el estudio mediante un consentimiento
informado anónimo previamente aprobado por el co-
mité de ética de la universidad y del hospital. Los datos
obtenidos fueron ingresados a una hoja de cálculo en
Excel 2019 y analizados con STATA 16. Para la descrip-
ción de variables categóricas se usaron frecuencias y
porcentajes y para la descripción de variables cuanti-
tativas, se utilizaron medias e intervalos de conanza
al 95 % debido a que presentaron una distribución nor-
mal de acuerdo a la prueba de Shapiro-Wilk. Para la
comparación entre grupos, se usó la prueba de Análisis
de Varianza (ANOVA) para variables numéricas.
En la fase C, se evaluó la consistencia interna y la
validez de la escala de conocimientos. Para la consis-
tencia interna se utilizó el alfa de Cronbach y el ome-
ga de McDonald; considerándose valores entre 0,7 y
0,9 como adecuados. Se utilizó el paquete nFactors
de la plataforma R (RStudio 2023.12.0+369 "Ocean
Storm" for windows) para explorar el número más
adecuado de factores de la escala. Se realizó la prue-
ba de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) y de Bartlett para
evaluar la conveniencia de hacer un análisis factorial
exploratorio (AFE). Así mismo, se construyó una ma-
triz de correlaciones tetracóricas y con ella se realizó
un análisis factorial conrmatorio (AFC) utilizando el
estimador WLSMV. Para evaluar el ajuste del modelo
del AFC se usaron los siguientes indicadores: RMSEA
robusto, SRMR, Comparative Fit Index (CFI) robusto
y Tucker-Lewis Index (TLI) robusto. Se considera que
un buen ajuste se alcanza cuando los valores de estos
índices cumplen con ciertos criterios de referencia esta-
blecidos en la literatura cientíca. Idealmente, se busca
un SRMR < 0,08, un RMSEA < 0,08, un TLI > 0,90 y un
CFI > 0,95 para indicar un ajuste aceptable (Hooper,
Coughlan& Mullen, 2008; Fernández-Villa et al., 2015).
Debido al pobre sustento de unidimensionalidad,
no se realizó un análisis basado en la teoría de res-
puesta al ítem (IRT).
Resultados
En la fase A, de validación de contenido de la sección
de conocimientos, se realizaron dos evaluaciones no
satisfactorias por tres expertos (dos médicos geriatras
y un médico psiquiatra). Se reformularon las pregun-
tas y en una tercera evaluación se pudo obtener un
acuerdo de los tres jueces expertos con coecientes V
de Aiken de 1 en los ocho ítems del apartado de cono-
cimientos, por lo que se procedió a aplicar el instru-
mento a la muestra.
En la fase B, de aplicación del instrumento, partici-
paron 148 individuos; de los cuales 48 fueron médicos
asistentes especialistas, 72 fueron médicos residentes
y 28 fueron internos de medicina, que realizaban la-
bor asistencial en los servicios de hospitalización. La
distribución de participantes se muestra en la Tabla 1.
La Tabla 2 detalla el porcentaje de participan-
tes que acertaron las preguntas de conocimientos de
acuerdo a su nivel profesional (asistentes, residentes
e internos). El 29,7 % de participantes (n=44) iden-
ticó correctamente la característica distintiva del
delirium, la alteración de la atención. Así mismo el
69,6 % (n=103) consideró que los pacientes con esta
patología eran agresivos física o verbalmente. El 57,4
% (n=85) pudo identicar un factor predisponente, el
63,5 % (n=94) identicó un factor precipitante de deli-
rium y un 44,6 % (n=66) señaló al delirium hipoactivo
como el más frecuente.
Por otra parte, la media del porcentaje de respues-
tas correctas (ver Tabla 2) respondidas en la sección
de conocimientos del instrumento fue de 58,4 % (IC
95 % 55,1-61,1), sin encontrarse diferencias signi-
Tabla 1. Distribución de la muestra según nivel académico y servicios
Departamentos médicos Internos de medicina Médicos residentes Médicos asistentes Total
Medicina interna 8 29 7 44 (29.7 %)
Cirugía general 7 12 9 28 (18.9 %)
Ginecología y obstetricia 6 5 4 27 (18.2 %)
Medicina tropical 3 8 5 16 (10.8 %)
Oncología 0 7 3 10 (6.8 %)
Traumatología 0 5 4 9 (6.1 %)
Neumología 3 3 2 8 (5.4 %)
Geriatría 1 3 2 6 (4.1 %)
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cativas entre asistentes, residentes e internos (p= 0,9
ver Figura 1). En el análisis entre servicios se encontró
diferencias signicativas entre los servicios de geria-
tría y oncología (p= 0,007) y entre participantes del
servicio de medicina tropical y oncología (p= 0,005).
Con respecto a la sección de actitudes del instru-
mento, el 60,1 % (n=89) consideró que el delirium es
un síndrome que debería ser manejado por un espe-
cialista en psiquiatría, y el 75 % (n=111) rerió no usar
el CAM para diagnosticar delirium. El 34,5 % (n=51)
sostuvo que se siente “regularmente conado” para in-
dicar antipsicóticos típicos a pacientes con delirium de
manera independiente (ver Figura 2).
En la sección de prácticas, el 86,5 % (n=128) de
participantes utiliza al menos una medida no farma-
cológica en el tratamiento de delirium; y un 8,8 %
(n=13) del total, utiliza las cuatro medidas colocadas
en el instrumento. La medida más usada fue fomentar
la presencia constante de un familiar del paciente un
68,2 % (n=101) (ver Figura 2).
Por último, en la fase C, en relación a la estructura
del instrumento para evaluación de conocimientos, la
Tabla 3 muestra las correlaciones tetracóricas entre los
8 ítems de la escala, pudiéndose observar que en ge-
neral son bajas, con la excepción de algunos pares de
ítems como el 6 y 7, el 1 y el 2 o el 2 y el 5, lo cual indica
que el responder correctamente una pregunta no se
relaciona a contestar bien otra (ver Tabla 3).
La consistencia interna resultó baja: el alfa fue
0,1604, el cual mejora a 0,1782 si se retira el ítem 8;
asimismo, el omega total fue 0,36.
Explorando con el paquete nFactors el número más
adecuado de factores que podría tener la escala de co-
nocimientos de delirium, tenemos que 7 métodos sus-
tentan la existencia de 1 factor; 4, la de 4; 2, la de 6 fac-
tores; 2, la de 8; 2, la de ninguno; 1, la de 5; y 1 la de 2.
La prueba de Bartlett tuvo un p<0,001, pero la
prueba KMO indica un MSA=0,49. Como análisis de
sensibilidad, se evaluó con un AFC un modelo unifac-
torial de la escala, encontrándose indicadores del ajus-
Tabla 2. Número de participantes que respondieron correctamente en la sección de conocimientos según grado
académico
Preguntas Asistentes (n=48) Residentes (n=72) Internos (n=28) Total (n= 148)
Pregunta 1 16 (33.3 %) 22 (30.6 %) 6 (21.4 %) 44 (29.7 %)
Pregunta 2 42 (87.5 %) 61 (84.7 %) 27 (96.4 %) 130 (87.8 %)
Pregunta 3 15 (31.2 %) 25 (34.7 %) 5 (17.7 %) 45 (30.4 %)
Pregunta 4 33 (68.8 %) 53 (73.6 %) 16 (57.1 %) 102 (68.9 %)
Pregunta 5 33 (68.8 %) 35 (48.6 %) 17 (60.7 %) 85 (57.4 %)
Pregunta 6 26 (54.1 %) 46 (63.9 %) 22 (78.6 %) 94 (63.5 %)
Pregunta 7 37 (77.1 %) 62 (86.1 %) 26 (92.9 %) 125 (84.5 %)
Pregunta 8 20 (41.7 %) 135 (48.6 %) 11 (39.3 %) 66 (44.6 %)
Porcentaje total
(media)
57.8 %
(IC95 % 52.5-63.1)
58.9 %
(IC95 % 54.9-62.8)
58 %
(IC95 % 52-64.1)
58.4 %
(IC95 % 55.1-61.1)
Nota: 1= Medicina interna, 2= Cirugía general, 3= Traumatología, 4= Ginecología y obstetricia, 5= Neumología, 6= Medicina tropical, 7= Geriatría,
8= Oncología.
Figura 1. Porcentaje de respuestas respondidas correctamente en la sección de conocimientos de acuerdo a grado
académico y a servicios
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Conocimientos, actitudes y prácticas sobre diagnóstico y manejo del delirium en el Hospital Cayetano Heredia
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te con baja consistencia, mientras que el RMSEA ro-
busto fue de 0,043 (IC 90 %: 0-0,88) y el SRMR=0,064;
el CFI robusto fue de 0,590 y TLI robusto=0,426. Las
cargas factoriales de este modelo fueron menores con
0,4 con la excepción del ítem 7 (0,922).
Discusión
Los conocimientos sobre delirium en personal de sa-
lud han sido ampliamente estudiados en la literatura
con resultados diferentes de acuerdo a la población
estudiada o el instrumento utilizado. Asimismo, se
han validado múltiples cuestionarios para este n; sin
embargo, estos estudios se han realizado en poblacio-
nes europeas o norteamericanas y, en su mayoría se
centran en personal de salud de UCI (Ely et al., 2004;
Selim & Ely, 2017; Trogrlić et al., 2017). Hasta donde
sabemos, este es el primer estudio que evalúa estos pa-
rámetros en personal médico de servicios de hospita-
lización en población latinoamericana.
En nuestro estudio no encontramos diferencia sig-
nicativa entre los puntajes totales de conocimiento
de acuerdo a los grados de profesionales médicos eva-
luados, no encontrando una diferencia signicativa
entre los conocimientos de los asistentes, residentes
e internos. Esto podría indicar una falta de aprendi-
zaje en el tema a medida que el profesional médico
avanza en su carrera; señalando un vacío en el interés
de los programas de entrenamiento no psiquiátricos en
el manejo del delirium. Ya que el delirium es una con-
dición transversal en todas las especialidades médicas,
este hecho podría afectar el adecuado tratamiento de
los pacientes y congestionar los servicios de psiquiatría.
Por otra parte, evidenciamos hallazgos relevantes
al analizar las preguntas individualmente. Por ejem-
plo, solo un 29,7 % (n=44) identicó la alteración de
la atención como característica distintiva del delirium,
esencial para establecer el diagnóstico. Esto implica
que más de la mitad tendrían dicultades para identi-
Figura 2. Conabilidad respecto al uso de neurolépticos ante un delirium hiperactivo y número de intervenciones no
farmacológicas utilizadas según grado académico.
Nota: 0= ninguna intervención no farmacológica, 1= una medida no farmacológica, 2= dos medidas no farmacológicas, 3= tres medidas no farmaco-
lógicas, 4= cuatro medidas no farmacológicas.
Tabla 3. Correlaciones tetracóricas entre los ítems de la escala para medir conocimientos
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7
Q2 0,3715 1
Q3 0,0345 -0,0497 1
Q4 0,2081 0,038 0,2235 1
Q5 0,0364 0,3586 -0,1389 0,069 1
Q6 0,1605 -0,0511 0,0216 -0,0914 -0,0913 1
Q7 0,157 0,1544 -0,368 -0,1805 0,0866 0,4583 1
Q8 -0,1298 -0,1651 -0,1503 0,2188 0,0477 0,0947 0,0906
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car un cuadro clínico típico. En contraste, en un es-
tudio realizado por Arachchi y cols en UCI en un hos-
pital público en Sri Lanka, que evaluó conocimientos,
actitudes y prácticas sobre delirium en personal mé-
dico, más de dos tercios (74 %) de sus participantes
reconocían la alteración de la atención como síntoma
cardinal y un 68 % reconocía otros dos criterios para
su diagnóstico (Arachchi & Pinto, 2021). Debido a
que se usaron cuestionarios diferentes y se aplicaron a
distintas poblaciones, no podemos realizar compara-
ciones directas con los resultados de nuestro estudio;
sin embargo, el que sólo un tercio de nuestros parti-
cipantes respondieran correctamente ya indica una
carencia de conocimientos y sugiere que podrían no
estar diagnosticándolo.
Asimismo, analizamos los resultados según los
servicios de hospitalización. Los servicios de Geria-
tría, Medicina Tropical y Medicina Interna tuvieron
un mejor rendimiento, lo cual podría deberse a que
estos servicios presentan pacientes con delirium en
mayor medida. Otro hallazgo fue que más de la mitad
de participantes considera que la agresividad es parte
de la clínica del delirium; manifestando así un estig-
ma del personal médico respecto a estos pacientes. Lo
que se presenta en este síndrome es agitación psico-
motriz, la cual no necesariamente involucra una con-
ducta agresiva. Esta percepción puede generar el uso
prematuro de medidas mecánicas en su intervención,
empeorando la condición del paciente.
En cuanto a los tipos de delirium, los tipos mixto
e hipoactivo son los más frecuentes y este último se
asocia a una mala evolución clínica de los pacientes
(Goodson, Chang & Arora, 2018). En nuestro estu-
dio, solo un 44,6 % reconoció que el tipo hipoactivo se
asocia a un peor pronóstico. Así mismo, alrededor de
la mitad de los participantes consideró erróneamente
al tipo hiperactivo como el más frecuente, probable-
mente por su clínica más sugerente, un elemento que
contribuye a su sub-diagnóstico.
Respecto a las actitudes frente a este síndrome, la
mayoría de participantes consideró que el delirium
debería ser manejado por un psiquiatra; sin embar-
go, al ser este síndrome tan frecuente en la práctica
clínica, debería ser manejado de una manera básica
e independiente por el personal médico en general;
puesto que las causas de este síndrome son en su ma-
yoría orgánicas. Según la Sociedad de Medicina Hos-
pitalaria con base en Philadelphia, Estados Unidos; el
delirium debería poder ser manejado por un médico
de atención primaria u hospitalario, siendo ameritado
el apoyo de un especialista psiquiátrico ante casos de
difícil manejo como agitación extrema que amenace
la vida del paciente o que requieran dosis altas de psi-
cofármacos (Todd & Teale, 2017; Nichani et al., 2017;
Oldham et al., 2018; Mattison, 2020).
El instrumento CAM (Método de Evaluación de la
Confusión) es la herramienta más usada a nivel mun-
dial por su alta sensibilidad y especicidad, y solo re-
quiere de 5 a 7 minutos para aplicarse (De & Wand,
2015; Rieck, Pagali & Miller, 2020). Solo un 25 %
(n=37) rerió utilizarlo de manera rutinaria, demos-
trando la falta de estandarización en el diagnóstico de
delirium; sin embargo, también se puede deber a que
el uso de esta herramienta no es tan difundida ni en-
señada en las escuelas de medicina. El uso de métodos
de tamizaje es importante para la detección temprana
de este síndrome pues repercute a largo plazo en la
función cognitiva, ejecutiva y sensoriomotora del pa-
ciente (Outen, & Akintade, 2019).
Por otro lado, solo el 31,1 % (n=46) del total de
participantes, rerió sentirse “conado” o “bastante
conado” para prescribir antipsicóticos ante un deli-
rium hiperactivo, pudiendo estar relacionado a la fre-
cuente demanda de interconsultas de apoyo al mane-
jo para este síndrome en el hospital (Yu et al., 2023).
En cuanto a prácticas no farmacológicas, el 86,5 %
(n=128), rerió utilizar al menos una intervención no
farmacológica, siendo la más usualmente usada el fo-
mentar la presencia de un familiar del paciente. Sin
embargo, una práctica sencilla de realizar como la de
informar diariamente día y fecha a los pacientes, fue la
medida menos usada.
En un estudio similar realizado por Ertugrul y cols.
en el que se evaluaron enfermeras de UCI se describe
que a pesar de que habían respondido en su mayoría
el uso de medidas alternativas a las medidas restric-
tivas en el manejo del delirium, sólo un tercio tenían
sugerencias sobre dichos métodos alternativos; y esas
sugerencias eran, principalmente, el uso de sedación
(Ertuğrul, & Özden, 2021). Las medidas restrictivas y
sedantes son habitualmente usadas ante estos pacien-
tes de manera prematura, tanto en el nuestro como
en otros medios. Frente a eso, las guías de manejo de
delirium recomiendan disminuir el uso de sedación
debido a los riesgos que conlleva respecto a deterioro
cognitivo, complicaciones psicológicas y mortalidad
(Vincent et al., 2016).
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 29-37.
Limitaciones del estudio
En el instrumento no se recopiló datos sobre la pre-
sencia de educación reciente recibida acerca de deli-
rium. Por lo tanto, no se puede conocer si los resul-
tados obtenidos fueron inuenciados por la reciente
revisión del tema por los participantes. Así mismo, al
no existir una recompensa, los participantes no ten-
drían un incentivo para obtener un puntaje alto en
el cuestionario. Además, el análisis de la estructura
del instrumento tuvo resultados mixtos, encontrán-
dose una baja consistencia interna, lo cual indica la
necesidad de mejorar el instrumento. Por último, al
ser un estudio de carácter descriptivo, no realizamos
una validación psicométrica completa antes de apli-
car nuestro instrumento. Esto limita la aplicabilidad
de nuestro instrumento, pero no afecta los hallazgos
individuales obtenidos.
En conclusión, nuestro instrumento permitió des-
cribir los conocimientos, actitudes y prácticas del per-
sonal médico en un hospital público a pesar de contar
con una validación psicométrica parcial. En este estu-
dio, se evidenciaron deciencias en conocimientos y
en el uso de medidas no farmacológicas, factores con-
dicionantes para un diagnóstico tardío y por consi-
guiente un manejo inadecuado. Asimismo, recomen-
damos continuar con la investigación del delirium en
áreas de hospitalización no-UCI.
Conictos de intereses: este artículo no recibió nan-
ciamiento externo. Los autores declaran no presentar
conictos de interés.
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ANEXO
Instrumento para evaluar los conocimientos, actitudes y prácticas sobre el diagnóstico y manejo del delirium en el Hospital
Cayetano Heredia
N° Ítem Pregunta Alternativas de respuesta
Parte II: Conocimientos
1La característica distintiva del delirium es
A. Alteración cognitiva aguda
B. Presencia de alucinaciones visuales
C. Alteración aguda de la atención
D. Presencia de agitación psicomotriz
2La inversión del ciclo sueño-vigilia es habitual en los
pacientes con delirium:
A. V
B. F
3Los pacientes con delirium hiperactivo son física o
verbalmente agresivos:
A. V
B. F
4El décit visual/auditivo incrementa el riesgo de delirium: A . V
B. F
5
Marque la alternativa que menciona un factor
predisponente (condición previa de vulnerabilidad) de
delirium:
A. Sepsis
B. Demencia
C. Hipoglicemia
6Marque la alternativa que menciona un factor precipitan-
te (factor desencadenante) de delirium:
A. Trastorno depresivo
B. Hiponatremia
C. Desnutrición crónica
7Para diferenciar demencia de delirium, marque la
alternativa correcta:
A. El delirium tiende a ser crónico y progresivo mientras
que la demencia tiende a ser uctuante
B. El delirium tiene inicio gradual y la demencia tiene un
inicio agudo
C. Usualmente la atención no está alterada en la demen-
cia, mientras que si lo está en el delirium
8Marque lo correcto sobre los tipos de delirium:
A. El delirium hiperactivo es más frecuente que el hipoac-
tivo
B. El delirium hipoactivo se asocia con un peor pronóstico
C. El delirium hiperactivo es más difícil de diagnosticar
Parte III: Actitudes
9¿Cree usted que el delirium es un síndrome que debería
ser manejado por un psiquiatra?:
A.
B. No
37
Conocimientos, actitudes y prácticas sobre diagnóstico y manejo del delirium en el Hospital Cayetano Heredia
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 29-37.
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Instrumento para evaluar los conocimientos, actitudes y prácticas sobre el diagnóstico y manejo del delirium en el Hospital
Cayetano Heredia
N° Ítem Pregunta Alternativas de respuesta
10
¿Suele usted utilizar el Método para la evaluación de la
confusión (CAM, del inglés Confussion Assessment Method)
como herramienta para diagnosticar delirium?:
A.
B. No
11
En caso que evalúe un paciente en el que usted sospe-
che de delirium de tipo hiperactivo, ¿qué tan conado se
siente al indicar neurolépticos típicos (Ej. Haloperidol) de
manera independiente de las sugerencias de un especialis-
ta en psiquiatría?: (marque una sola alternativa)
muy poco conado
poco conado
regularmente conado
conado
bastante conado
Parte IV: Prácticas
12
¿Qué intervenciones no farmacológicas usa regularmente
en el manejo del delirium?:
(marque una o más alternativas)
Iniciar movilización temprana
Procurar no interrupciones de sueño nocturno por
procedimientos de enfermería
Informar día y fecha al paciente diariamente
Fomentar la presencia constante de un familiar del
paciente (cuando las condiciones sanitarias lo permitan)
No he utilizado ninguna de las anteriores
Investigación original
38
Resumen
Introducción y objetivo: La Frontal Systems Behavior Scale (FrSBe) es una escala autoadministrable que evalúa cam-
bios comportamentales (apatía, desinhibición y disfunción ejecutiva) luego de una lesión cerebral. El objetivo
del trabajo fue obtener indicadores de rendimiento del puntaje total y las sub-escalas de la FrSBe para adultos
de habla hispana de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, analizar el efecto de variables demográcas y ob-
tener datos normativos del instrumento. Materiales y métodos: se incluyeron 169 participantes y 83 familiares
de esos participantes de Buenos Aires que completaron una encuesta para datos demográcos y la versión en
español de la FrSBe. Se calcularon estadísticos descriptivos y se aplicaron modelos de regresión lineal múltiple
para analizar el efecto de la edad, la escolaridad y el género sobre las puntuaciones. Resultados: Las variables
que mostraron efecto sobre el puntaje total de la FrSBe versión de auto-reporte fueron la edad y la escolari-
dad. No hubo efecto del género y el modelo no fue signicativo para la versión del familiar. Se obtuvieron las
medias de rendimiento de los participantes en la escala y se presentan los datos normativos agrupados en tres
grupos etarios y cada uno de ellos en dos grupos de escolaridad, del mismo modo que en la versión original
del instrumento. Conclusión: Este estudio presenta los primeros datos normativos para adultos de Buenos
Aires en la FrSBe. Esto representa un aporte crucial para la utilización de este instrumento en esta región.
Palabras clave: FrSBe, datos normativos, conducta, evaluación neuropsicológica
Abstract
Introduction and objective: The Frontal Systems Behavior Scale (FrSBe) is a self-administered scale that evaluates
behavioral changes (apathy, disinhibition and executive dysfunction) following a brain injury. The aim of this study was
to obtain performance indicators of the total score and the subscales of the FrSBe for Spanish-speaking adults in the
Province of Buenos Aires, Argentina, analyze the effect of demographic variables and obtain normative data for the
instrument. Materials and methods: 169 participants and 83 family members of these participants from Buenos
Aires were included. They completed a survey for demographic data and the Spanish version of the FrSBe. Descriptive
statistics were calculated and multiple linear regression models were applied to analyze the effect of age, education,
and gender on the scores. Results: The variables that showed an effect on the total score of the FrSBe Self-Rating Form
were age and education. There was no effect of gender and the model was not signicant for the Family Rating Form.
Performance means for participants on the scale were obtained, and the normative data are presented grouped into
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de
Buenos Aires, Argentina
Frontal Systems Behavior Scale: normative data for adults from Buenos Aires, Argentina
Natalia Camilotto1, Paula Caamaño2, Samanta Leiva3
RECIBIDO 30/1/2024 - ACEPTADO 21/5/2024
1.Instituto de Investigaciones Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Argentina.
https://orcid.org/0009-0005-4318-7244
2.Instituto de Investigaciones Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. https://orcid.org/0000-0002-0436-2354
3.Instituto de Investigaciones Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Unidad de Neuropsicología, Hospital Interzonal General de Agudos
“Eva Perón”, Argentina. https://orcid.org/0000-0003-3196-1675
Autora correspondiente
Natalia Camilotto
natalia.r.camilotto@gmail.com
Institución en la que se realizó la investigación: Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.723
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.723
39
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
Introducción
La Frontal Systems Behavior Scale (FrSBe) (Grace &
Malloy, 2001) es una escala autoadministrable di-
señada para evaluar cambios comportamentales de
pacientes con lesiones frontales. Es una escala breve,
accesible y conable que posibilita la evaluación del
comportamiento del paciente previo a la lesión y en
el momento presente (después de la lesión). Cuenta
con dos versiones, una versión que es respondida por
el paciente (versión de auto-reporte) y una versión
que es completada por un familiar o allegado sobre
el comportamiento de este (versión familiar). Esta es-
cala permite detectar tres cambios comportamentales:
apatía, desinhibición y disfunción ejecutiva.
Se ha conceptualizado a la apatía como un sín-
drome neuropsiquiátrico caracterizado por falta de
interés, motivación, energía o pérdida de emociones
(Marin, 1991). Este síndrome puede expresarse en
tres esferas: la esfera cognitiva (falta de interés en es-
tablecer planes u objetivos, falta de preocupación por
el cuidado y la salud personal), la esfera emocional
(aplanamiento afectivo, falta de respuesta emocional e
indiferencia) y la esfera comportamental. En esta últi-
ma, los individuos maniestan ausencia de conductas
voluntarias dirigidas a objetivos, tales como falta de
productividad, falta de tiempo dedicado a actividades
de interés, falta de iniciativa, dependencia de otros y
disminución en la recreación y socialización.
Por otro lado, la desinhibición se caracteriza por la
incapacidad para suprimir una acción o verbalización
inapropiada para el contexto (Osborne-Crowley &
McDonald, 2018). Esta puede manifestarse en accio-
nes físicas inapropiadas (avances sexuales inapropia-
dos, conductas impulsivas o agresividad) y en accio-
nes verbales inapropiadas (comentarios insensibles,
insultos, discurso expansivo, comentarios inapropia-
dos, fallas para respetar los turnos en una conversa-
ción y habla egocéntrica).
Por último, la disfunción ejecutiva reere a las alte-
raciones del funcionamiento ejecutivo. Cabe destacar
que las funciones ejecutivas implican un gran núme-
ro de procesos cognitivos y actualmente no existe un
consenso claro sobre la denición de este constructo
y sus manifestaciones conductuales. Sin embargo, se-
gún Polich et al. (2019), la disfunción ejecutiva im-
plica dicultades para organizar, planicar y ejecutar
tareas, conceptualizar y exhibir una capacidad de e-
xibilidad mental.
La escala FrSBe ha mostrado ser de gran utilidad
para la detección de las mencionadas alteraciones
comportamentales en pacientes con lesiones fron-
tales (Zawacki et al., 2002; Chiaravalotti et al., 2003;
Levy & Dubois, 2006; Malloy et al., 2007; Zgaljardic
et al., 2007; Hergert et al., 2015; Osborne-Crowley &
McDonald, 2016; Hogeveen et al., 2021). Sin embar-
go, los únicos datos normativos disponibles con los
que contamos en la actualidad son los aportados por
la versión original de la escala, que tienen más de 20
años de antigüedad y son de una muestra de personas
estadounidenses (Grace & Malloy, 2001). Aún no con-
tamos con datos normativos actuales para adultos de
Argentina lo que representa una limitación para el uso
de este instrumento. Tomando esto en consideración,
el objetivo del presente trabajo fue obtener datos nor-
mativos de la FrSBe para personas adultas de Buenos
Aires ajustados según las variables que afecten su pun-
tuación (edad, escolaridad o género).
Materiales y métodos
Participantes
Se reclutó a participantes adultos sanos utilizando un
muestreo no probabilístico. El medio de difusión para
contactar a los participantes fue a través de la difusión
de solicitudes realizadas en el marco de la Facultad de
Psicología de la Universidad de Buenos Aires, solici-
tudes de reclutamiento publicadas en redes sociales y
por otras difundidas por el grupo de investigación.
La muestra seleccionada debió cumplir con los si-
guientes criterios: 1) participantes argentinos identi-
cados con el género hombre o mujer con edad mayor
o igual a 18 años; 2) residentes de la Provincia de Bue-
nos Aires o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires;
3) hablantes nativos del español y alfabetizados; 4) sin
antecedentes neurológicos o psiquiátricos; 5) no ha-
ber abusado de sustancias actualmente o en el pasado;
three age groups, each of them into two education groups, similiar to the original version of the instrument. Conclu-
sion: This study provides the rst normative data for adults from Buenos Aires in the FrSBe. This represents a crucial
contribution to the use of this instrument in this region.
Keywords: FrSBe, normative data, behavior, neuropsychological assessment
40
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
6) no estar consumiendo psicofármacos al momento
del estudio; 7) no ser psicólogo ni estudiante de psico-
logía. Se consideró a participantes mayores de 18 años
de edad que hayan alcanzado diversos niveles educati-
vos, menor o igual a 12 años de escolaridad y mayor a
12 años, para contemplar diversos niveles educativos
tal y como se realizó en la normatización original de
la FrSBe.
Debido a que la escala FrSBe también presenta una
versión para el familiar, se reclutó a un informante
(familiar o allegado) por cada participante. Este infor-
mante debía ser mayor de edad (18 años o más), estar
alfabetizado y debía pasar al menos 4 horas diarias o
28 horas semanales con el participante, tal y como se
requiere en la versión original del instrumento FrSBe.
Materiales
Encuesta estructurada de datos demográcos
Se administró una encuesta estructurada con el n de
obtener datos sobre la edad, la escolaridad y el género
de los participantes, y constatar si cumplían con los
criterios de inclusión.
Frontal Systems Behavior Scale – FrSBe (Grace &
Malloy, 2001; versión en español de Caracuel et al., 2012)
Se trata de una escala autoadministrable que per-
mite evaluar cambios comportamentales como con-
secuencia de una disfunción frontal. Estos cambios
están agrupados en tres dominios: a) Apatía: incluye
ítems que hacen referencia a problemas con la inicia-
ción, alteraciones en la motivación, retardo psicomotor,
pérdida de energía e interés, falta de preocupación por
el auto-cuidado y embotamiento afectivo; b) Desinhibi-
ción: contiene ítems que evalúan problemas con el con-
trol inhibitorio de acciones y emociones, entre las que
se incluyen conductas de impulsividad, hiperactividad,
inadecuación social, labilidad emocional, agresividad
e irritabilidad; c) Disfunción ejecutiva: contiene ítems
que describen alteraciones en la atención sostenida,
memoria de trabajo, planicación, secuenciación, reso-
lución de problemas, exibilidad mental, auto-monito-
reo y habilidad para beneciarse del feedback o modi-
car el comportamiento ante errores.
La escala está compuesta por 46 ítems autoadmi-
nistrables y se presenta en dos versiones: la versión de
auto-reporte, que la completa el participante (o pa-
ciente en el caso del contexto clínico) sobre su propio
comportamiento, y la versión del familiar, que la com-
pleta un familiar o allegado sobre el comportamiento
del participante. Este familiar o conocido debe pasar
al menos 4 horas diarias o 28 horas semanales con el
evaluado. Los ítems consisten en frases que expresan
conductas y la persona que responde debe seleccionar
con qué frecuencia el participante expresa esa con-
ducta utilizando una escala Likert de 5 puntos, que
va desde 1 “Casi nunca” hasta 5 “Casi siempre. En la
escala, puntajes más altos indican mayor presencia de
conductas desadaptativas y se puede obtener un pun-
taje total y puntajes por separado para cada una de las
escalas de Apatía, Desinhibición y Disfunción ejecu-
tiva. Para el cálculo de las puntuaciones, primero se
debe invertir la puntuación de los ítems inversos (ítems
33 a 46). En esos casos, se debe asignar 1 punto si la
persona seleccionó 5; 2 si seleccionó 4; 3 si seleccionó
3; 4 si seleccionó 2; y 5 si seleccionó 1. Luego, se suman
los puntajes de todos los ítems para obtener el puntaje
total y los correspondientes para cada escala (Apatía:
ítems 1, 8, 11, 14, 16, 21, 23, 24, 29, 38, 39, 41, 42 y 46;
Desinhibición: ítems 2, 4, 6, 9, 10, 12, 18, 27, 28, 30, 31,
32, 43, 44 y 45; Disfunción ejecutiva: ítems 3, 5, 7, 13,
15, 17, 19, 20, 22, 25, 26, 33, 34, 35, 36, 37 y 40).
En la versión de la FrSBe que se utiliza en el con-
texto clínico, el paciente y el familiar deben responder
a cada ítem en dos partes: la frecuencia con la que el
paciente incurre en cada conducta descripta antes de
la lesión cerebral y después de la misma (conducta
de la actualidad). Así, esta escala permite valorar un
cambio de comportamiento al comparar las conduc-
tas antes y después de la lesión cerebral. En el presente
estudio, y al haber evaluado únicamente a personas
sin condiciones neurológicas para obtener datos nor-
mativos de las puntuaciones, se solicitó a los partici-
pantes y familiares que respondan únicamente por las
conductas actuales de los participantes.
Procedimiento y análisis de datos
Todos los participantes fueron evaluados de forma
presencial e individualmente, siguiendo las normas
para la administración de la versión original de la Fr-
SBe (Grace & Malloy, 2001) y las consignas adapta-
das de la versión en español que se ha utilizado en el
presente estudio (Caracuel et al., 2012). Se solicitó la
rma del consentimiento informado de participación
voluntaria y, luego, se aplicaron los instrumentos de
recolección de datos: encuesta estructurada de datos
demográcos y FrSBe versión en español (versión de
auto-reporte o del familiar, según corresponda).
Para el análisis de datos se realizó estadística des-
criptiva para conocer las características demográcas
de la muestra evaluada. Se calcularon descriptivos de
rendimiento de todas las puntuaciones de la FrSBe
para la versión de auto-reporte y la del familiar. Se
compararon las diferencias entre las puntuaciones ob-
tenidas por los participantes y familiares con la prue-
41
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
ba t para muestras apareadas y se estudió la asociación
entre sus puntuaciones con la prueba de correlación
de Pearson. En caso de que las variables tuvieran una
distribución alejada de la normal, se aplicaron prue-
bas no paramétricas (prueba de rangos con signo de
Wilcoxon y prueba de correlación de Spearman).
Para analizar el efecto de la edad, la escolaridad y el
género sobre los puntajes de la FrSBe, se aplicó el mis-
mo método que el utilizado en la versión original de
Grace & Malloy (2001), con n de poder comparar los
resultados. Así, se estimó un modelo de regresión li-
neal múltiple considerando al puntaje total de la esca-
la como variable respuesta y a las variables demográ-
cas como explicativas de efectos aditivos, tanto para la
versión de auto-reporte como para la del familiar. Para
ambos modelos se estudiaron los supuestos mediante
el análisis de residuos. Con el paquete pwr (Champely,
2020) se calculó el tamaño de la muestra mínimo ne-
cesario para estimar los parámetros de cada regresión
lineal múltiple realizada, asumiendo un tamaño del
efecto medio (f2 de Cohen = 0.15), un nivel de signi-
cación estadística (α) de 0.05 y un poder (1-β) de 0.80.
El cálculo arrojó que la muestra mínima necesaria
para estimar cada modelo debía estar constituida por
77 participantes.
Por último, se generaron datos normativos para los
grupos de edad y escolaridad, agrupados de forma si-
milar a la versión original de la FrSBe.
Los análisis estadísticos fueron realizados con la
versión 4.2.1 de R (R Core Team, 2022) bajo el entor-
no RStudio (Posit Team, 2023). Los datos utilizados
para el presente estudio y el script para reproducir los
análisis y guras se encuentran disponibles aqui
Consideraciones éticas
El procedimiento aplicado para la presente investi-
gación fue evaluado y aprobado por la Comisión de
Evaluación de Conductas Responsables en Investiga-
ción de la Facultad de Psicología de la Universidad
de Buenos Aires (Código de registro del proyecto:
CEI212007). Todos los participantes y familiares de
los mismos rmaron un consentimiento voluntario
de participación.
Resultados
Se reclutaron 172 participantes de los cuales 3 debie-
ron ser excluidos ya que no cumplían con los criterios
de inclusión. La muestra nal incluyó un total de 169
participantes y 83 familiares del Área Metropolitana
de Buenos Aires. La discrepancia entre el número de
participantes y familiares se debió a que no se pudo
reclutar a familiares para todos los participantes. En la
tabla 1 se presentan los datos demográcos descripti-
vos de las muestras. En lo que respecta a los familiares,
69 (83 %) convivían con el participante mientras que 14
(17 %) de ellos no. El tipo de relación de los familiares
con los participantes fue: pareja n = 38 (46 %), madre/
padre n = 16 (19 %), hijo/a n = 12 (14 %), hermano/a
n = 9 (11 %), compañero/a de trabajo n = 3 (4 %), ami-
go/a n = 2 (2 %), nieto/a n = 1 (1 %), sobrino/a n = 1
(1 %), tío/a n = 1 (1 %).
En la tabla 2 se muestran los estadísticos descripti-
vos del rendimiento en cada una de las puntuaciones
de la FrSBe (escala completa, apatía, desinhibición
y disfunción ejecutiva) para la muestra completa de
participantes y familiares.
Para los casos en los que se obtuvo reporte del par-
ticipante y su familiar, se realizaron comparaciones
de las puntuaciones obtenidas entre ellos en la esca-
la total y las sub-escalas de la FrSBe (comparaciones
realizadas con 83 pares de participantes y sus corres-
pondientes familiares). Los resultados mostraron que
no hubo diferencias en las puntuaciones medias ob-
tenidas por participantes (auto-reporte) y familiares
para el Puntaje Total (t(82) = 0.497, p = .620, diferencia
de medias = 0.99 [IC 95 %: -3.0 a 4.9]), Apatía (t(82) =
-0.277, p = .782, diferencia de medias = -0.18 [IC 95 %:
Tabla 1. Estadísticos descriptivos de las características de la muestra de participantes (n= 169) y familiares (n = 83)
Participantes Familiares
Media (DE) Mediana
(RIQ) Mín-Máx Media (DE) Mediana
(RIQ) Mín-Máx
Edad (años) 41.4 (18.5) 40 (32) 18 – 87 38.6 (15.6)a37 (27)a18 – 80a
Escolaridad (años) 14.9 (3.8) 15 (5) 6 – 25 15.7 (3.1)b16 (5)b7 – 25b
Género, n ( %)
-Mujeres 93 (55 %) 57 (69 %)
-Hombres 76 (45 %) 26 (31 %)
DE = desvío estándar; RIQ = rango intercuartil. a Datos faltantes = 2; b Datos faltantes = 1.
42
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
-1.5 a 1.1]), y Disfunción Ejecutiva (t(82) = -1.313, p =
.193, diferencia de medias = -1.3 [IC 95 %: -3.3 a 0.7]).
Sí se observaron diferencias entre el reporte del parti-
cipante y su familiar para la sub-escala Desinhibición
(t(82) = 3.01, p = .003, diferencia de medias = 2.5 [IC 95
%: 0.8 a 4.1]), en la cual los participantes obtuvieron
puntuaciones más altas que los familiares: media del
puntaje de Desinhibición de la versión de los parti-
cipantes (auto-reporte) = 29.3 (DE = 6.8); media del
puntaje de Desinhibición de la versión de los familia-
res = 26.8 (DE = 7.9). Cabe aclarar que las puntuacio-
nes de las escalas de Apatía y Desinhibición tuvieron
distribuciones alejadas de una normal por lo que se
rehicieron los análisis con estadística no-paramétrica
que permitieron arribar a las mismas conclusiones: no
hubo diferencias entre el auto-reporte y el reporte del
familiar para Apatía (V = 1415, p = .805) pero sí para
Desinhibición (V = 2277.5, p = .004).
Por otro lado, se analizaron las asociaciones entre
las puntuaciones obtenidas con la versión de auto-re-
porte de los participantes y la versión de los familiares
en todos los puntajes de la FrSBe. Los resultados mos-
traron correlaciones signicativas para todas las pun-
tuaciones: Puntaje Total (r = .51 [IC 95 %: .33 a .66], p <
.001), Apatía (r = .61 [IC 95 %: .45 a .73], p < .001; rho =
.60, p < .001), Desinhibición (r = .49 [IC 95 %: .30 a .64],
p < .001; rho = .44, p < .001) y Disfunción Ejecutiva (r =
.47 [IC 95 %: .28 a .62], p < .001). En todos los casos se
observaron asociaciones positivas (ver Figura 1).
Se estimó un modelo de regresión lineal múltiple
para el puntaje total de la FrSBe versión de auto-reporte
considerando a la edad, la escolaridad y el género como
variables explicativas de efectos aditivos. Los resulta-
dos mostraron que el modelo fue signicativo (F(3, 165)
= 13.35, p < .001) y explicó el 18 % de la varianza. Las
variables que mostraron efecto sobre el puntaje total
de la FrSBe versión de auto-reporte fueron la edad (β
estimado = -0.2 [IC 95 %: -0.4 a -0.1], p < .001) y la
escolaridad (β estimado = -1.7 [IC 95 %: -2.3 a -1.1], p
< .001). No hubo efecto del género (β estimado = -2.1
[IC 95 %: -6.8 a 2.5], p = .365). Asimismo, se estimó
un modelo con las mismas variables explicativas para
la puntuación de la versión del familiar. En ese caso el
modelo no fue signicativo (F(3, 79) = 2.207, p = .094, R2
ajustado = 0.04), es decir que no hubo efecto de la edad,
la escolaridad o el género de los participantes sobre las
puntuaciones del reporte de los familiares.
Datos normativos
Para el reporte de los datos normativos, se agruparon
a los participantes en función de la edad y la escolari-
dad ya que fueron las únicas variables que mostraron
efecto. Se utilizaron los mismos grupos de edad y es-
Tabla 2. Estadísticos descriptivos de rendimiento de la muestra completa de participantes (n = 169) en la versión de
auto-reporte de la escala FrSBe y de los familiares (n = 83)
Versión auto-reporte (n = 169) Versión familiar (n = 83)
Puntuaciones de la FrSBe Media (DE) Mediana
(RIQ) Mín-Máx Media (DE) Mediana
(RIQ) Mín-Máx
Puntaje total 91.6 (16.6) 91 (21) 53 – 135 91.5 (19.5) 91 (23.5) 55 – 153
Apatía 28.4 (6.5) 28 (10) 15 – 48 28.5 (6.8) 28 (10) 16 – 44
Desinhibición 28.9 (6.3) 28 (7) 17 – 50 26.8 (7.9) 26 (10) 15 – 59
Disfunción ejecutiva 34.4 (7.8) 34 (10) 18 – 57 36.2 (9.3) 36 (12) 18 – 65
DE = desvío estándar; RIQ = rango intercuartil
Figura 1. Grácos de asociación entre el reporte del partici-
pante (auto-reporte) y su familiar en cada una de las puntuacio-
nes de la escala FrSBe (n = 83).
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Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
colaridad que la versión original de Grace & Malloy
(2001): tres grupos de edad (de 18 a 39 años, de 40 a
49, y mayor o igual a 60 años) y dos grupos de escola-
ridad (menor o igual a 12 años de educación formal y
mayor a 12 años). No se generaron datos normativos
agrupados según el género por no haber sido una va-
riable que mostró efecto en la muestra de Buenos Ai-
res evaluada. En las tablas 3 y 4 se presentan los datos
normativos para Buenos Aires de la FrSBe, versión de
auto-reporte y reporte del familiar, respectivamente.
Finalmente, en la gura 2 se muestra la compara-
ción gráca de las medias del puntaje total de la FrSBe
de los datos normativos obtenidos en el presente estu-
dio con los datos reportados en el manual original de
Grace & Malloy (2001) de las muestras estadouniden-
ses. En las guras S1 a S3 correspondientes al material
suplementario, se presenta esta misma comparación
para las subescalas: apatía (gura S1), desinhibición
(gura S2) y disfunción ejecutiva (gura S3).
Discusión
Este estudio tuvo el objetivo de obtener datos norma-
tivos de rendimiento para adultos de Buenos Aires en
la escala FrSBe, una herramienta que evalúa alteracio-
nes comportamentales de pacientes con lesiones ce-
rebrales. Se presentaron aquí los primeros datos nor-
mativos de la FrSBe para adultos de Argentina. Esto
supone un aporte fundamental para la utilización de
este instrumento en la región ya que, a pesar de tra-
tarse de una escala muy difundida en el ámbito clí-
nico, no se contaba, hasta el momento, con baremos
para la población argentina. El único antecedente de
elaboración de normas para la FrSBe, además de las
publicadas en la versión original del instrumento, fue
el estudio de Quang et al. (2021) realizado en pobla-
ción vietnamita. Estos autores adaptaron únicamente
la subescala de apatía y propusieron puntajes de corte
generales solamente para la versión de auto-repor-
te. En el caso del presente estudio, se presentan da-
Tabla 3. Datos normativos para Buenos Aires de la versión de auto-reporte en la escala FrSBe expresados en
medias (M) y desvíos estándar (DE) del puntaje bruto en cada caso
Versión de auto-reporte
Puntaje total Apatía Desinhibición Disfunción ejecutiva
Edad Educación* n M (DE) M (DE) M (DE) M (DE)
18 a 39 ≤ 12 17 104.0 (16.1) 31.3 (4.7) 30.9 (5.9) 41.4 (9.4)
>12 65 92.9 (16.5) 28.2 (6.8) 30.2 (6.9) 34.2 (7.0)
40 a 59 ≤ 12 20 101.0 (16.0) 31.0 (4.6) 31.2 (6.3) 38.6 (8.2)
>12 37 81.4 (14.1) 25.5 (6.6) 25.2 (4.6) 30.6 (6.0)
≥ 60 ≤ 12 17 90.8 (12.9) 29.7 (6.6) 27.6 (4.3) 33.4 (7.3)
>12 13 86.1 (11.3) 26.1 (6.3) 28.2 (6.4) 31.8 (6.5)
* Educación expresada en años de escolaridad formal: ≤ 12 = menor o igual a 12 años; > 12 = mayor a 12 años.
Tabla 4. Datos normativos para Buenos Aires de la versión de reporte del familiar en la escala FrSBe expresados en
medias (M) y desvíos estándar (DE) del puntaje bruto en cada caso
Versión de auto-reporte
Puntaje total Apatía Desinhibición Disfunción ejecutiva
Edad Educación*1n M (DE) M (DE) M (DE) M (DE)
18 a 39 ≤ 12 7 98.4 (12.8) 31.7 (4.3) 26.0 (6.2) 40.7 (5.3)
>12 39 88.9 (20.6) 28.2 (6.7) 26.6 (8.6) 34.2 (9.2)
40 a 59 ≤ 12 10 106.0 (16.8) 29.6 (7.1) 33.4 (6.7) 43.5 (9.9)
>12 17 87.7 (16.2) 27.6 (5.3) 24.4 (6.2) 35.6 (8.2)
≥ 60 ≤ 12 5 99.4 (19.7) 34.0 (9.7) 26.2 (6.9) 39.2 (8.7)
>12 5 77.0 (19.0) 22.2 (7.9) 25.4 (7.6) 29.4 (8.7)
1 La edad y la educación de referencia corresponden al del evaluado (participante/paciente), no al del familiar.
* Educación expresada en años de escolaridad formal: ≤ 12 = menor o igual a 12 años; > 12 = mayor a 12 años.
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Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
tos normativos tanto para la versión de auto-reporte
como para la versión del familiar de la escala FrSBe,
aportando medias y desvíos para el puntaje total y
para el puntaje de las tres subescalas (apatía, desinhi-
bición y disfunción ejecutiva).
En lo que respecta al uso de este baremo en ámbito
clínico, los datos normativos se presentan agrupados
por edad y escolaridad, ya que fueron las únicas varia-
bles que mostraron efecto sobre los puntajes, y en for-
mato de medias y desvíos estándar de las puntuacio-
nes. Así, los clínicos podrán comparar la puntuación
obtenida por su paciente y considerar, por ejemplo,
calcular puntuaciones estandarizadas de rendimien-
to (ej: puntaje Z). Dado que en el instrumento FrSBe
mayores puntuaciones indican mayor frecuencia de
conductas desadaptativas, las puntuaciones compara-
das con el baremo deben ser interpretadas en ese sen-
tido. Por ejemplo, en el caso de un paciente de 20 años
de edad y 12 años de escolaridad que haya obtenido
un puntaje igual a 45 en la versión de auto-reporte de
la escala Desinhibición, los datos normativos locales
permiten calcular un puntaje Z = 2.4 para ese caso.
Eso indica que el paciente reporta más frecuentemente
tener comportamientos de desinhibición conductual
que la muestra normativa sana. Su rendimiento es 2.4
desvíos estándar superior a la media de la muestra de
Buenos Aires sin condiciones neurológicas y psiquiá-
tricas. Para la interpretación clínica de los resultados,
se sugiere considerar la escala de valoración propues-
ta por los autores originales del instrumento (Grace
& Malloy, 2001), quienes indican que un rendimien-
to mayor o igual a 1.5 desvíos estándar de la media
es considerado clínicamente signicativo; y entre 1 y
1.5 desvíos estándar es considerado como alteración
limítrofe. Además, en el caso del uso clínico de este
instrumento, se sugiere considerar todas las guías de
administración, puntuación e interpretación provistas
en el manual de la FrSBe (Grace & Malloy, 2001).
A diferencia de lo reportado en la muestra original
de Grace & Malloy (2001), el género no mostró efecto
sobre el rendimiento de personas adultas de Buenos
Aires. Este resultado es congruente con el estudio de
de Quang et al. (2021) en el que tampoco encontra-
ron efecto del género en los puntajes obtenidos por
la muestra de adultos vietnamitas en la subescala de
apatía de la FrSBe. Asimismo, los autores de la adapta-
ción española de la FrSBe que se utilizó en el presente
estudio tampoco encontraron diferencias por géne-
ro en las puntuaciones de la escala en su muestra de
adultos de Granada, tanto para el puntaje total como
para el puntaje de las subescalas (Caracuel et al., 2008;
Caracuel et al., 2012).
Los resultados del presente estudio normativo
muestran que los adultos de Buenos Aires puntúan
más alto que la muestra original de Grace & Malloy
(2001) en el puntaje total y en el puntaje de las subes-
calas de la FrSBe. Estas diferencias de rendimiento res-
pecto de la muestra estadounidense original también
se hallaron en otros trabajos. En la adaptación viet-
namita de la FrSBe se reportaron puntuaciones más
altas en la subescala de apatía y esta discrepancia con
la muestra original fue atribuida a factores culturales,
ya que, según los autores, es usual que los individuos
vietnamitas puntúen alto en cuestionarios de auto-re-
porte debido a las altas expectativas sociales y los altos
niveles de autocrítica de esa población (Quang et al.,
2021). Por su parte, individuos españoles obtuvieron
puntajes moderadamente más bajos que los reportados
en las normas originales y los autores también lo atri-
buyen a las diferencias culturales entre las muestras es-
pañolas y estadounidenses (Caracuel et al., 2008). Estos
Figura 2. Comparación de las medias de rendimiento de los
participantes de Buenos Aires y las muestras estadounidenses
reportadas en el manual original de la FrSBe para el Puntaje Total.
Nota: El punto representa la media de rendimiento y las líneas el error
estándar de la media. Los puntajes están expresados en puntajes brutos.
Los datos de la versión original fueron extraídos de las tablas 7 y 8
del manual original de la FrSBe para cada grupo de edad y escolaridad
(Grace & Malloy, 2001, página 38).
45
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
hallazgos resaltan la importancia de tener en cuenta las
características culturales a la hora de utilizar este tipo
de escalas y enfatizan la necesidad de contar con datos
normativos locales que permitan una interpretación
precisa del rendimiento de los individuos. En el caso de
nuestra región, utilizar los datos normativos publicados
en el manual original de la FrSBe llevaría a sobreesti-
mar la presencia de alteraciones comportamentales en
los individuos de Buenos Aires y, por lo tanto, a come-
ter fallas en la caracterización clínica de estos.
Una comparación novedosa que se ha realizado en
el presente estudio, fue analizar las similitudes entre
el reporte del participante y su familiar. Las compara-
ciones de las medias del Puntaje total, de Apatía y Dis-
función ejecutiva, no mostraron diferencias entre los
dos grupos y se observaron asociaciones positivas en-
tre ambas puntuaciones. Esto indica que la versión del
familiar es conable en el sentido que reportan una
frecuencia de conductas similares a las que realizan los
evaluados sobre su propio comportamiento. Este dato
resulta sumamente relevante para la interpretación
clínica de las escalas de evaluación en las que el repor-
te del familiar es la única fuente de reporte. Si bien la
FrSBe está armada de forma tal que permite recabar
reportes tanto de los pacientes como de sus familia-
res, existen situaciones en las que no es posible que el
paciente responda sobre su propio comportamiento,
por ejemplo, por falta de conciencia de sus diculta-
des (Trahan et al., 2006; Bivona et al., 2008) o por im-
posibilidad de responder la escala (ej. por dicultades
de comprensión de los ítems). Además, que el reporte
de los familiares haya sido similar al de los propios
participantes, resulta en una evidencia a favor de la
utilización de escalas en las que solo se toma como re-
porte a los datos provistos por familiares y cuidadores
como es el caso de Neuropsychiatric Inventory Ques-
tionnaire (Kaufer et al., 2000), Katz Adjustment Scale
(Baker et al., 1998) y Neuropsychology Behavior and
Aect Prole (Cannon, 2000). Así, nuestros resulta-
dos muestran que una escala que incluye el reporte de
un tercero es de suma utilidad para la caracterización
del comportamiento de los evaluados.
Por otro lado, sí se observaron diferencias de ren-
dimiento entre los participantes y los familiares en la
subescala Desinhibición, siendo los primeros los que
puntuaron más alto. Si bien no existen otros estudios
similares en los que se hayan comparado reportes de
conducta de participantes y familiares como el del
presente trabajo, las diferencias podrían deberse al
tipo de conductas consideradas en esta subescala. Por
ejemplo, el ítem 9 “Hace comentarios o insinuaciones
sexuales poco apropiadas. Le gusta demasiado irtear
o coquetear”, o el ítem 10 “Dice o hace cosas embara-
zosas” podrían ser difíciles de estimar por los familiares
al referir a conductas de la esfera privada del cual no
se tenga conocimiento. Es importante remarcar que no
hay estudios que analicen estas diferencias entre el ren-
dimiento de los participantes y el rendimiento de los
familiares en población sana, y son muy pocos los estu-
dios que evalúan tales diferencias en población patoló-
gica (Haller et al., 2024; Schiehser et al., 2013). En esos
casos se ha observado que los pacientes suelen puntuar
más alto en la escala de Desinhibición también al com-
pararlo con los reportes de los familiares. Sin embrago,
se requieren mayores estudios diseñados especíca-
mente para analizar las diferencias entre los reportes
para hallar conclusiones más certeras.
Limitaciones y perspectivas futuras
Este estudio presentó algunas limitaciones que se de-
ben considerar para futuras investigaciones. En pri-
mer lugar, hubo dicultad para reclutar a familiares
de los participantes que quisieran colaborar y, por este
motivo, la muestra de participantes y familiares quedó
desbalanceada. Por otro lado, con respecto a los da-
tos normativos, los grupos de participantes de mayor
edad alcanzados por el presente estudio tuvieron me-
nor tamaño respecto a los otros y, por lo tanto, me-
nor representatividad tanto en la versión participante,
como en la versión familiar. Esta escasez de los datos
impide obtener datos normativos más precisos para
esta población por lo que su uso clínico debe ser con
cautela. Asimismo, tanto para la muestra de partici-
pantes como para la muestra de familiares hubo poca
cantidad de participantes con escolaridades menores
o iguales a 12 años de educación. Es importante remar-
car que, en el presente trabajo, se agrupó a la muestra
normativa del mismo modo que se realizó en la nor-
matización original estadounidense con el n de poder
compararlos. Esto dio como resultado que no haya un
grupo segmentado con menor escolaridad, por ejem-
plo, en aquellos que solamente tengan la educación
primaria completa (6 o 7 años de educación formal).
Resulta deseable que en el futuro se desarrollen nuevos
estudios normativos que contemplen una segmenta-
ción muestral diferente a la aplicada en este trabajo.
Por otro lado, no se analizaron otras propiedades
psicométricas del instrumento más allá de los as-
pectos descriptivos y análisis del efecto de variables
demográcas. En futuros estudios se espera poder
reclutar nuevas muestras para analizar indicadores
de conabilidad y validez del instrumento, así como
contar con datos de pacientes con disfuncionalidad o
lesión de los sistemas cerebrales frontales para anali-
46
Frontal Systems Behavior Scale: datos normativos para adultos de Buenos Aires, Argentina
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 38-46.
zar la sensibilidad y especicidad de la FrSBe en una
muestra argentina. Se sugiere que el profesional tenga
en cuenta estas limitaciones al momento de usar la es-
cala clínicamente.
Tomando en consideración estas limitaciones, se
espera que existan otros estudios de normatización
que apunten a buscar datos de personas de mayor
edad y menor escolaridad para ampliar los resultados
del presente trabajo, así como también de otras regio-
nes por fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires.
Por último, se espera poder realizar estudios futuros
con una muestra clínica de pacientes con lesiones
frontales y comparar su rendimiento con los puntajes
de los datos normativos obtenidos en este trabajo con-
tra los originales estadounidenses de Grace y Malloy
(2001) para valorar la utilidad clínica de los mismos.
Financiación: este trabajo fue realizado en el marco
de la Beca Estímulo a las Vocaciones Cientícas (Beca
EVC-CIN) otorgada por el Consejo Interuniversitario
Nacional a la primera autora.
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Investigación original
47
Resumen
Introducción: La Terapia de Estimulación Cognitiva (TEC) se originó en el Reino Unido. Se trata de un programa
de estimulación que ha demostrado en un estudio multicéntrico, aleatorizado y de diseño controlado bene-
cios en la cognición y la calidad de vida de los pacientes con demencia. La TEC fue adaptada e implementada
en más de 30 países. Consiste en 14 sesiones grupales, semanales para 6 a 8 participantes. Material y Método:
En este trabajo presentamos la adaptación cultural de la Terapia de Estimulación Cognitiva siguiendo las direc-
trices para la adaptación de la terapia de estimulación cognitiva a otras culturas traducidas al español para ser
utilizadas en nuestro país. Utilizamos el método de adaptación, denominado “Modelo Formativo para adaptar
Psicoterapia” (MFP), “de abajo hacia arriba”, que está fundado en la consulta a la comunidad. Iniciamos el pro-
ceso con la traducción del manual, posteriormente lo adaptamos con la información obtenida en consultas a
pacientes, familiares, cuidadores y profesionales de la salud. Finalmente probamos la viabilidad y la adecuación
cultural de la Terapia al español. Resultados: Se necesitaron algunas modicaciones, especialmente relacionadas
con cuestiones lingüísticas, en 10 de las 14 sesiones. Pudimos realizar una adaptación culturalmente apropiada
de esta Terapia para Argentina. El manual de sistematización y adaptación cultural está listo para ser utilizado
para su implementación y validación en un mayor número de grupos y en diferentes lugares del país.
Palabras clave: adaptación cultural, terapia estimulación cognitiva, demencia
Abstract
Introduction: Cognitive Stimulation Therapy (CST) originated in the UK and has demonstrated benets in cognition
and quality of life in patients with dementia, through a multicenter, randomized, controlled design study. It was adapted
and implemented in more than 30 countries, consisting of 14 group sessions, weekly for 6 to 8 participants. Method: In
this paper we present the cultural adaptation of Cognitive Stimulation Therapy following the guidelines for the adapta-
tion of Cognitive Stimulation Therapy to other cultures translated into Spanish to be used in our country. The adaptation
method, called “Formative Model for Adapting Psychotherapy” (FMAP), from the “bottom up” is community-based. We
started the process with the translation of the manual, then adapted it with feedback from consultations with patients,
family members, caregivers and health professionals. Finally, we tested the feasibility and cultural adequacy of the
Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Cultural adaptation of cognitive stimulation therapy
Nancy Medel1, Patricia Solís2, Inés Mintz3, Ivana Villella4, Emily Fisher5, Silvia Kochen6,
Aimee Spector7
RECIBIDO 10/3/2024 - ACEPTADO 29/7/2024
1.Licenciada en Psicología (UBA). Especializada en Neuropsicología. https://orcid.org/0000-0003-3574-8214
2.Licenciada en Fonoaudiología (UNLP). Especializada en Neuropsicología. https://orcid.org/0000-0002-1058-5677
3.Licenciada en Psicología (UBA). https://orcid.org/0009-0007-8735-036X
4.Licenciada en Psicología (UF). https://orcid.org/0009-0009-3212-9654
5.Mgster. en Demencias (UCL). Coordinadora del Centro Internacional CST. https://orcid.org/0000-0002-8110-8405
6.Médica neuróloga (UBA). Doctora (UBA). Vicedirectora de la unidad asociada del CONICET, Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos
(ENyS). https://orcid.org/0000-0003-0513-3534
7.Doctora en Psicología Clínica (DClinPsy). Catedrática de Psicología Clínica de la Vejez, Colegio Universitario de Londres. Directora del Centro
Internacional de Terapia de Estimulación Cognitiva. https://orcid.org/0000-0003-4448-8143
Autora correspondiente
Silvia Kochen
skochen@gmail.com
Institución donde se realizó la investigación: Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS), Consejo Nacional de Investigaciones
Cientícas y Técnicas, Hospital “El Cruce-Dr. Néstor Kirchner”, Universidad Nacional Arturo Jauretche y Clínica de la Memoria,
Consultorios AMI, dependientes del Hospital de Alta Complejidad “El Cruce-Dr. Néstor Kirchner”, F. Varela.
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.724
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.724
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Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55.
therapy in Spanish. Results: Some modications, especially related to linguistic issues, were required in 10 of the 14
sessions. We were able to make a culturally appropriate adaptation of this Therapy for Argentina. The systematization
and cultural adaptation manual is ready to be used for large-scale implementation and validation in this country.
Keywords: cultural adaptation, cognitive stimulation therapy, dementia
Introducción
La prevalencia de la demencia en América Latina es
similar a la reportada en países desarrollados, siendo
más elevada en sujetos relativamente jóvenes en com-
paración con los países desarrollados (Nitrini et al.,
2009). Por otro lado, variables socioculturales, como
el bajo nivel educativo y el analfabetismo, inuyen en
el diagnóstico de demencia en la región (Sociedad Es-
pañola de Neurologia., 2018; Prince et al., 2003)
Según la guía diagnóstica y terapéutica de la Socie-
dad Española de Neurología (2018) (Guía Ocial de
Práctica Clínica en Demencias, 2018) los fármacos dis-
ponibles actualmente para la EA sólo consiguen enlen-
tecer la progresión de los síntomas, no disponiéndose
en el momento actual de fármacos modicadores de la
enfermedad ecaces para reducir su gravedad y restau-
rar la función cognitiva. Esta situación ha llevado a la
necesidad de buscar nuevas estrategias terapéuticas.
Hasta el presente, el abordaje terapéutico de la de-
mencia se centra en el tratamiento farmacológico, uti-
lizando básicamente sustancias pro-colinérgicas, como
donepezilo y galantamina. Sin embargo, se considera
que a largo plazo esos fármacos presentan limitaciones
en su ecacia terapéutica a nivel cognoscitivo, emocio-
nal y conductual (Miranda-Castillo et al., 2013).
Actualmente existe una evidencia creciente de que
las intervenciones cognitivas en personas con dete-
rioro cognitivo leve (DCL) y demencia (D) producen
cambios en el patrón de activación cerebral, lo que
sugiere que pueden aumentar la reserva cognitiva y
producir cambios neurobiológicos.
La ausencia de efectos secundarios hace que sean
una opción apropiada también como tratamiento pre-
ventivo (Guía Ocial de Práctica Clínica en Demen-
cias, 2018)
De acuerdo con una denición ampliamente acep-
tada de intervenciones psicosociales, la terapia de es-
timulación cognitiva (TEC), ha demostrado mayor
evidencia de ecacia, que otras terapias (Spector et
al., 2001).Se diferencia del entrenamiento cognitivo,
es decir, práctica guiada en un conjunto de tareas es-
tándar para mejorar una función cognitiva especíca,
y por otro lado, de la rehabilitación cognitiva, un en-
foque más bien individualizado destinado a mejorar
el desempeño en la vida cotidiana para lograr metas
personales preseleccionadas (Spector et al., 2010).
La TEC consiste en la participación en una gama de
actividades y debates en grupo, dirigidos a mejorar la
función cognitiva y social. Los principios fundamen-
tales de la TEC aplicados en cada sesión se centran
en opiniones en lugar de hechos, mediante el uso de
nuevas ideas, pensamientos, y asociaciones, brindan-
do orientación para que los participantes se sientan
seguros de sí mismos, estimulando la cognición a tra-
vés de activación sensorial múltiple y el uso de la re-
miniscencia como ayuda para el aquí y ahora (Spector
et al., 2017). Las sesiones del TEC involucran temas
que podrían incluirse en otras intervenciones psicoso-
ciales también, el punto crucial reside en la forma es-
timulante en que estos temas surgen de la interacción
entre los participantes y se presentan adaptados a sus
posibilidades (Clare, L., & Woods, 2004).
Esta intervención grupal, se desarrolló en el Rei-
no Unido y está basada originalmente en una revisión
bibliográca y sistemática sobre intervenciones psico-
sociales disponibles. La TEC fue recomendada por la
Guidelines of National Institute for Health and Clinical
Excellence and the Social Care Institute for Excellence
en 2007 y avalada por Alzheimer 's Disease Internatio-
nal, usada en treinta países y traducida a ocho lenguas.
Un estudio mostró que los costos y benecios de la
TEC son más rentables que las intervenciones farma-
cológicas). El método de la TEC ha sido traducido y
adaptado a diferentes culturas, y numerosos estudios
multicéntricos ampliaron la evidencia que conrma
su ecacia para retrasar el deterioro cognitivo (Lobbia
et al., 2018). También se han observado efectos positi-
vos sobre la calidad de vida, la percepción de soledad
social y emocional, y las habilidades en la comunica-
ción (McDermott et al., 2019).
La adaptación cultural implica una modicación
sistemática de la terapia considerando el lenguaje, la
cultura y el contexto de una manera que sea compati-
ble con los signicados, valores y estilos culturales de
los participantes (Hwang, 2009).
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Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55.
El presente estudio tiene como objetivo presentar el
proceso de adaptación cultural del manual TEC, “Ma-
king a Dierence, segunda edición revisada (Spector,
& orgrimsen, 2006) para la población argentina.
Se realizó la adaptación y traducción del manual de
TEC escrito en inglés al español. Se utilizó el méto-
do formativo de adaptación a la psicoterapia (FMAP)
propuesto por Hwang, que Aguirre et al. (Aguirre &
Werheid, 2017) adoptaron en el desarrollo de una
guía para la Adaptación de la TEC. En el proceso de
adaptación se incluyeron grupos focales de familiares,
pacientes, cuidadores y profesionales de la salud. Fi-
nalmente se realizaron dos ciclos de adaptación y un
estudio piloto que involucró a dos grupos en diferen-
tes escenarios de atención.
Materiales y métodos
El presente trabajo se realizó en la Unidad de Estudios
en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS) perte-
neciente al Consejo Nacional de Investigaciones Cien-
tícas y Técnicas (CONICET) el Hospital de Alta Com-
plejidad en Red “El Cruce, Dr. Néstor Kirchner” (HEC),
Universidad Nacional “Arturo Jauretche” (UNAJ), De-
partamento de la Clínica de la Memoria (CM).
El proceso de adaptación cultural de TEC, se rea-
lizó siguiendo el método formativo para adaptar psi-
coterapias (FMAP) (Aguirre & Werheid, 2017). El
modelo FMAP, es un enfoque "de abajo hacia arriba,
basado en la consulta a la comunidad. Este método
consiste en cinco fases:
I. Generar información y colaborar con las partes in-
teresadas.
II. Integrar la información generada con conocimien-
to clínico y teórico.
III. Volver a ver y revisar.
IV. Probar la intervención culturalmente adaptada.
V. Sintetizar la devolución de las partes interesadas y
nalizar.
El proceso de adaptación comenzó con la traducción
al español del manual en inglés Making a Dierence:
An Evidence-Based Group Programme to Oer Cog-
nitive Stimulation erapy to People With Dementia
(CST) (Spector & orgrimsen, 2006) que contiene
descripciones de cada sesión y una introducción a los
principios generales de la TEC.
La traducción e interpretación fue realizada por
una neuropsicóloga del equipo de la CM con forma-
ción formal (C2) en el idioma, posteriormente fue
enviado para su corrección al equipo de Terapia de
Estimulación Cognitiva internacional (CST Interna-
tional). Se llevaron a cabo todas las fases que estable-
ce el método, donde se incluyeron varios grupos de
participantes: profesionales de la salud de las especia-
lidades de cardiología, traumatología, diabetología,
neumonologia y enfermería. Doce familiares cuida-
dores de pacientes, diez pacientes con demencia tipo
Alzheimer (PcD), personal de CM, equipo integrado
por neurología y neuropsicología, a quienes se les rea-
lizaron entrevistas para la adaptación.
Para la implementación del estudio piloto de la TEC,
se seleccionaron los pacientes que concurren a la CM,
todos aliados del Instituto Nacional de Servicios So-
ciales para Jubilados y Pensionados (PAMI), con diag-
nóstico de demencia leve y deterioro cognitivo leve.
Este trabajo fue aprobado por el Comité de Ética
en Investigación del Hospital Alta Complejidad en
Red El Cruce Néstor Carlos Kirchner (HEC), en se-
sión extraordinaria en formato virtual (según POE’s
vigentes), del día 06 de junio de 2023
Procedimiento de adaptación por fases
Fase I: Generar conocimiento y colaborar
Dentro de esta etapa, se consultó mediante formulario
Google, a seis profesionales del Centro de Salud, en el
que funciona la CM, que atienden a la misma pobla-
ción en otras especialidades como Traumatología, Fo-
noaudiología, Cardiología, Neumonología, Enfermería
y Clínica Médica. Se dieron parámetros de orientación,
tales como interés, innovación, principios clave, simpli-
cidad e idoneidad de la TEC. Se les pidió que analizaran
críticamente el programa y su relevancia cultural. Sus
aportes permitieron conocer sus perspectivas profesio-
nales teniendo en cuenta sus conocimientos de la po-
blación destinataria de TEC. Un integrante del equipo
de investigación, registro las contribuciones.
Se seleccionaron aleatoriamente a seis familiares
directos, acompañantes de los pacientes para consul-
tarlos en entrevistas individuales. Se los informó so-
bre la TEC y sus principios claves y, posteriormente, se
los consultó sobre la factibilidad de asistir y sostener
la presencia durante 14 sesiones. Se consultó sobre la
frecuencia posible y cuáles serían los obstáculos para
asistir. Se indagó sobre sus creencias sobre la demen-
cia, la disposición al acompañamiento de pacientes,
cuáles serían los recursos humanos y materiales nece-
sarios para que su familiar pudiera asistir a un espacio
de TEC. También se indagó respecto de sus impresio-
nes sobre la realización de la TEC, en qué momento
del día preferían la convocatoria a los grupos y de qué
manera utilizarían su tiempo en el caso de tener que
esperar a su familiar.
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Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55.
En la Tabla 1 se presentan las preguntas que se rea-
lizaron para esta fase.
Fase II: Integrar la información generada con
conocimiento clínico y teórico
Fueron consultados a 8 PcD de la CM para reexionar
sobre las actividades, sugerir materiales y contenidos
culturales a n de simplicar y mejorar la adaptación
de la TEC. Se consultó sobre preferencias de géneros
musicales, guras famosas conocidas, comidas y golo-
sinas de la infancia, lugares y actividades recreativas
frecuentes. También se testeo sobre preferencias de
actividades creativas para la sesión 8. Las sugerencias
fueron recopiladas por escrito por una investigadora
del equipo.
Fase III: Volver a ver y revisar
Se integró la información obtenida en la Fase I y II
generada con conocimiento empírico y clínico. Hubo
consenso en la necesidad de cambiar culturalmente
estímulos relevantes utilizados en varias actividades.
Los cambios sugeridos fueron incorporados en una
primera versión del manual traducido por nuestro
grupo y permitió una denición y descripción deta-
lladas de las actividades de las 14 sesiones utilizando
estímulos adaptados a nuestra cultura. Se delineó el
encuadre de la terapia y se integró la nueva informa-
ción a la modalidad de trabajo durante las sesiones.
Para ello se realizó un ensayo con el equipo de investi-
gación, integrado por tres neuropsicólogas para fami-
liarizarse con el material y modelar las intervenciones
a llevar a cabo en el marco de la TEC.
Tabla 1
¿Qué opina acerca de implementar una terapia de estimula-
ción cognitiva con la persona que está a su cuidado?
¿Cree que es factible acompañar al paciente en una terapia
como la descripta?
Considerando que la totalidad de las sesiones son 14, ¿qué
cosas tendría en cuenta para poder cumplir el compromiso
de acompañar durante la totalidad de las sesiones?
Le solicitamos que sugiera la frecuencia de las sesiones,
teniendo en cuenta la disponibilidad que tendría en caso de
acompañar al paciente.
Le solicitamos que sugiera la frecuencia de las sesiones consi-
derando la disponibilidad de tiempo y motivación del paciente.
¿Como cuidador y acompañante del paciente, que le interesa-
ría realizar durante la sesión de la terapia?
¿Cuenta con los recursos y tiempo para acompañar al pacien-
te a realizar la terapia de estimulación cognitiva?
Fase IV: Probar la intervención culturalmente
adaptada. Estudio piloto
Como parte del proceso, se llevó a cabo el estudio
piloto para evaluar la aceptabilidad y factibilidad del
programa adaptado culturalmente, en nuestra pobla-
ción de pacientes. Para esto se organizaron dos gru-
pos piloto, con el objetivo de asegurar una cantidad
de pacientes signicativa ante el posible abandono de
alguno, y ofrecer accesibilidad horaria.
También se evaluó la capacidad de traslado en la vía
pública de forma autónoma o con acompañamiento.
Para participar en la implementación del estudio
piloto TEC fueron seleccionados pacientes con de-
mencia leve (Allegri et al., 2012) (DL) y deterioro cog-
nitivo leve (DCL) de la CM . Para ser incluidos, los
participantes debían tener un diagnóstico clínico de
DL, un ACE-R (Addenbrooke's Cognitive Examination
Revised) con puntuación igual o menor a 75, la habili-
dad para participar en actividades de grupo; ausencia
de impedimento visual o auditivo signicativo o que
pudiera ser corregido con anteojos o audífonos y no
presentar enfermedad física importante, discapacidad
de aprendizaje u otra discapacidad que pudiera afectar
la participación.
Se convocó a 16 pacientes (10 mujeres y 6 hom-
bres). La edad de la población fue de 61 a 83 años con
escolaridad de 2 a 9 años.
Todos fueron evaluados con el Protocolo de scree-
ning de la CM para deterioro cognitivo y funcionali-
dad (Kochen et al., 2018).
Fase V: Sintetizar los comentarios de las par-
tes interesadas y nalizar
En esta etapa se concentró toda la información reco-
pilada y trabajada durante el estudio piloto para na-
lizar la intervención culturalmente adaptada.
Al nalizar el estudio piloto (Fase IV) dos miem-
bros del equipo realizaron una entrevista en forma
grupal a los integrantes del grupo para relevar sus opi-
niones sobre la experiencia. También al nalizar cada
sesión, los pacientes respondieron un cuestionario
breve sobre las percepciones y opiniones acerca de las
sesiones. En la sesión 14 se les preguntó sobre la expe-
riencia general de la terapia.
Cuestionario breve
Consta de tres preguntas:
■ ¿Cuánto disfrutaste la sesión? (Por ejemplo “mu-
cho”; “poco”; “nada”)
■ ¿Hay algo que hicimos que hayas disfrutado parti-
cularmente, o te haya parecido interesante?
■ ¿Hay algo que hicimos que no te haya gustado o
que podríamos haber hecho mejor?
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Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55.
Se consultó a cuidadores y pacientes para identicar
facilitadores y barreras para la implementación futura
de la TEC.
Se analizaron los contenidos de las actividades de
cada sesión. Los temas identicados fueron compila-
dos y sistematizados. El proceso fue discutido entre
integrantes del equipo de la CM. Finalmente, se reali-
zó un análisis e interpretación integral para identicar
los factores que pudieran afectar la implementación
del programa TEC en población del conurbano bo-
naerense, como la estructura de la sesión, las activida-
des, materiales concretos y las variables demográcas
de la población, como el nivel de alfabetización.
Resultados
En cada una de las fases se registraron contribuciones
que aportaron a la fase siguiente como lo establece el
método.
Fase I, el programa fue considerado adecuado por
profesionales de la salud y cuidadores para la pobla-
ción del conurbano bonaerense (aglomeración urbana
que abarca la ciudad de Buenos Aires y sus suburbios)
en Argentina. No se sugirieron cambios en la estruc-
tura del TEC. En la Fase II, los cambios consultados a
pacientes y familiares en el contenido de cada sesión,
fueron sintetizados y se presentan en la Tabla 2.
Tabla 2. Adaptación cultural por sesiones
Sesión Actividad Motivos de la adaptación cultural
Juegos físicos Se optó por el juego de la pelota. Espacio disponible redcido. Primer encuentro del grupo.
Sonidos
Aparejamiento de imágenes con sonidos exteriores
e interiores. Ejemplos: puerta, viento, llaves, lluvia,
teléfono, secador de pelo, pato, etc.
Heterogeneidad en los gustos musicales.
Infancia Uso de juguetes y golosinas.
Se presentaron imágenes de golosinas del pasado como
“gallinitas” “galletitas Manon®”, caramelos “Media hora”
“corazoncitos”. Se incluyeron postres como “arroz con
leche” y azúcar en forma de “terrones” que se consumían.
Comida Imágenes individuales, intercambiables y
plasticadas de alimentos dulces y salados.
Se eligieron distintos cortes de carne, frutas, verduras y
variedad de tubérculos. Se incluyeron harinas de trigo y
mandioca. Condimentos, lácteos y bebidas.
Actualidad
La pregunta, “¿Qué piensas de la familia real?” fue
reemplazado por, “¿Qué piensas sobre el
ejercicio ciudadano del voto?”
Argentina no tiene familia real.
Caras/escenas Se eligieron rostros de artistas populares,
políticos y lugares antiguos Personas y lugares fácilmente reconocibles.
Asociación de
palabras
Se sugieren parejas como: “Olmedo y Porcel”, “El
gordo y el aco”, Cantidades: “barril de petróleo”,
Similitudes: “fresco como una lechuga”, “seco como
lengua de loro”, Lugares: “Cataratas del Iguazú”
Algunas asociaciones sugeridas del manual son
desconocidas para nuestra población.
Ser creativo
Se optó por dibujo y collage. Se propuso destinar la
tarea para alguien querido. Integrar una imagen
que traen ellos
La ausencia de cocina y espacio adecuado para
maniobrar con tierra determino la elección de las
opciones. Para estimular la iniciativa proponemos
destinatario y una imagen propia.
Categorización
de objetos Sin modicación Las sugerencias del manual se adaptan culturalmente
a nuestra población.
Orientación
Utilizar mapa impreso de Argentina con las
provincias delimitadas y plano local con
delimitación de barrios (Partido de Florencio Varela).
La impresión graca de varios mapas permite brindar
tiempo de ubicación espacial a cada integrante.
Uso de dinero Sin modicación Las sugerencias del manual se adaptan culturalmente
a nuestra población.
Juego de
Números
De las actividades sugeridas para esta sesión, el
sudoku es la menos conocida. Se sugiere
cambiar por juego de cartas “chinchon”
Incorporar un juego de números con mayor popularidad.
Juego de
palabras Sin modicación Las actividades sugeridas son factibles de realización.
Juego en
equipo Sin modicación Las actividades sugeridas son factibles de realización.
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Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55.
Fase III, se enfatizó la necesidad de cambiar los es-
tímulos culturalmente relevantes utilizados en varias
actividades, adaptar materiales para representar jue-
gos, personas, lugares o expresiones locales populares
y familiares. De las entrevistas iniciales con las partes
interesadas como pacientes, familiares y profesiona-
les de la salud, surgió la necesidad de organizar dos
grupos en horarios de mañana y de tarde en razón del
trabajo de los familiares. El lugar de realización para
la TEC grupal quedó establecido en el mismo espacio
físico donde funciona la CM, por ser el espacio que
cuenta con los servicios e instalaciones sanitarias ade-
cuadas para la recepción de los grupos.
La frecuencia de las sesiones a una vez por semana
se vio determinada por diferentes causas como la di-
cultad de los traslados, tanto de pacientes que asistían
solos, como los que eran acompañados por familiares.
Otro motivo fue el costo económico de los que se tras-
ladaban en automóviles de alquiler y la necesidad de
los cuidadores de contar con tiempo en la semana para
acompañar a sus familiares como cónyuges o nietos. De
igual manera los profesionales consultados opinaron
que la frecuencia semanal de los encuentros, asegura-
rían el sostenimiento de las 14 sesiones debido a que la
mayoría de los pacientes asisten al CM sin compañía.
Durante la Fase IV, todas las sesiones se iniciaron a
tiempo, una vez por semana durante 14 semanas, con
dos neuropsicólogas disponibles como coordinadoras
de grupo. Todas las sesiones mantuvieron la estructu-
ra de TEC, comenzando con una introducción y na-
lizando con despedidas.
Abandonaron el programa dos integrantes hom-
bres por discusión en la actividad de noticias actuales
en la sesión 2. En las primeras dos sesiones se produ-
jo una tensión en el grupo durante las charlas de las
noticias del día, producto de diferencias políticas. Se
asumió que esta situación motivó el abandono. Tres
integrantes mujeres en la sesión 3 y 4 dejaron de asis-
tir por pérdida del acompañamiento. Una participante
fue hospitalizada (en la sesión 14). Finalmente con-
cluyeron todas las sesiones 11 participantes.
Detalles de actividades y funcionamiento de todas
las sesiones se presentan en la Tabla 3.
La Fase IV (Estudio Piloto), nos ha permitido en
esta etapa comprobar que la adaptación cultural de
TEC tuvo un resultado positivo y apropiado.
Fase V, las opiniones de los participantes, cuidado-
res y coordinadores de grupo sobre las sesiones fueron
consideradas en esta etapa en lo referido a lo que en-
contraron más y menos satisfactorio, así como reco-
mendaciones/sugerencias de mejora. Los resultados
surgieron de un análisis cualitativo de la información
relevada en las diferentes fases.
La percepción de los pacientes sobre cuánto dis-
frutaron las sesiones, fue evaluada en un Cuestionario
Breve al nal de cada sesión y expresadas en “nada”;
poco”; “mucho. Diez pacientes respondieron “mu-
cho, en 8 de las 14 sesiones. Manifestaron “poco” en
las primeras 3 sesiones. El resto del grupo abandono
por causas climáticas, traslados y tensiones durante
el intercambio de opiniones. Esto correlaciona con
la percepción de los facilitadores que observaron el
aumento del interés, disfrute y comunicación, como
también las expresiones de buen humor.
Otras observaciones
Concluida la experiencia de la totalidad del Programa:
■ Se hace necesario exibilizar y reemplazar el espa-
cio de temas de actualidad o noticias actuales den-
tro de cada Sesión, por un espacio de conversación
con temas que traen los participantes del grupo, sin
perder el objetivo de relacionarlo con la actualidad
y distanciarlo de las experiencias individuales.
■ Debido a las tensiones relacionales entre los in-
tegrantes del grupo, los coordinadores debieron
orientar los temas propuestos por los pacientes de
modo subjetivo, hacia la generalización y anoni-
mato trascendiendo las diferencias coyunturales,
para favorecer la cohesión grupal.
■ En la sesión “Ser creativo, se observó muy buena
recepción y un clima festivo durante la actividad.
Se incluyó música, sugerida por el grupo, realiza-
ron collage y dibujo elegidos por los participantes.
A partir de la sesión siguiente, se observó que dar
una entidad al producto realizado, la elección de
un destinatario, alentó al grupo y la adherencia a la
terapia. Los pacientes comentaron luego el impac-
to que la tarea y el producto, tuvo en sus hogares y
familiares.
■ Se concluyó en la necesidad de plantear en una
versión nal del manual la preferencia por material
visual y auditivo para minimizar la necesidad de
leer y escribir debido a la baja alfabetización esta
población adulta mayor de Florencio Varela.
■ Se incluyó un encuentro más al nalizar para com-
partir impresiones. Los pacientes expresaron la
fuerte adhesión a los encuentros.
■ Finalmente se brindó información sobre recur-
sos sociales en la comunidad de Florencio Varela,
como talleres, centros de jubilados, clubes para dar
continuidad a la actividad social y recreativa.
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Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55.
Tabla 3. Actividades y funcionamiento de todas las sesiones
Sesión Grupo Actividad principal Consideraciones de aceptación y factibilidad
Juegos físicos 1 y 2 Se optó por el juego de la pelota.
La actividad se aceptó con agrado y facilitó las
presentaciones personales y expresiones de
preferencias e intereses.
Sonidos 1 y 2 Aparejamiento de imágenes con sonidos
exteriores e interiores. La actividad capto la atención de todos los participantes.
Infancia
1 Uso de juguetes y golosinas.
Los integrantes presentaron sorpresa frente a los estí-
mulos. Evocaron historias de infancia en torno
a las golosinas y juegos
2 Mi infancia
Completaron con agrado las preguntas y dibujaron el
espacio donde dormían en su infancia. La actividad
viabilizó el relato autobiográco en diferentes realidades
Comida 1 y 2
Imágenes individuales, intercambiables
y plasticadas de alimentos dulces y
salados
Se dividieron en dos subgrupos y organizaron un menú
para dos personas con entrada y postre. El ajuste al
presupuesto presentó variabilidad en la resolución por
desconocimiento de precios de algunos integrantes
Actualidad 1 y 2
Presentación de una nota de diario sobre
la comparación de un programa de TV
donde se buscaba pareja ¿“yo me quiero
casar y usted?” y las aplicaciones y redes
de la web para el amor
La actividad viabilizó la reexión e intercambio sobre las
parejas actuales y las de antes, como también las
diferencias de los géneros para la sociedad actual.
Caras/escenas 1 y 2 Se eligieron rostros de artistas
populares, políticos y lugares antiguos.
La actividad promovió la conversación y la opinión sobre
gustos y comparaciones en el tiempo.
Asociación de
palabras 1 y 2 Completar cantidades, refranes y
similitudes.
Los participantes tomaron la actividad en forma lúdica y
añadieron refranes como “A cada chancho le llega su San
Martín” o “el zorro pierde el pelo, pero no las mañas”
Ser creativo 1 y 2
Se optó por dibujo y collage optativo o
combinado. Les solicitamos previamente,
una foto que quisieran integrar
Solo una integrante dibujo. Los demás combinaron las téc-
nicas y sumaron fotos de nietos o hijas. Se observó gran
satisfacción por la tarea concluida y expresión de alegría.
Categorización
de objetos 1 y 2
Se utilizaron tarjetas con categorías,
para elegir la letra se usó el método de
comenzar con el abecedario y otro inte-
rrumpe. Se nombran objetos con esa letra
En letras menos frecuentes se observaba más dicultad
para nominar. Se observó dicultad para completar el
abecedario. Se alternó con elección directa de letras
como p, m, l y r.
Orientación 1 y 2
Se utilizó un mapa de mayor escala para
el país y dos más pequeños del Partido
de Florencio Varela.
La ubicación de sus provincias de origen y sus domicilios
actuales fueron ubicados en los mapas. Concientizaron
las distancias de sus respectivos barrios entre si. La
dicultad se presentó en la búsqueda en el mapa
de menor dimensión.
Uso de dinero 1 y 2
¿Cuánto cuesta? Aparear objetos con
precios en la pizarra. Sumar un grupo
de objetos para comprar. Opciones de
billetes para pagar. Billetes vigentes y en
desuso
Los integrantes participaron activamente, la dicultad
de presento en el cálculo de precios, considerando la
variabilidad de precios que produce la inación
que tiene la economía argentina
Juego de
números
Juego de cartas donde gana el que tira la
más alta.
Algunos integrantes presentaron demora para compren-
der la dinámica del juego pero nalmente, todos lograron
ganar una vez, lo que festejaron.
Juego de
palabras
Juego del “ahorcado” cada uno paso a la
pizarra y propuso una palabra para ser
adivinada.
La actividad mantuvo en alerta a los participantes al
punto de mantenerse parados durante el juego. Algunos
fallaron en el deletreo de base
Juego en
equipo Mito o verdad
El grupo mostró gran entusiasmo. Al nal de la sesión, los
participantes se expresaron sobre lo que sentían y lo que
más les gustaba y disgustaba en la experiencia general.
Fase IV. Grupo piloto 1 y 2.
54
Adaptación cultural de una terapia de estimulación cognitiva
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 47-55.
Discusión
El aumento de la expectativa de vida en los últimos
años, ha llevado a que aquellas patologías neurodege-
nerativas como la enfermedad de Alzheimer, pasaran a
ser altamente prevalentes. Se estima que en Argentina
aproximadamente 500.000 personas padecen enferme-
dad de Alzheimer. La tendencia actual es el diagnóstico
temprano y el manejo integral tanto del paciente como
de su familia (Ibanez , & Slachevsky , 2020).
Las terapias no farmacológicas se denen como
intervenciones sin química, teóricamente sustentadas,
focalizadas y replicables, aplicadas al paciente o al cui-
dador, y son potencialmente capaces de obtener bene-
cios relevantes. Entre las terapias no farmacológicas
que se han ido proponiendo en los últimos años, la es-
timulación cognitiva es la que recibe el mayor apoyo
empírico, especialmente en el envejecimiento normal,
el deterioro cognitivo leve y las demencias, llegando
a proponerse como la primera intervención a realizar
cuando se realizan el diagnóstico (Ruiz Sánchez de
León, 2012).
En el presente trabajo hemos realizado la traduc-
ción al español del manual de la CST y su adaptación
cultural. Se siguió la metodología FMAP sugerida
para adaptación cultural y se implementó un estudio
piloto involucrando a dos grupos de pacientes como
parte de la Fase IV de adaptación cultural. Se encontró
que es una intervención factible de realizar en nuestra
población en un contexto ambulatorio. Los resultados
del estudio piloto fueron satisfactorios para los pa-
cientes y sus familiares.
Se hallaron limitaciones del método basado en la
consulta a la comunidad debido a la escasa información
sobre demencias que tiene la población destinataria.
El manual adaptado culturalmente está listo para
ser utilizado en nuestra población y los resultados cua-
litativos obtenidos deben ser interpretados teniendo
en cuenta las limitaciones de la investigación ya que
se trata de un estudio piloto, con un número reducido
de pacientes. En un futuro se espera poder escalar esta
experiencia a un número mayor de pacientes poder
contar con evidencia cuantitativa para valorar la e-
cacia del programa. Por otra parte, orientar la prueba
de la ecacia del programa en grupos con diferentes
características en nuestro país.
La TEC ha sido traducida y adaptada en varias
lenguas de diferentes países como Alemania, Brasil,
Tanzania, India y Portugal. Las adaptaciones se ven
inuenciadas por los equipos de trabajo con los que
se cuentan y varían en formación y capacitación. Al
igual que en nuestra experiencia, en cada uno de es-
tos países se tuvieron en cuenta también los recursos
edilicios para la conformación de grupos, en algunos
casos el clima extremo y los niveles culturales y so-
cio-económicos de los pacientes.
Resulta fundamental, como ocurre en los países
mencionados, contar con la existencia de planes na-
cionales de envejecimiento saludable que enmarquen
y sienten las bases para la territorialización de la pre-
vención y atención de la salud de los adultos mayores
y en especial aquellos con demencia.
Esperamos contar en nuestro país con un plan na-
cional que asegure que las diferentes opciones tera-
péuticas como la TEC se realicen en el contexto de tra-
tamientos interdisciplinarios que combinen terapias
farmacológicas y no farmacológicas, así como otras
derivadas de diversas disciplinas según la necesidad
de cada paciente en particular.
Conicto de intereses: los autores declaran no tener
conicto de intereses.
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Artículo de revisión
56
Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por
Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez. Primera
parte: introducción, metodología de trabajo y generalidades
First Argentine Consensus on the Management of Attention Decit Hyperactivity Disorder
in Adulthood. Section 1: Introduction, Work Methodology, and General Considerations
Andrea Abadi1, Marcelo Cetkovich-Bakmas2, Hernán Klijnjan3, Norma Echavarria4,
Alicia Lischinsky5, Pablo López6, Claudio Michanie7, Tomás Maresca8, Carolina Remedi9,
Osvaldo Rovere10, Fernando Torrente11, Marcela Waisman Campos12, Gerardo Maraval13,
Teresa Torralva14, Diego Canseco15, Amalia Dellamea16, Andrea López Mato17, Gustavo
Vazquez18, Alejo Corrales19
RECIBIDO 1/9/2024 - ACEPTADO 15/10/2024
1.Psiquiatra Infanto-Juvenil. Directora del Departamento Infanto-Juvenil y Docente, Universidad Favaloro.
2.Vice Presidente AAP. Director Médico de INECO. Profesor del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Universidad Favaloro.
https://orcid.org/0000-0001-6822-1406
3.Presidente de la Asociación de Psiquiatría de Rosario. Cátedra de Psiquiatría de Universidad Nacional de Rosario, Argentina.
4.Presidente Capítulo TDAH (AAP). Miembro de la Federación Mundial de TDAH. https://orcid.org/0009-0006-3655-3434
5.Directora del Depto. de Salud Mental y Psiquiatría. FCM. Universidad Favaloro. Directora Diplomatura en TDAH en la adultez, Universidad Favaloro.
https://orcid.org/0000-0002-2610-3492
6.Secretario Académico de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Conducta, Universidad Favaloro. Director de la Carrera de Psicología, Universi-
dad Favaloro. Director Académico de INECO. Coordinador de Centro Cochrane Aliado-Fundación INECO. Docente de la Facultad de Psicología,
Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. https://orcid.org/0000-0002-7368-2220
7.Psiquiatra Infanto-Juvenil. Jefe de Sección Infanto-Juvenil del Departamento de Psiquiatría de CEMIC. Buenos Aires, Argentina.
8.Presidente de AAPB, Argentina.
9.Universidad Católica de Córdoba, Argentina.
10.Miembro Capítulo TDAH (AAP).
11.Director de Psicoterapia del Grupo INECO. Decano, Facultad de Ciencias Humanas y de la Conducta, Universidad Favaloro. Investigador del Insti-
tuto de Neurociencias Cognitivas y Traslacionales (CONICET-Fundación INECO-Universidad Favaloro). https://orcid.org/0000-0001-7470-6979
12.Psiquiatra. Neuróloga Cognitiva. Magíster en Neuropsicofarmacología. Directora del Centro Neomed. Docente titular, Maestría de Neuropsicofar-
macología, Universidad Favaloro y de Maestría de adicciones, USAL. https://orcid.org/0000-0003-2728-7876
13.Asociación de Psiquiatría de Rosario.
14.Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCYT), Instituto de Neurología Cognitiva, Universidad Favaloro, Buenos Aires, Argentina.
15.Farmacéutico. Especialista en Biotecnología Bioquímico-Farmacéutica y Divulgador Cientíco por la Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB),
Universidad de Buenos Aires (UBA).
16.Directora y profesora de los cursos de Redacción de Materiales Cientícos y de Divulgación Cientíca, de la Secretaría de Posgrado de la Facultad
de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires (UBA). Posgraduada en el Programa de Divulgación Cientíca (CONICET-UBA). Magíster en
Educación Social y Animación sociocultural (Universidad de Sevilla).
17.Instituto de Psiquiatría Biológica Integral IPBI. Buenos Aires, Argentina.
18.Department of Psychiatry, School of Medicine, Queen's University. Kingston, Ontario, Canadá. https://orcid.org/0000-0002-2918-3336
19.Magíster en Biología Molecular e Ingeniería Genética, Universidad Favaloro. Docente de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Presidente del
Capítulo de Psiquiatría genética (AAP), Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0002-5224-5267
Autor correspondiente
Alejo Corrales
alejocorrales@hotmail.com
Institución donde se realizó el estudio: Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB).
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.725
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.725
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
Resumen
El trastorno por décit de atención e hiperactividad (TDAH) ha sido tradicionalmente concebido como una
condición privativa de la infancia. Sin embargo, una creciente evidencia sugiere que el TDAH persiste en la vida
adulta, manifestándose de diversas maneras. A pesar de su prevalencia y de las signicativas consecuencias
en la vida cotidiana, el TDAH en adultos ha sido considerablemente subestimado y subdiagnosticado, lo que
resulta en una carga sustancial tanto para los individuos afectados como para su entorno familiar y social.
Esta revisión exhaustiva se propone explorar la complejidad del TDAH en la adultez y aborda su etiología,
denición y presentación clínica, los factores de riesgo, las comorbilidades más frecuentes, los métodos de
evaluación y los aspectos neuropsicológicos, así como los enfoques farmacoterapéuticos y los no farmaco-
terapéuticos para su tratamiento. Además, se examinan las implicaciones para el diagnóstico y el tratamiento,
destacando la importancia de una comprensión integral de esta condición.
A través de este documento, la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB) aspira no solo a recopilar
y analizar la evidencia sobre el TDAH en adultos, sino también a proporcionar una guía útil para los profesio-
nales de la salud que tratan esta patología. Así, el objetivo nal de este artículo es contribuir al desarrollo de
estrategias efectivas para la evaluación y el manejo del TDAH, y mejorar de este modo la calidad de vida de
los pacientes.
Palabras clave: detección del TDAH, TDAH adulto, atención, hiperactividad, neurobiología, comorbilidad
psiquiátrica, farmacoterapéutica
Abstract
Attention Decit Hyperactivity Disorder (ADHD) has traditionally been understood as a condition primarily associated
with childhood. However, growing evidence indicates that ADHD persists into adulthood, manifesting in various ways.
Despite its prevalence and signicant impact on daily life, adult ADHD has been considerably underestimated and un-
derdiagnosed, resulting in a substantial burden for affected individuals, as well as their families and social environment.
This comprehensive review aims to explore the complexity of ADHD in adulthood by addressing its etiology, denition,
clinical presentation, risk factors, common comorbidities, evaluation methods, and neuropsychological aspects, alongside
both pharmacotherapeutic and non-pharmacotherapeutic approaches for treatment. Additionally, the implications for
diagnosis and treatment are examined, emphasizing the need for a thorough understanding of this condition.
Through this document, the Argentine Association of Biological Psychiatry (Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica,
AAPB) not only seeks to compile and analyze the evidence on adult ADHD but also to provide a practical guide for
healthcare professionals treating this disorder. The ultimate goal of this article is to contribute to the development of
effective strategies for the evaluation and management of ADHD, ultimately improving the quality of life for patients.
Keywords: ADHD screening, adult ADHD, attention, hyperactivity, neurobiology, psychiatric comorbidity, pharmacothe-
rapeutic
1. Introducción
El trastorno por décit de atención con hiperactividad
(TDAH) es una patología frecuente que afecta a niños,
adolescentes y adultos (Caye et al., 2019). Se trata de
una enfermedad neuropsiquiátrica asociada con un
deterioro sustancial a lo largo de la vida (Lea et al.,
2022). Aunque se estima que la prevalencia en adultos
es del 4.4 % en los Estados Unidos, solo una pequeña
fracción de pacientes es diagnosticada y recibe el tra-
tamiento apropiado (Castle et al., 2007). En efecto, el
TDAH sigue siendo una enfermedad infradiagnosti-
cada, infratratada y a menudo incapacitante para los
adultos (Ginsberg et al., 2014).
Los rasgos distintivos del TDAH incluyen la falta
de atención, la impulsividad y la hiperactividad. No
obstante, también se presentan síntomas emocionales
asociados como la impaciencia excesiva, los cambios
de humor, la baja autoestima, la sensibilidad al recha-
zo, el estrés, la ansiedad, la dicultad para superar los
contratiempos, la procrastinación, el escaso control
emocional y los sentimientos abrumadores (Sapkale
et al., 2023). Al igual que los niños con este trastorno,
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
los adultos con TDAH experimentan síntomas que se
relacionan con problemas interpersonales, profesio-
nales y educativos signicativos.
Para la evaluación del TDAH en adultos, se reco-
mienda la utilización de una serie de preguntas cla-
ve durante la entrevista clínica, escalas de valoración
de la conducta, pruebas de validez de los síntomas y
pruebas cognitivas que pueden mejorar las prácticas
médicas diarias (Marshall et al., 2021).
Es fundamental considerar las comorbilidades
psiquiátricas –como el consumo de sustancias, la de-
presión y la ansiedad– y realizar un diagnóstico dife-
rencial con enfermedades como el trastorno bipolar
(TB) y el trastorno límite de la personalidad (TLP) al
diagnosticar el TDAH (Banaschewski, 2017).
Actualmente, existen fármacos estimulantes y no
estimulantes aprobados para el tratamiento del TDAH
en adultos. Los fármacos estimulantes, como el metilfe-
nidato, se encuentran entre los tratamientos de primera
línea. Además, se desarrollan y proponen continua-
mente nuevos principios activos y técnicas psicotera-
péuticas para lograr mejores resultados terapéuticos en
este grupo de pacientes (Perugi et al., 2019).
Este documento compila toda la evidencia disponi-
ble en la actualidad y es el resultado del trabajo y de la
discusión de expertos argentinos sobre el TDAH en la
población adulta. El propósito esencial de este consenso
es, en consecuencia, suministrar una guía clara y funda-
mentada a los profesionales de la salud en el manejo del
TDAH en la adultez, basada en la evidencia cientíca.
2.Metodología de trabajo
2.1 Selección de los expertos
Para la elaboración de este documento, se siguió la
misma metodología empleada en la producción de
consensos, guías y artículos de revisión cientíca an-
teriores por parte de la AAPB (Corrales et al., 2020;
Corrales et al., 2021; Cetkovich-Bakmas et al., 2022;
Corrales et al., 2024). El panel de expertos fue selec-
cionado con base en los siguientes criterios: a) amplia
experiencia clínica en el diagnóstico y manejo del
TDAH en niños, adultos y/o áreas relacionadas con la
patología; y b) antecedentes académicos y de investi-
gación relevantes en el tema en discusión. De entre los
profesionales que cumplían estos criterios, se eligió
un subgrupo representativo de las principales agrupa-
ciones nacionales de especialistas en psiquiatría, tales
como la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP),
la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) y la
misma AAPB.
2.2 Enfoque operativo
Entre febrero y junio de 2024, bajo el auspicio de la
AAPB y la coordinación del doctor Alejo Corrales, un
equipo de expertos revisó exhaustivamente la literatu-
ra recientemente publicada sobre el TDAH en adultos.
Cada especialista se encargó del análisis de un aspecto
particular de la patología, incluyendo la prevalencia y
la epidemiología, escalas clínicas, criterios diagnósti-
cos, comorbilidades y abordajes farmacoterapéuticos
y no farmacoterapéuticos, entre otros. Tras la revisión
bibliográca, se implementaron dos reuniones virtua-
les para debatir y profundizar en los temas más con-
trovertidos sobre el abordaje integral del TDAH.
2.3 Formato general del consenso
Este documento representa el primer consenso argen-
tino sobre el manejo del TDAH en adultos, bajo el res-
paldo de la AAPB, y surge de la necesidad de disponer
de una guía especíca para el abordaje de esta patolo-
gía en la adultez. Además, es el resultado del intercam-
bio democrático de opiniones entre tres actores clave:
a) el comité de especialistas; b) dos redactores cientí-
cos; y c) un coordinador general. En este sentido, la
elaboración de este consenso no habría sido posible
sin la participación y el compromiso de cada uno de
los profesionales convocados.
El documento persigue dos objetivos principales:
por un lado, promover conocimientos actualizados
y sugerir abordajes terapéuticos para el TDAH en la
población adulta; por el otro, proporcionar un instru-
mento de fácil lectura e implementación para colegas
médicos, equipos de salud interdisciplinarios y orga-
nismos gubernamentales. La bibliografía que gura al
nal del documento fue rigurosamente seleccionada y
contrastada mediante un proceso estricto de revisión.
Finalmente, para optimizar la comprensión y apli-
cación del consenso, la información ha sido estratégi-
camente estructurada en tres ejes principales: a) as-
pectos generales y etiología del TDAH; b) TDAH en
la infancia y adolescencia; y c) TDAH en la adultez.
3. Epidemiología y morbimortalidad del
TDAH en el transcurso del ciclo vital
El período desde la niñez hasta la edad adulta tempra-
na implica una mayor susceptibilidad a la expresión
de trastornos mentales. Para contextualizar este tema,
se utilizarán datos del estudio GBD (Global Burden
of Disease), el recurso epidemiológico observacional
más completo mundialmente hasta la fecha, liderado
por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud
59
Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
(IHME por sus siglas en inglés). El objetivo de este es-
tudio es ofrecer un mapa de los desafíos de salud que
enfrentan las personas en todo el mundo en el siglo
XXI. Los datos utilizados para el análisis de trastornos
mentales y por uso de sustancias, estraticados por
grupo de edad (de 5 a 9 años, de 10 a 14 años, de 15
a 19 años y de 20 a 24 años) y sexo, revelan que los
trastornos mentales, del neurodesarrollo y por uso de
sustancias constituyen colectivamente la mayor fuente
de carga de salud en el marco mundial. El 24.85 % de
todos los años vividos con discapacidad (AVD) atri-
buibles a trastornos mentales se registraron antes de
los 25 años (Kieling et al., 2024).
El TDAH, caracterizado por la tríada de hiperacti-
vidad, impulsividad y desregulación atencional, se ma-
niesta dentro de un continuo o espectro dimensional,
con una edad de diagnóstico promedio entre los 6 y 12
años, y presenta una prevalencia global de aproximada-
mente el 5.3 % en la población pediátrica general, con
escasas variaciones regionales (Polanczyk, 2014). Dos
tercios de los niños diagnosticados continúan presen-
tando síntomas en la adultez, con una prevalencia en
esta etapa del 2.5 %, disminuyendo gradualmente al 1
% en etapas más avanzadas (Franke et al., 2018).
Es importante destacar que los síntomas caracte-
rísticos del TDAH se maniestan mucho antes de la
edad promedio de diagnóstico, durante el período
preescolar, y que los precursores temperamentales
u otros signos pueden aparecer incluso antes, lo que
indica una brecha diagnóstica signicativa entre el
inicio de los síntomas y el diagnóstico clínico, cuyo
punto máximo se sitúa alrededor de los 9.5 años (Sol-
mi et al., 2021).
La relación entre varones y mujeres en la pobla-
ción general es de 2.4:1. No obstante, en la población
que acude a consulta, esta relación es de 4:1. En ado-
lescentes, el índice desciende a 2:1 y en adultos es de
1.9:1 (Faraone et al., 2024). Los cambios en estos ín-
dices a lo largo de la vida se deben a un diagnóstico
más tardío y menos frecuente en mujeres, al aumen-
to de mujeres que buscan atención en la etapa adulta
(quienes, a su vez, consultan más que los varones por
problemas de salud mental) y a la menor incidencia
de hiperactividad en adultos (Hinshaw et al., 2022).
Además, existen disparidades en los diagnósticos en-
tre grupos raciales y minorías étnicas. En este contex-
to, las minorías afrodescendientes y latinas, así como
las poblaciones migrantes en Europa, son los grupos
menos diagnosticados (Slobodin y Masalha, 2020).
La población afectada presenta procesos evolutivos
con desenlaces muy heterogéneos a lo largo del ciclo
vital. La característica distintiva de esta condición es la
desregulación en múltiples áreas del desarrollo, inclu-
yendo el control de la atención (por ejemplo, mantener
o cambiar la atención), la excitabilidad (por ejemplo,
alerta e iniciación), el funcionamiento ejecutivo (por
ejemplo, inhibición de conductas, memoria de trabajo,
planicación y organización) y la regulación de las emo-
ciones (por ejemplo, regulación de estados emocionales
internos y expresiones conductuales de las emociones)
(Faraone et al., 2019). Lo mencionado anteriormente
tiene un impacto profundo en los individuos, en sus fa-
milias y en la comunidad a lo largo de sus vidas.
El TDAH se asocia con un claro deterioro a largo
plazo y a menudo anticipa la aparición de otras for-
mas de psicopatología. Con frecuencia, coexiste con
otras condiciones comórbidas, por lo que la mayoría
de los niños con TDAH presentan al menos un diag-
nóstico adicional de salud mental o del neurodesarro-
llo (Cue, 2020). El TDAH se maniesta de manera
temprana entre los trastornos de salud mental, con
un inicio seguro en la edad preescolar (Kessler et al.,
2014). Presenta una tasa de prevalencia poblacional
superior a la de muchos otros trastornos mentales,
como la esquizofrenia, la depresión, la ansiedad y el
abuso de sustancias, y parece ejercer una inuencia
causal en las condiciones concurrentes posteriores, ya
que entre el 70 % y el 80 % de los sujetos diagnostica-
dos desarrollan al menos una condición comórbida a
lo largo de su vida. En otras palabras, la comorbilidad
psiquiátrica es la norma y no la excepción. Incluso
con tratamientos adecuados, la evolución heterogénea
y compleja a largo plazo, junto con la comorbilidad
asociada y la baja adherencia terapéutica, incrementa
el riesgo de patologías graves "asociadas" en un rango
del 50-300 %, así como una respuesta terapéutica de-
ciente y muerte prematura (Nigg et al., 2020).
Se ha adquirido un mayor conocimiento sobre la
comorbilidad médica psiquiátrica relacionada con la
coexistencia de trastornos de la conducta, el trastorno
negativista desaante, el síndrome de Gilles de Tou-
rette, la depresión mayor y los trastornos de ansiedad
en niños y adolescentes. En el caso de los adultos, los
metaanálisis realizados en población con TDAH lo
asocian con depresión mayor, trastornos de ansiedad,
trastornos del espectro bipolar y trastorno por uso de
sustancias (Biederman et al., 1991).
No obstante, la comorbilidad médica no psiquiá-
trica relacionada con condiciones somáticas tiende a
pasar más desapercibida en el reconocimiento clínico
y en la evaluación acumulativa del riesgo en el TDAH.
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
La asociación de dermatitis, asma, rinitis, trastornos
hípnicos y obesidad en niños y adolescentes (Kit-
tel-Schneider et al., 2022), así como de diabetes mellitus
tipo 2 y enfermedades cardiovasculares en adultos, es
demostrada. Es importante destacar que la probabili-
dad de eventos cardiovasculares asociados a trastornos
neuropsiquiátricos es el doble de alta en comparación
con la población general –como ocurre con la esquizo-
frenia y los trastornos por uso de sustancias–, siendo
aún mayor en el caso del TDAH en comparación con
la asociación entre enfermedades cardiovasculares y
trastornos como la depresión mayor, la ansiedad o los
trastornos relacionados con el estrés (Li et al., 2023).
Debido a la causalidad multifactorial que resulta
de la interacción de factores de riesgo personales y
ambientales, los cuales inuyen en la susceptibilidad
a desarrollar esta condición, es fundamental contar
con muestras amplias y llevar a cabo estudios interna-
cionales en colaboración con consorcios o consensos.
Esto permitiría cuanticar el valor de las alteraciones
individuales y contextuales que conducen a la poste-
rior expresión clínica (Hartman, 2023). Se reconoce la
presencia de ciertos factores de riesgo, como el género
masculino, el estrés materno, el bajo peso al nacer, la
edad temprana de inicio del trastorno, el comporta-
miento agresivo maniesto y los problemas de salud
mental parental. Los análisis longitudinales indican
que el género femenino, el estatus migratorio, el in-
cremento de síntomas de ansiedad generalizada, la
mayor expresividad del comportamiento agresivo y
los problemas de salud mental parental están asocia-
dos con un aumento más evidente de los síntomas de
TDAH a lo largo del ciclo vital (Wüstner et al., 2019).
Los estudios prospectivos que aporten informa-
ción sobre las lesiones tempranas en el neurodesarro-
llo, manifestadas antes de la aparición clínica completa
del TDAH (Miller et al., 2023), desde una perspectiva
genómica, ambiental y epigenética, podrían mejorar la
comprensión de la interacción de causas multidomi-
nio. Además, facilitarían la identicación de factores
de protección que promuevan un curso evolutivo más
favorable, fomentando intervenciones preventivas que
reduzcan la incidencia de síntomas perjudiciales del
TDAH. También ayudarían a entender la dinámica
acumulativa de los factores de riesgo que subyacen en
la expresión y evolución de la enfermedad a lo largo
del tiempo.
4. Evolución del concepto del TDAH y
de su clasicación en el Manual Diagnós-
tico y Estadístico de los Trastornos Menta-
les (DSM)
El TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos más
frecuentes de la infancia (APA, 2013) y con una alta
persistencia a lo largo de la vida (Faraone et al., 2003;
Faraone et al., 2006).
Aunque la concepción teórica y los criterios diag-
nósticos de este cuadro han experimentado varias mo-
dicaciones a lo largo de los años, los síntomas princi-
pales han sido reconocidos desde hace mucho tiempo.
Diversas descripciones de niños con problemas
de comportamiento, caracterizados por síntomas hi-
perquinéticos, datan de mediados del siglo XIX. El
primer estudio cientíco sistemático claro sobre la
hiperactividad fue realizado en 1902 por el pediatra
George Frederick Still, quien atribuyó los problemas
de comportamiento observados a un "defecto de
control moral de la conducta" (Still, 2006). También
a principios del siglo XX, los síntomas de impulsivi-
dad e hiperactividad fueron atribuidos a disfunciones
cerebrales. Observaciones de individuos con lesiones
en el lóbulo frontal revelaron que estas afecciones re-
sultaban en décits extensos de "funciones ejecutivas":
los pacientes tenían una tendencia a ceder ante sus
impulsos, lo que podría generar grandes dicultades
para resolver problemas cotidianos.
Estas observaciones sugirieron que el TDAH po-
dría ser una forma más leve de daño en las estructuras
corticales frontales. Luego de la epidemia de encefa-
litis, que ocurrió entre 1917 y 1918, algunos de los
niños recuperados tuvieron como secuelas problemas
de comportamiento y cognitivos similares a los sínto-
mas centrales del TDAH. Estos hallazgos en la prime-
ra mitad del siglo XX condujeron a la suposición de
que el trastorno por hiperactividad podría ser causa-
do por un daño cerebral orgánico. Así, se introduje-
ron los conceptos de "daño cerebral mínimo" (DCM)
o "inquietud orgánica", y se sugirió que formas más
leves de daño cerebral podrían provocar problemas de
comportamiento menos graves, tales como el TDAH.
A partir de la década de 1960, las opiniones sobre
el TDAH dirieron entre Europa y los Estados Uni-
dos: en Europa, la condición se consideraba rara y
relacionada con una lesión cerebral, acompañada de
una notable inquietud, mientras que en los Estados
Unidos se concebía común y no necesariamente aso-
ciada a lesiones cerebrales. Debido a la falta de daño
neuroanatómico macroscópicamente visible, el térmi-
no DCM fue reemplazado por "disfunción cerebral
mínima” (Schachar, 1986).
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
A nales de la década de 1960, el TDAH se inclu
en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastor-
nos Mentales (DSM-II) de la Asociación Americana de
Psiquiatría bajo el nombre de “reacción hiperquinéti-
ca de la infancia. En este manual, se denió al TDAH
como un trastorno evolutivo benigno, caracterizado
por un “exceso de actividad, inquietud y distraibili-
dad, con poca capacidad de atención, especialmente
en niños pequeños, que generalmente disminuye al
llegar la adolescencia” (APA, 1968). En los años poste-
riores al DSM-II, la dicultad para mantener la aten-
ción y controlar los impulsos empezó a cobrar rele-
vancia frente a la hiperactividad. Las investigaciones
de Virginia Douglas en 1972 (Douglas, 1972) inuye-
ron de manera decisiva en el cambio de denominación
del TDAH en el DSM-III (1980), de tal forma que el
cuadro pasó a denominarse “trastorno por décit de
atención con o sin hiperactividad” (APA, 1980). No
obstante, siete años más tarde, en la versión revisada
del DSM-III (es decir, en el DSM-III-R), el concepto
de TDA sin hiperactividad fue ignorado, y se propuso
una lista de catorce criterios que incluían síntomas de
inatención, hiperactividad e impulsividad, de los cua-
les el paciente tenía que reunir un mínimo de ocho,
sin distinción entre los tipos de síntomas.
El TDAH fue reconocido por primera vez como
una entidad clínica en 1992 por la Organización Mun-
dial de la Salud (OMS) –más concretamente, en la Cla-
sicación Internacional de Enfermedades o CIE-10–
dentro del grupo de trastornos del comportamiento y
de las emociones de inicio en la infancia y la adoles-
cencia, especícamente en el subgrupo de trastornos
hiperquinéticos. Estos trastornos se caracterizaban
por un comportamiento pobremente modulado, falta
de atención y persistencia en la realización de tareas y
actividades (WHO, 1992).
En la cuarta edición del DSM (DSM-IV), publica-
da en el año 2000 con datos recopilados hasta 1994, se
establecieron tres subtipos de TDAH: a) predominan-
temente inatento; b) predominantemente hiperacti-
vo-impulsivo; y c) combinado. Además, esta patología
se incluyó en el grupo de trastornos de inicio en la
infancia y la adolescencia, especícamente en el grupo
de los trastornos por décit de atención y comporta-
miento perturbador (APA, 1994).
La edición más reciente del DSM, el DSM-5 (APA,
2013), presenta diversas modicaciones respecto a la
versión anterior. Los cambios más destacados en re-
lación al TDAH son: la clasicación del cuadro como
un trastorno del neurodesarrollo; la aceptación de su
existencia en la edad adulta; el establecimiento de la
edad de inicio antes de los 12 años (anteriormente se
consideraba antes de los 7); el requerimiento de 5 sín-
tomas (en lugar de 6) para mayores de 17 años; y la
eliminación del trastorno del espectro autista (TEA)
como criterio de exclusión para el diagnóstico. Ade-
más, se clasica al TDAH en las siguientes presenta-
ciones: a) combinado; b) con predominio del décit
de atención; y c) con predominio hiperactivo-impulsi-
vo. En la última revisión de la CIE (esto es, la CIE-11)
(WHO, 2022), los criterios de diagnóstico del TDAH
se asemejan a los del DSM-5 (Kooij et al., 2019).
Existe una marcada diferencia entre la preponde-
rancia en varones respecto de niñas en la población
consultante, que va de 3:1 a 16:1 (Nøvik et al., 2006),
y la relación entre varones y niñas en los estudios po-
blacionales, que arrojan proporciones no mayores que
3:1 (Willcutt, 2012). Esto se debe, en parte, a que los
síntomas de hiperactividad e impulsividad suelen ser
más intensos en varones y tienen más comorbilidad
con agresión y trastornos de conducta (Gaub y Carl-
son, 1997), por lo que son más frecuentemente deri-
vados a consulta. Esto lleva a que muchas niñas con el
trastorno no sean identicadas y, por ende, no reciban
el tratamiento adecuado, lo que diculta su evolución
(Gershon et al., 2002). Por otro lado, es importante
mencionar que las diferencias en la relación entre va-
rones y mujeres prácticamente desaparecen en mues-
tras de adultos (Cortese et al., 2016; De Zwaan et al.,
2012; Faraone et al., 2021; Young et al., 2020).
5. Aspectos generales sobre el diagnós-
tico del TDHA
El TDAH solo puede ser diagnosticado por un médico
psiquiatra, neurólogo o psicólogo, con entrenamiento
en la evaluación clínica de este trastorno, que pueda
entrevistar a los padres, al cuidador y/o al paciente
para documentar los criterios del cuadro (APA, 2013;
WHO, 2018). Además, no puede ser diagnosticado
solamente mediante escalas de síntomas, evaluaciones
neuropsicológicas, pruebas de laboratorio o métodos
de imágenes cerebrales.
Diferentes asociaciones profesionales, tales como
el Colegio Real de Psiquiatría y el Instituto Nacio-
nal de Salud y Excelencia Clínica del Reino Unido,
la Alianza Canadiense de Recursos para el TDAH,
el Instituto de Salud de los Estados Unidos, la Aso-
ciación Americana de Pediatría y la Red Europea de
TDAH en Adultos han publicado lineamientos para
el diagnóstico del TDAH (NCCMH, 2018; NIHCE,
2018; CADDRA, 2020; Pliszka, 2007; Wolraich et al.,
2019; Kooij et al., 2010).
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
5.1 Screening
El clínico debería indagar el TDAH en todas las eva-
luaciones de salud mental, independientemente de
la naturaleza de la queja principal, preguntando es-
pecícamente acerca de los dominios primordiales
sintomáticos del cuadro (desatención, impulsividad
e hiperactividad). Las escalas de evaluación o cues-
tionarios especícos que contengan los síntomas del
TDAH también pueden incluirse en los materiales de
registro clínico para que los completen los padres an-
tes de las visitas o en la sala de espera antes de la eva-
luación (Michanie et al., 2007). Si el padre o la madre
informan que el paciente sufre de algún síntoma del
TDAH que cause deterioro (o si el paciente obtiene
puntuaciones en el rango clínico para los síntomas del
trastorno en una escala de evaluación), entonces está
indicada una evaluación completa del TDAH.
5.2 Evaluación
La evaluación para el TDAH del preescolar, niño o
adolescente debería consistir en entrevistas clínicas
con los padres y el paciente, la obtención de informa-
ción sobre el funcionamiento escolar, la evaluación de
trastornos psiquiátricos comórbidos y la revisión de
los antecedentes médicos, sociales y familiares.
El clínico debería realizar una entrevista detallada
con los padres acerca de cada uno de los dieciocho
síntomas del TDAH enumerados en el DSM-5. Para
cada síntoma, el profesional de la salud debería deter-
minar su presencia, su duración, la gravedad y la fre-
cuencia, así como su edad de inicio. El paciente debe
tener el número requerido de síntomas (al menos seis
de nueve del grupo de desatención y/o al menos seis
de nueve de los criterios de hiperactividad/impulsivi-
dad), un curso crónico (los síntomas no deben remitir
durante semanas o meses), y el inicio de los síntomas
anterior a los 12 años. Después de evaluar todos los
síntomas, el clínico deberá determinar qué áreas se
encuentran afectadas. Debido a que la mayoría de los
pacientes con TDAH tienen problemas de rendimien-
to escolar, es importante hacer preguntas especícas
sobre este aspecto, evaluando el progreso académico,
el funcionamiento intelectual del paciente y la presen-
cia de síntomas de trastornos del aprendizaje.
El grado de afectación debe distinguirse de la pre-
sencia de síntomas. Por ejemplo, los del TDAH de un
paciente pueden ser observables solo en la escuela,
pero no en su casa; sin embargo, si el paciente debe
pasar una cantidad excesiva de tiempo completando
tareas escolares que no acabó en clase, entonces el de-
terioro está presente en los dos ámbitos. El DSM-IV
establece que para cumplir con los criterios del tras-
torno es necesario que exista un deterioro signicati-
vo en al menos dos áreas funcionales (hogar, escuela o
trabajo). Sin embargo, el consenso clínico sugiere que
un deterioro grave en una sola de estas áreas puede
ser suciente para justicar el inicio del tratamiento.
Después de revisar los síntomas del TDAH, el clínico
debería averiguar sobre otros trastornos psiquiátricos
comunes de la infancia. Se debe explorar si el paciente
tiene síntomas de trastornos de conducta, depresión (y
signos neurovegetativos asociados), manía, trastornos
de ansiedad, trastornos por tics, abuso de sustancias,
psicosis o evidencias de un trastorno del aprendizaje.
Los padres deberían completar escalas de compor-
tamiento estandarizadas que tienen valores normati-
vos bien establecidos para niños de una amplia gama
de edades y géneros (Grañana et al., 2011; Becker et
al., 2012; Morales-Hidalgo et al., 2017). Estas escalas
no solo proporcionan una medida de los comporta-
mientos en el marco del TDAH sino que también ex-
ploran otros síntomas psiquiátricos que podrían ser
comórbidos o que pueden sugerir un diagnóstico psi-
quiátrico alternativo. Es importante señalar que estas
escalas no son herramientas de diagnóstico denitivo
para el TDAH. Sin embargo, los puntajes de inaten-
ción, hiperactividad e impulsividad reportados por
los padres o maestros que se sitúan en el percentil su-
perior para la edad y el género del paciente deben ser
evaluados con detenimiento.
Es recomendable que el clínico obtenga una es-
cala de evaluación similar a la proporcionada por los
maestros del paciente. Si esto no es posible, se deben
revisar otros materiales escolares, como ejemplos de
trabajos en clase o informes de calicaciones.
Es fundamental evaluar tanto la historia como el
funcionamiento familiar, dado que el TDAH es alta-
mente heredable. En consecuencia, es probable que
se observe una alta prevalencia del trastorno entre los
padres y hermanos del paciente (Sprich et al., 2000).
La historia familiar de otros trastornos mentales re-
levantes (afectivos, de ansiedad, tics o trastorno de
conducta) es útil para determinar la naturaleza de
un trastorno comórbido. Es importante analizar de-
talladamente las características del funcionamiento
familiar, ya que los pacientes con TDAH tienden a
desenvolverse mejor en entornos estructurados. Así,
un ambiente familiar caótico o inconsistente puede
agravar sus dicultades. Además, es crucial recopilar
información sobre cualquier trauma físico o psicoló-
gico que el paciente haya experimentado, incluyendo
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antecedentes de múltiples visitas a la sala de emergen-
cias, así como cualquier estresor psicosocial presente.
El clínico debe recabar información detallada so-
bre la historia perinatal, hitos del desarrollo, historia
médica y antecedentes de salud mental del paciente,
incluyendo cualquier tratamiento psiquiátrico pre-
vio. Los retrasos en alcanzar hitos del desarrollo, ya
sean motores, del lenguaje o sociales, pueden sugerir
la presencia de trastornos del lenguaje, discapacidad
intelectual o trastornos del desarrollo generalizados.
Evaluar el desarrollo es especialmente crucial en niños
en edad preescolar, ya que muchos de estos trastornos
están estrechamente relacionados con dicultades de
atención e hiperactividad.
A continuación, el clínico debe entrevistar al niño
o adolescente. En el caso de niños en edad preescolar
o en los primeros años de escolarización (es decir, en-
tre cinco y ocho años), esta entrevista puede realizar-
se en presencia de los padres. Sin embargo, los niños
mayores y los adolescentes deben ser entrevistados
por separado, ya que podrían no mencionar temas
importantes, como depresión, ideación o intentos de
suicidio, o el consumo de alcohol o drogas, si están
en compañía de sus progenitores. Es importante que
el clínico esté preparado para realizar una entrevista
separada incluso con niños más pequeños si se sospe-
cha riesgo de abuso o si existe evidencia de disfunción
familiar signicativa.
El objetivo principal de la entrevista con el niño o
adolescente no es conrmar o descartar el diagnóstico
de TDAH, ya que los niños pequeños suelen no ser
conscientes de sus síntomas, mientras que los niños
mayores y adolescentes, aunque conscientes, pueden
minimizar su importancia. En cambio, la entrevista
permite al clínico detectar signos o síntomas que no
coincidan con el TDAH o que sugieran la presencia de
otros trastornos psiquiátricos graves. Durante la en-
trevista, el profesional debe realizar un examen del es-
tado mental para evaluar aspectos como la apariencia,
el nivel de conciencia, el estado de ánimo, el afecto y
los procesos de pensamiento. A lo largo de la conver-
sación, el clínico podrá formarse una idea de si el vo-
cabulario, los procesos y el contenido de pensamiento
del paciente son adecuados para su edad.
5.3 Antecedentes médicos
Si la historia médica del paciente es normal, no se
justican pruebas de laboratorio o neurológicas adi-
cionales. Las condiciones médicas que pueden imitar
el TDAH son escasas, y la mayoría de los pacientes
con esta patología tienen antecedentes médicos nor-
males. Sin embargo, en casos de lesión cerebral grave,
es posible que los niños desarrollen síntomas similares
al TDAH.
El hipertiroidismo, que puede manifestarse con
hiperactividad y agitación, rara vez se presenta úni-
camente con síntomas de TDAH. Por lo general, se
acompaña de otros signos clínicos relacionados con
niveles elevados de hormonas tiroideas (T3 y T4). La
evaluación de estas hormonas, junto con la hormona
estimulante de la tiroides (TSH), solo está indicada si,
además del aumento en la actividad, existen otros sín-
tomas sugestivos de hipertiroidismo.
Es crucial investigar posibles alteraciones del sue-
ño, ya que entre el 20 % y el 30 % de los niños con
TDAH también presentan apnea obstructiva del sue-
ño. En estos casos, los síntomas de TDAH tienden a
mejorar una vez que se trata el trastorno del sueño
(Youssef et al., 2011; Sedky et al., 2014).
La exposición al plomo, ya sea durante el desarro-
llo prenatal o en la infancia, está asociada a varios pro-
blemas neurocognitivos, incluido el TDAH (Lidsky y
Schneider, 2003). Si el paciente ha vivido en un entor-
no urbano antiguo, donde la exposición al plomo en
pinturas o tuberías es probable, debe considerarse la
medición de los niveles de plomo en sangre.
Los niños con síndrome alcohólico fetal o aque-
llos expuestos in utero a otros agentes tóxicos tienen
una mayor incidencia de TDAH en comparación con
la población general (O'Malley y Nanson, 2002). Sin
embargo, a menos que exista una fuerte evidencia en
la historia médica del paciente, no se recomienda la
realización de estudios neurológicos como electroen-
cefalograma (EEG), resonancia magnética nuclear
(RMN), tomografía computarizada de emisión de
fotones simples (SPECT por sus siglas en inglés) o
tomografía por emisión de positrones (PET por sus
siglas en ingles) para evaluar el TDAH.
5.4 Evaluaciones neuropsicológicas
Las pruebas psicopedagógicas y neuropsicológicas no
son imprescindibles para diagnosticar el TDAH, pero
se recomiendan si la historia clínica del paciente su-
giere una baja capacidad cognitiva general o un ren-
dimiento inferior en lectoescritura o matemáticas en
comparación con su capacidad intelectual.
Es común que algunos pacientes con TDAH ob-
tengan puntuaciones bajas en pruebas estandarizadas
de rendimiento académico (Tannock, 2002). El clínico
debe evaluar si el deterioro académico es consecuen-
cia del TDAH, si coexisten TDAH y un trastorno del
aprendizaje, o si el paciente tiene solo un trastorno del
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aprendizaje y la inatención es secundaria a este. Si los
informes de padres y maestros indican que el paciente
cumple (o incluso supera) las expectativas académicas
bajo supervisión individualizada, es menos probable
que se trate de un trastorno formal del aprendizaje.
En algunos casos, los pacientes pueden participar
en actividades de ocio que requieren habilidades de
lectura, como leer novelas, pero evitarán leer libros es-
colares para preparar exámenes. En estos escenarios,
es adecuado tratar primero el TDAH y luego observar
si los problemas académicos se resuelven al mejorar la
atención del paciente. Si no se observa mejoría en el
rendimiento académico a pesar del tratamiento exitoso
del TDAH, sería prudente realizar pruebas psicológicas
adicionales para detectar trastornos del aprendizaje.
Asimismo, algunos pacientes pueden presentar sín-
tomas que no son explicables por el TDAH, como dé-
cits en el lenguaje expresivo y receptivo, procesamiento
fonológico deciente, coordinación motora inadecuada
o dicultades para comprender conceptos matemáti-
cos. En estos casos, será necesario realizar evaluaciones
neuropsicológicas o psicopedagógicas para identicar
un posible trastorno especíco del aprendizaje.
En la mayoría de los casos, los trastornos del
aprendizaje son comórbidos con el TDAH. Por lo tan-
to, se recomienda tratar primero el TDAH de manera
óptima antes de realizar evaluaciones adicionales. Los
pacientes con trastornos del aprendizaje suelen mos-
trar inatención solo en las áreas de su discapacidad.
Por ejemplo, un paciente con un trastorno de la lectu-
ra puede tener dicultades para concentrarse al leer,
pero no en otras áreas académicas. Además, los pa-
cientes que solo presentan trastornos del aprendizaje
no muestran impulsividad o hiperactividad.
Los niños y adolescentes con trastornos del apren-
dizaje pueden desarrollar comportamientos oposi-
cionistas ante las tareas escolares. Sin embargo, si la
evaluación revela que no cumplen con los criterios
completos para el TDAH y, si el comportamiento opo-
sicionista se asocia principalmente con las exigencias
académicas, es probable que el problema principal sea
un trastorno del aprendizaje.
Las pruebas psicológicas en pacientes con TDAH
deberían incluir una evaluación estandarizada de la
capacidad intelectual (CI) para determinar si una baja
capacidad cognitiva general contribuye al deterioro
académico. Las pruebas neuropsicológicas, las evalua-
ciones del lenguaje y del habla, así como las pruebas
computarizadas de atención o control inhibitorio, no
son necesarias de forma rutinaria en la evaluación del
TDAH, pero pueden estar indicadas según los hallaz-
gos que se obtengan.
5.5 Comorbilidad
Debido a la alta comorbilidad del TDAH (Biederman
et al., 1991; Michanie et al., 1993), es esencial que el
clínico evalúe la posible presencia de trastornos psi-
quiátricos comórbidos en los pacientes. Es crucial
identicar si el trastorno comórbido es la afección pri-
maria y si los síntomas de falta de atención, hiperacti-
vidad o impulsividad son una consecuencia directa de
este. Además, el clínico debe determinar si existe un
trastorno psiquiátrico comórbido que coexista con el
TDAH, o si los síntomas presentes no cumplen con los
criterios de un trastorno separado, siendo manifesta-
ciones secundarias derivadas del TDAH. Por ejemplo,
es común que los pacientes con TDAH desarrollen
disforia o baja autoestima debido a las frustraciones
asociadas con el trastorno. En estos casos, la disforia
está directamente relacionada con los síntomas del
TDAH, sin presentar una depresión generalizada, sig-
nos neurovegetativos o ideación suicida. Si la disforia
es secundaria al TDAH, debería responder favorable-
mente al tratamiento dirigido a este último.
La mayoría de los casos de trastorno depresivo se
inician varios años después del diagnóstico de TDAH
(Spencer et al., 1999), mientras que los trastornos de
ansiedad suelen aparecer de manera más temprana
y simultánea al TDAH (Kovacs y Devlin, 1998). Por
otro lado, debe considerarse un diagnóstico de manía
en pacientes con TDAH que presenten cambios inex-
plicables en el estado de ánimo, excitación o irritabi-
lidad severa, trastornos del pensamiento (como gran-
diosidad o fuga de ideas), arrebatos agresivos intensos
y prolongados, disminución de la necesidad de sueño,
o niveles inapropiados de interés sexual para su edad
(Wozniak et al., 2004). No debe diagnosticarse manía
solo en función de la severidad de los síntomas del
TDAH o del comportamiento agresivo en ausencia de
los signos anteriormente mencionados.
Los adolescentes mayores con TDAH también de-
ben ser evaluados por trastornos relacionados con el
uso de sustancias, ya que presentan un mayor riesgo
de abuso de tabaco, alcohol y drogas en comparación
con aquellos sin TDAH (Wilens et al., 1997).
Frecuentemente, los síntomas de distraibilidad o
impulsividad en los pacientes con TDAH pueden ser
malinterpretados como comportamientos oposicio-
nistas por parte de padres o maestros. Además, la labi-
lidad emocional leve y la tendencia a reaccionar de ma-
nera exagerada (como gritar, llorar fácilmente o exhibir
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un temperamento explosivo) son también manifesta-
ciones comunes en el TDAH (Nigg, 2022). Es impor-
tante señalar que estos síntomas asociados generalmen-
te no alcanzan el nivel de un trastorno psiquiátrico por
sí mismos, ya que están temporalmente relacionados
con el inicio del TDAH y tienden a desaparecer cuando
el trastorno es tratado de manera efectiva.
6. Genética del TDAH
6.1 Genética epidemiológica del TDAH
El TDAH es un trastorno complejo y heterogéneo
cuya etiología no se comprende completamente. A
pesar de la evidencia que indica que los factores am-
bientales desempeñan un papel crucial en su desa-
rrollo, los estudios de genética epidemiológica clásica
sostienen una fuerte contribución hereditaria en este
trastorno (Bonvicini et al., 2016).
La investigación genética sobre el TDAH comenzó
al constatar que la hiperactividad tiende a agruparse
en familias (Cantwell, 1972). Los estudios familiares
y de gemelos sobre el TDAH infantil han demostrado
una alta heredabilidad, estimada en torno al 70-80 %.
Además, se observó que la heredabilidad es similar en
varones y mujeres, tanto para los componentes inaten-
to como hiperactivo-impulsivo del TDAH (Faraone et
al., 2019).
Los estudios familiares han revelado una agru-
pación del TDAH no solo intra sino también inter-
generacional. Así, se han observado mayores tasas
de TDAH entre los padres y hermanos de niños con
TDAH (Faraone et al., 1991). Al mismo tiempo, se
ha informado un aumento signicativo del riesgo de
padecer TDAH (57 %) entre los hijos de adultos con
esta patología. Comparado con el riesgo de TDAH
entre los hermanos de niños diagnosticados (15 %),
se descubrió que los hermanos de adultos con TDAH
tienen un riesgo mucho mayor de padecerlo (41 %)
(Biederman et al., 1991). Un estudio en adolescencia
reportó que la prevalencia del trastorno era signi-
cativamente superior entre los padres y hermanos de
niños con TDAH persistente, en comparación con los
familiares de niños cuyo TDAH remitía (Biederman
et al., 1996). En conjunto, estos estudios indican que
el riesgo de padecer TDAH es mayor entre los fami-
liares de primer grado de niños cuyo TDAH persiste
en la adolescencia y la adultez, en comparación con
los familiares de niños cuyo TDAH remite antes de la
adultez (Faraone et al., 2000).
También se ha identicado un fuerte componen-
te genético en los síntomas extremos y subumbrales
del TDAH. Recientemente, se ha comprobado que
la conectividad cerebral en familias afectadas por el
TDAH tiene componentes hereditarios asociados con
este trastorno (Sundre et al., 2017).
La heredabilidad es una medida estadística que des-
cribe la proporción de variación en un rasgo dentro de
una población atribuible a diferencias genéticas entre
los individuos. Inicialmente, se estimaba que la here-
dabilidad del TDAH en la adultez era sustancialmente
baja (aproximadamente entre el 30 % y el 50 %), a pesar
de la evidencia que sugería un importante componen-
te genético en su etiología. Estos bajos porcentajes po-
drían explicarse por los efectos del evaluador, ya que
la concordancia en gemelos era medida por diferentes
evaluadores: en la infancia, los evaluadores eran los
padres o profesores, mientras que en la adultez, la
concordancia se basaba en autoevaluaciones. Al abor-
dar los efectos del evaluador mediante enfoques de in-
formantes cruzados (es decir, autorreportes y reportes
de los padres), la heredabilidad del TDAH en adultos
parece ser comparable a la heredabilidad del TDAH
en la infancia. En otras palabras, utilizando múltiples
fuentes de información, la heredabilidad del TDAH
en la adultez es muy similar a la del TDAH infantil
diagnosticado clínicamente (Franke et al., 2012).
Los estudios de gemelos muestran que los factores
de riesgo genéticos (tanto estables como dinámicos)
inuyen en el TDAH a lo largo del desarrollo, desde
la infancia hasta los primeros años de la adultez (Lars-
son et al., 2004; Chang et al., 2013; Kuntsi, 2005). Estos
hallazgos explican la estructura evolutiva de los facto-
res genéticos de riesgo para el TDAH, y evidencian
procesos tanto estables como dinámicos. El compo-
nente estable del riesgo genético sugiere que el TDAH
persistente y su forma pediátrica están genéticamente
relacionados, mientras que el componente dinámico
propone que el conjunto de variantes genéticas que
explican la aparición del TDAH diere de las que sus-
tentan su persistencia o remisión (Franke et al., 2010).
6.2 Genética molecular del TDAH
Los estudios de ligamiento son una técnica esencial en
genética para mapear la ubicación de genes en los cro-
mosomas, y aprovechan la tendencia de ciertos genes
a heredarse juntos debido a su proximidad física. Es-
tos estudios utilizan marcadores genéticos conocidos
como “microsatélites, que se encuentran dispersos a
lo largo de los cromosomas, son fácilmente detecta-
bles y sirven como puntos de referencia en el análisis.
De esta manera, se recopila información sobre la dis-
tribución de estos marcadores y el fenotipo de interés
en familias o poblaciones. Zhou et al. (2008) encon-
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
traron señales sugestivas de ligamiento en el cromo-
soma 16. Por otro lado, usando estudios de ligamiento
intergeneracional en poblaciones aisladas en familias
colombianas, Arcos-Burgos et al. (2010) reportaron
evidencia de ligamiento en las regiones cromosómi-
cas 5q33.3, 8q11.23 y 17p11. Además, identicaron el
ligamiento en 4q13.2, una región cercana al gen de la
latrolina 3 (LPHN3 por sus siglas en inglés).
Basándose inicialmente en genes candidatos iden-
ticados a partir de modelos animales o del conoci-
miento de dianas farmacológicas, la mayoría de los
estudios de asociación examinaron variantes en genes
dopaminérgicos y serotoninérgicos. Los estudios se
enfocaron predominantemente en el transportador de
dopamina SLC6A3 (DAT1 por sus siglas en inglés) y
el receptor de dopamina D4 (DRD4 por sus siglas en
inglés). Un total de diez estudios evaluaron el número
de repeticiones en tándem (VNTR por sus siglas en
inglés) de 40 pares de bases en la región 3' no tradu-
cida (3' UTR por sus siglas en inglés) y otro VNTR de
30 pares de bases en el intn 8. Tres de los diez estu-
dios mostraron asociación con el TDAH infantil, pero
no con el TDAH en adultos. Sin embargo, un metaa-
nálisis realizado por Franke et al. (2010) reportó una
asociación sugestiva de esta variante con el TDAH tan-
to en niños como en adultos persistentes. Los estudios
que evaluaron el VNTR de 7 repeticiones en el exón 3
del gen DRD4 advirtieron que los niños portadores de
esta variante tienen más probabilidades de desarrollar
TDAH persistente. Aunque los reportes de asociación
del gen DRD4 son de gran valor para el TDAH infantil,
su rol en el TDAH en adultos debe ser profundizado
(Franke y Biederman et al., 2010; Franke et al., 2012).
Además de los genes diana mencionados, otros
genes relacionados con el TDAH, tales como el poli-
morsmo SLC6A2 del transportador de noradrenali-
na (NET por sus siglas en inglés) (Sigurdardottir et al.,
2016), el polimorsmo 5HTTLPR del transportador
de serotonina (SERT por sus siglas en inglés) (Grevet
et al., 2007) y el polimorsmo Val66Met del gen del
factor neurotróco derivado del cerebro (BDNF por
sus siglas en inglés) (Mei et al., 2022), no han mostra-
do asociación consistente con el TDAH.
Estudios recientes han indicado que algunos nue-
vos genes podrían estar relacionados con el TDAH
en adultos. Sin embargo, estos hallazgos necesitan
replicación independiente. De particular interés es
la latrolina 3 o LPHN3, que ha mostrado evidencia
signicativa de ligamiento en la región cromosómica
4q13.2. La función de este gen, que codica para un
receptor acoplado a proteína G, aún no se compren-
de completamente (Martínez et al., 2011). Además, se
ha encontrado que el gen de la proteína 2 asociada al
inhibidor de la angiogénesis especíca del cerebro 1
(BAIAP2 por sus siglas en inglés), vinculado con la
lateralización cerebral durante el desarrollo, está rela-
cionado con el TDAH. Este hallazgo podría apuntar
a vías etiológicas no implicadas en la señalización de
neurotransmisores (Ribasés et al., 2009). Además, el
gen del ritmo circadiano CLOCK podría ser de in-
terés, ya que un ritmo circadiano desregulado es un
hallazgo consistente tanto en el TDAH infantil como
en el de adultos (Van Veen et al., 2010). Finalmente,
el gen de la óxido nítrico sintetasa 1 (NOS1 por sus
siglas en inglés), asociado con el TDAH, debería con-
siderarse en futuros estudios debido a la evidencia de
su participación en el trastorno (Franke et al., 2009).
En los últimos años, se han implementado estudios
de asociación de genoma completo (GWAS por sus
siglas en inglés) para identicar variantes genéticas,
como los polimorsmos de nucleótido único (SNP por
sus siglas en inglés) y las variaciones en el número de
copias (CNV por sus siglas en inglés), sin depender
de hipótesis basadas en tratamientos farmacológicos o
modelos animales. Dos estudios destacados han sido
publicados en este ámbito. El primero, llevado a cabo
por Demontis et al. (2019) con 20.183 casos de TDAH
y 35.191 controles, identicó doce señales signicativas
en los GWAS (p ≤ 5×10-8), aportando nueva informa-
ción sobre la biología subyacente del TDAH. Más re-
cientemente, el mismo autor realizó un segundo estudio
con 38.691 individuos con TDAH y 186.843 controles,
en el cual se identicaron 27 loci relevantes en todo el
genoma, destacando variantes de riesgo asociadas con
la expresión de genes, particularmente en el desarrollo
temprano del cerebro (Demontis et al., 2023).
En relación a las CNV, se han identicado aso-
ciaciones importantes entre el TDAH y varios genes
asignados a estas (Hawi et al., 2015). En total, se de-
tectaron CNV en 21 de los 146 genes candidatos con-
siderados, ocho de los cuales se encontraron solo en
casos de TDAH (ARNTL2, BHLHB2, CPLX3, CRIPT,
HTR1B, PLCB4, PPP3CC y SSTR5), seis exclusiva-
mente en controles (CNTN6, COMT, DISC1, DLG2,
IMMP2L y NIPA1) y siete en ambos grupos (CNTN5,
DGCR6, DRD5, NGF, NRXN3, PRODH y RTN4R)
(Ramos Quiroga et al., 2014).
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7. Neurobiología del TDAH
A lo largo del tiempo, se han propuesto múltiples
modelos neurobiológicos para explicar el TDAH. A
este respecto, las imágenes estructurales y funciona-
les han mostrado hallazgos variables que sugieren que
las bases neurobiológicas de este trastorno son hete-
rogéneas, lo cual es consistente con la diversidad de
síntomas cognitivos y conductuales.
El modelo de hipoactividad de la corteza prefrontal
(CPF) es, en líneas generales, aceptado para resumir
la neurobiología del TDAH ya que explica razonable-
mente los síntomas de desatención y desorganización.
Sin embargo, el trastorno implica muchos otros do-
minios sintomáticos que no pueden ser justicados
únicamente por una disfunción en la CPF (Alexander
y Farrelly, 2018).
Como en otros trastornos neuropsiquiátricos, la
neurobiología del TDAH aún no es del todo conocida
dada su complejidad y variedad sintomática. En este
contexto, una gran cantidad de evidencia sugiere que
múltiples neurotransmisores, distintas estructuras del
cerebro –tanto corticales como subcorticales– y algu-
nas redes neuronales interconectadas –tanto estructu-
ral como funcionalmente– estarían involucradas en la
neurobiología del TDAH.
7.1 Neurotransmisores
Sin lugar a dudas, la disfunción de determinados neu-
rotransmisores en regiones especícas del cerebro ha
sido una teoría siopatológica aceptada a lo largo del
tiempo y sustentada por diversos hallazgos. Por ejem-
plo, el uso de metilfenidato ha demostrado mejorar
los síntomas del TDAH, lo que inicialmente implicó
el direccionamiento de las investigaciones hacia la
dopamina y, posteriormente, hacia la noradrenalina,
debido a la acción inhibidora del metilfenidato sobre
la recaptación de estos neurotransmisores a través de
sus respectivos transportadores: el transportador de
dopamina o DAT y el transportador de noradrenalina
o NET. No obstante, otros neurotransmisores como la
serotonina, el glutamato, el GABA, la histamina y la
acetilcolina también parecen estar involucrados (Bui-
telaar et al., 2019).
La evidencia adicional que apoya la participación de
estos mecanismos bioquímicos proviene de estudios so-
bre biomarcadores metabólicos. Un ejemplo es un me-
taanálisis que identicó alteraciones plasmáticas y uri-
narias de noradrenalina, monoaminooxidasa (MAO),
3-metoxi-4-hidroxifeniletilenglicol (MHPEG), zinc,
ferritina y cortisol en pacientes con TDAH (Scassellati
et al., 2012).
7.1.1 Dopamina
Este neurotransmisor se produce en neuronas dopa-
minérgicas ubicadas en la sustancia negra pars com-
pacta y en el área tegmental ventral. Desde estas regio-
nes, se extienden tres vías principales: la nigroestriatal,
la mesolímbica y la mesocortical. La disfunción de
estos circuitos dopaminérgicos ha sido implicada en
el TDAH. Estudios de neuroimágenes que utilizaron
tomografía por emisión de positrones (PET) sugie-
ren que, en sujetos con TDAH, el DAT es más activo
en comparación con sujetos sanos (Fusar-Poli et al.,
2012). Además, otros estudios PET han demostrado
una mayor densidad de estos transportadores tanto
en niños como en adultos con diagnóstico de TDAH
(Soliva, 2011).
En resumen, el DAT es el principal regulador de
la actividad dopaminérgica en el cerebro y constituye
el blanco farmacoterapéutico de los estimulantes con
mayor evidencia para el tratamiento del TDAH.
7.1.2 Noradrenalina
La noradrenalina está íntimamente ligada al sistema
dopaminérgico ya que es un producto metabólico de
la dopamina y ejerce su acción a través de proyeccio-
nes originadas en el locus coeruleus, que inerva am-
plias áreas de la corteza, el tálamo y el cerebelo (Bui-
telaar et al., 2019).
La neurotransmisión noradrenérgica regula fun-
ciones cognitivas complejas, como la memoria de
trabajo, el control inhibitorio, la modulación de la ex-
citación (arousal) y la preparación cognitiva para estí-
mulos urgentes (Faraone et al., 2015).
El conocimiento del papel de la noradrenalina en
el TDAH se deriva del uso de inhibidores del NET,
como el metilfenidato o la atomoxetina, que mejoran
los síntomas del trastorno. Asimismo, es importante
destacar que la CPF es especialmente sensible a las
señales dopaminérgicas y noradrenérgicas; la función
de ambas inervaciones inuye en las tareas cognitivas
y ejecutivas en esta región (Arnsten, 2009).
Numerosos estudios involucran a ambos neuro-
transmisores en la neurobiología del TDAH, incluso
desde una perspectiva genética, aunque la evidencia
sobre la implicación exclusiva de la noradrenalina no
es concluyente (de la Peña et al., 2018). Probablemente
sea necesaria una cantidad óptima de ambos neuro-
transmisores en la CPF, lo que evitaría tanto el décit
como el exceso (inducido este último por altas dosis
de medicamentos), ya que ambos extremos pueden
provocar fallas atencionales, de control de impulsos y
ejecutivas (Arnsten y Rubia, 2012).
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7.2 Estructuras cerebrales
Además de los neurotransmisores y de cambios fun-
cionales, una serie de alteraciones estructurales en el
cerebro están vinculadas con el TDAH. Varias áreas
de la corteza están implicadas, posiblemente debido
a disfunciones en su actividad. Entre estas se encuen-
tran la CPF dorsolateral y la ventromedial: la primera
está asociada con la memoria de trabajo, mientras que
la segunda está relacionada con la toma de decisiones
y la planicación de tareas. También es importante se-
ñalar la implicación de la corteza parietal, que es res-
ponsable de la orientación de la atención.
Asimismo, están claramente involucradas estruc-
turas subcorticales –como la corteza cingulada an-
terior– relacionadas con los componentes afectivos
y cognitivos de las funciones ejecutivas. También se
ven afectados los ganglios basales (esto es, el núcleo
accumbens, el núcleo caudado y el putamen), la amíg-
dala y el cerebelo (Faraone et al., 2015).
Diversos estudios de neuroimágenes han encon-
trado una disminución de la sustancia gris en todas las
estructuras relacionadas con el TDAH. Los hallazgos
más consistentes incluyen una reducción del volumen
de la CPF, el estriado, la corteza cingulada anterior, el
cuerpo calloso y el cerebelo (Nakao et al., 2011). Se
estima una reducción del 3-5 % del tamaño total del
cerebro en pacientes con TDAH, principalmente en la
sustancia gris (Greven et al., 2015). Aunque también
se han observado disminuciones generalizadas de la
sustancia blanca, estos hallazgos han sido menos re-
plicados (van Ewijk et al., 2012).
El adelgazamiento de la corteza cerebral y el re-
traso en la maduración cortical son otras evidencias
neurobiológicas encontradas en el TDAH (Shaw et al.,
2013).
7.3 Redes neuronales y circuitos
Por último, en la neurobiología del TDAH también
están involucradas distintas redes neurales o circuitos
especícos. Aquí se pueden diferenciar tres elementos:
a) aquellas redes implicadas en la atención y de fun-
ciones ejecutivas (y, por tanto, inherentes al TDAH);
b) las redes neuronales que constituyen el modo por
defecto (MPD, default-mode network o DMN por sus
siglas en inglés); y c) los circuitos de recompensa.
La Tabla 1 que se muestra a continuación alude a
las redes vinculadas con la atención y las funciones
ejecutivas y cognitivas (Alexander y Farrelly, 2018;
Castellanos y Proal, 2012; Faraone, 2018; Faraone et
al., 2015; Smith et al., 2019).
Por último, otras redes que integran estos circuitos
son la motora, la atencional ventral y la visual.
El MPD posiblemente sea uno de los pilares neu-
robiológicos del TDAH. A este respecto, el cerebro no
siempre está vinculado a una tarea especíca; sin em-
bargo, siempre está activo. El MPD se activa precisa-
mente cuando el cerebro no está "enganchado" en una
tarea o está en reposo. Este sistema es responsable de
estados reexivos, contemplativos, rumiaciones o de
inacción, y se desactiva al momento de involucrarse
en una tarea determinada (Castellanos y Proal, 2012).
Como se observa en el Tabla 1, el MPD no se asien-
Tabla 1. Redes implicadas en la atención y en funciones ejecutivas
RED COMPONENTES FUNCIÓN
Cognitivo ejecutiva CPF dorsolateral
Corteza parietal
Ejecutiva, memoria de trabajo, atención
selectiva y sostenida
Regulación de la emoción
Córtico límbica
CPF ventrolateral
Amígdala
Hipotálamo
Regulación de la activación/alerta (arousal)
Córtico-estriatal-talámico-cortical
CPF
Ganglios basales
Tálamo
Regulación y asignación de información
sensorial
Inhibición de actos inapropiados
Motivación
Modo por defecto
CPF medial
Corteza cingulada posterior
Corteza parietal
Corteza temporal
Planeamiento de acciones futuras
Automonitoreo
Atención dorsal Regiones precentrales y parietales
Dirección a objetivos
Procesos de control ejecutivo
Reorientación atencional en la atención
visual
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ta en una única estructura, sino que comprende co-
nexiones entre diversas áreas del cerebro. La disfun-
ción de esta red se evidencia tanto en niños como en
adultos con TDAH, donde el individuo presenta un
letargo al “switchear” del estado de MPD a una tarea
especíca, permaneciendo más tiempo en un estado
contemplativo. Esto diculta la atención a tareas con-
cretas y requiere estímulos mayores para enfocarse en
ellas (Alexander y Farrelly, 2018). Es importante se-
ñalar que lo mencionado anteriormente ha sido de-
mostrado mediante estudios de imágenes funcionales
(Castellanos et al., 2008).
Los circuitos de recompensa también serían dis-
funcionales y esto se evidencia en la sintomatología de
los pacientes con TDAH: toman decisiones subópti-
mas, preeren recompensas inmediatas a las mediatas
y sobrestiman la magnitud de recompensas próximas
respecto de las distantes (Sonuga-Barke y Fairchild,
2012; Luman et al., 2010; Faraone et al., 2015). Entre
las estructuras involucradas en este circuito se pueden
destacar la CPF ventromedial, la corteza orbitofrontal,
el estriado ventral, el tálamo, la amígdala y las neuro-
nas dopaminérgicas de la sustancia negra y del área
tegmental ventral (Faraone et al., 2015).
En gran parte de los estudios de imágenes funcio-
nales (por ejemplo, RMNf) se observa en pacientes
con TDAH baja activación del estriado ventral como
respuesta a la anticipación a una recompensa en com-
paración a sujetos sanos (Plichta y Scheres, 2014) y, al
mismo tiempo, un incremento en la activación de la
CPF dorsolateral y la corteza orbitofrontal (Ortiz et
al., 2015).
La hipótesis de alteraciones en los circuitos de re-
compensa está también sustentada por evidencia en
estudios por imágenes PET, las que demuestran cam-
bios en circuitos dopaminérgicos hacia la normoacti-
vidad cuando se administra metilfenidato, lo que se
correlaciona con la mejoría de los síntomas (Volkow
et al., 2012).
Es importante destacar que, en el contexto del
TDAH, se está comenzando a reconocer que, a pesar
de las diversas alteraciones anatómicas previamente
descritas, la enfermedad no parece ser causada exclu-
sivamente por una alteración local o estructural en
particular. Más bien, se considera que el TDAH po-
dría ser el resultado de una disfunción tanto de “arri-
ba hacia abajo” (es decir, debido a instrucciones inco-
rrectas desde la corteza), como de “abajo hacia arriba
(es decir, debido a respuestas erróneas de estructuras
subcorticales). De igual forma, es probable que sea
una combinación de ambas. Dada la variabilidad sin-
tomática interindividual y la consecuente variabilidad
neurobiológica, estas disfunciones de “arriba hacia
abajo” pueden diferir en magnitud entre distintos pa-
cientes (Francx et al., 2015).
Adicionalmente, la evidencia sugiere la existencia
de diferencias neurobiológicas y siológicas entre el
TDAH en niños y adultos. Desde este punto de vista,
se proponen tres tipos de TDAH: a) el de inicio en la
niñez que remite; b) el de inicio en la niñez que persis-
te en la adultez; y c) el de inicio en la adultez. Algunos
estudios plantean la posibilidad de un inicio tardío
del TDAH, que se caracterizaría por una presentación
sintomatológica más moderada, aunque con la misma
carga funcional que los casos persistentes desde la in-
fancia. Si bien estos datos podrían estar sesgados por
fallos en el recuerdo de los pacientes, esta es una faceta
en estudio que debe ser considerada en el diagnóstico
(Chandra et al., 2021).
Por último, es interesante mencionar que, aun-
que la CPF no es la única estructura involucrada en
el TDAH, no cabe duda de que cuando esta madura
en el desarrollo hacia la adultez, muchos de los sínto-
mas del TDAH pueden mejorar. Sin embargo, esto no
ocurre en todas las ocasiones, y los síntomas persisten
en la adultez en un subgrupo de individuos. Este tipo
particular de casos podría comprometer estructuras
extrafrontales y subcorticales, y estar relacionado con
los tipos de trastorno de inicio tardío o aquellos que
persisten desde la infancia (Francx et al., 2015).
8. Cuadro clínico del TDAH y su impac-
to en los pacientes y las familias
8.1 Impacto y variabilidad de los síntomas del
TDAH a lo largo del desarrollo
El TDAH se caracteriza por dicultades en la atención,
hiperactividad e impulsividad. Estos síntomas pueden
variar en intensidad y presentación, y afectar signi-
cativamente el rendimiento académico, las relaciones
sociales y el funcionamiento diario de los niños que
lo padecen, quienes en su mayoría seguirán lidiando
con estos síntomas a lo largo de su vida (Cherkasova
et al., 2022). A continuación se analizarán los rasgos
más sobresalientes.
8.1.1 Dicultad para mantener la atención
A menudo, los niños con TDAH tienen problemas
para enfocarse en tareas que demandan concentra-
ción prolongada. Pueden distraerse fácilmente por
estímulos externos o tener dicultades para ltrar la
información relevante de la irrelevante. Con frecuen-
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cia pierden objetos, olvidan llevar a cabo actividades
o experimentan problemas para seguir instrucciones
largas o complejas.
8.1.2 Hiperactividad
La hiperactividad en niños con TDAH se maniesta
como un exceso de actividad motora, especialmente
en situaciones en las que se espera que estén tranqui-
los. Pueden tener dicultades para permanecer sen-
tados en el aula, en la mesa durante las comidas o en
situaciones donde se requiere quietud. Suelen estar en
constante movimiento, jugando con las manos o los
pies o cambiando de actividad rápidamente.
8.1.3 Impulsividad
La impulsividad se reere a la dicultad para gestionar
los impulsos y para esperar a que les toque el turno.
Los niños con TDAH pueden interrumpir conversa-
ciones, actuar sin pensar en las consecuencias o tomar
decisiones precipitadas. Tienden a ser más propensos
a correr riesgos sin evaluar adecuadamente las posi-
bles consecuencias.
8.1.4 Problemas de organización y de manejo
del tiempo
Los pacientes escolares con TDAH frecuentemente en-
frentan dicultades para organizar sus tareas, sus acti-
vidades extracurriculares y sus responsabilidades dia-
rias. Pueden tener un espacio de trabajo desorganizado,
extraviar material escolar repetidamente o encontrarse
con problemas para seguir una rutina (Brown, 2013).
El manejo del tiempo puede ser un problema sustancial
(Sibley et al., 2014), ya que suelen presentar dicultades
para calcular cuánto les tomará completar una tarea y
entregarla puntualmente.
8.1.5 Dicultades en la autorregulación emocional
Los niños con TDAH pueden mostrar respuestas
emocionales más intensas y descontroladas en compa-
ración con sus pares. A menudo enfrentan desafíos en
la regulación emocional durante situaciones estresan-
tes o conictivas, lo que se maniesta en explosiones
emocionales y una capacidad reducida para manejar
la frustración. Estas características pueden compro-
meter profundamente sus relaciones interpersonales
(van Stralen., 2016).
8.1.6 Bajo rendimiento académico
Las dicultades en la atención, la organización y la au-
torregulación emocional pueden impactar negativa-
mente en el rendimiento escolar. A menudo, los niños
con TDAH tienen dicultades para completar tareas,
seguir las instrucciones de los docentes o mantener la
atención durante las clases (Barry et al., 2002).
Cuando se evalúa la presencia de TDAH en un
adulto, es importante indagar acerca de todas estas
dicultades a lo largo de la infancia y la adolescencia.
No se debe descartar el TDAH en ausencia de fracaso
escolar o de severos problemas de conducta, especial-
mente en pacientes con predominio de inatención, en
mujeres (Biederman et al., 2002) y en personas con
alto nivel de inteligencia que han podido compensar
sus síntomas (Asherson et al., 2012).
8.2 Impacto y consecuencias del TDAH en la
vida diaria
El TDAH se asocia con importantes dicultades que
pueden perturbar el día a día de quienes lo padecen.
A pesar de que numerosos estudios han vinculado al
TDAH con diversos resultados adversos severos, es
crucial entender que no todos los pacientes experimen-
tarán estos problemas en la misma medida o intensi-
dad. De hecho, muchos individuos con TDAH logran
llevar vidas productivas y satisfactorias, especialmente
cuando se benecian de un tratamiento adecuado y
temprano. Esto destaca la importancia de un diagnósti-
co preciso y de intervenciones adaptadas a las necesida-
des especícas de cada paciente para mejorar su calidad
de vida. Se enumerarán a continuación algunas de las
principales dicultades documentadas.
8.2.1 Calidad de vida
Un metaanálisis que abarcó siete estudios e involucró
a más de 5.000 jóvenes y sus padres reveló notables
dicultades en la calidad de vida de los jóvenes con
TDAH comparados con sus pares sin el trastorno.
Las áreas escolares, emocionales y sociales estaban
considerablemente deterioradas. Además, se encon-
tró que la calidad de vida de estos jóvenes empeoraba
progresivamente en los ámbitos emocional y escolar a
medida que crecían, en comparación con los jóvenes
neurotípicos (Lee et al., 2016).
Un metaanálisis que incluyó diecisiete estudios
con un total de 647 familias (más de 2.300 participan-
tes) investigó la calidad de vida de los padres con hijos
diagnosticados con TDAH comparados con aquellos
sin esta condición. Los resultados mostraron que los
padres del primer grupo experimentaron una dismi-
nución moderada en su calidad de vida en compara-
ción con los del segundo grupo (Dey et al., 2019).
8.2.2 Afectación emocional y social
Un estudio de más de 8.600 jóvenes de la Encuesta Na-
cional de Entrevistas de Salud (NHIS por sus siglas en
inglés) de los Estados Unidos encontró que aquellos
con TDAH mostraban cuatro veces más probabilidades
de tener un alto nivel de problemas emocionales y de
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
conducta, y tres veces más probabilidades de tener un
alto nivel de problemas con sus compañeros. También
encontró que tenían entre ocho a diez veces más proba-
bilidades de manifestar un alto nivel de afectación en la
vida familiar, en la relación con pares, en el aprendizaje
en el aula y en actividades de ocio (Strine et al., 2006).
Asimismo, un metaanálisis encontró que los niños
con TDAH presentaban impedimentos de moderados
a severos para socializar con sus compañeros. También
tenían dicultades moderadas en habilidades sociales
–como compartir, cooperar y esperar turnos– en el re-
conocimiento de señales sociales, en identicar proble-
mas y en generar soluciones (Ros y Graziano, 2018).
Un estudio sobre 64.000 niños conrmó que aque-
llos con TDAH tenían 2.8 veces más probabilidades de
participar en el acoso escolar (Benedict et al., 2015).
8.2.3 Riesgo de lesiones
Un estudio de cohorte nacional de más de 50.000 jóve-
nes con TDAH y un número igual de controles empa-
rejados por edad, sexo y comorbilidad, extraídos de la
Base de Datos de Investigación del Seguro Nacional de
Salud de Taiwán, informó que padecer TDAH estaba
asociado con una probabilidad mayor de lesiones por
quemaduras. Para aquellos menores de 6 años, el ries-
go se duplicó respecto de los controles. Para los jóvenes
entre 6 y 17 años, el aumento en el riesgo fue aproxima-
damente del 70 %. No se encontraron diferencias signi-
cativas entre niños y niñas (Yeh et al., 2020).
Un metaanálisis de nueve estudios encontró que
aquellos con TDAH tenían el triple de riesgo de enve-
nenamiento accidental comparado con los controles
(Ruiz-Goikoetxea et al., 2018).
Un estudio estadounidense de más de 8.000 atletas
de secundaria y universitarios (principalmente juga-
dores de fútbol masculino) encontró que aquellos con
TDAH tenían tres veces más probabilidades de haber
sufrido tres o más conmociones cerebrales reportadas
(Nelson et al., 2016).
8.2.4 Crimen y delincuencia
Un estudio de la población danesa que utilizó regis-
tros nacionales encontró que, en comparación con
otros jóvenes, aquellos diagnosticados con TDAH
tenían más del doble de probabilidades de ser conde-
nados por delitos y tres veces más probabilidades de
ser encarcelados. Después de ajustar por otros factores
de riesgo, aquellos con TDAH tenían un 60 % más de
probabilidades de haber sido condenados por algún
delito y un 70 % más de probabilidades de haber sido
encarcelados (Mohr-Jensen et al., 2019).
Un metaanálisis reveló que la prevalencia del
TDAH en adolescentes en centros de detención ju-
venil era notablemente alta, y superaba el 17 %. Este
porcentaje se observó tanto en varones, con datos
recopilados de 24 estudios que incluyeron a más de
24.000 individuos, como en mujeres, analizadas en
13 estudios con más de 3.900 individuos. Esta tasa es
considerablemente mayor en comparación con la pre-
valencia en la población general (Beaudry et al., 2021).
Un estudio que se valió de los registros nacionales
daneses examinó los delitos violentos contra jóvenes
de 7 a 18 años, entre un total de 678.000 individuos.
Los niños con TDAH tenían 2.7 veces más probabili-
dades de ser víctimas de delitos violentos que sus pa-
res típicamente desarrollados, después de ajustar por
factores de riesgo de confusión (Christoersen, 2019).
8.2.5 Impacto académico
Los niños y adolescentes con TDAH tienen una ma-
yor tasa de repetición de grados comparada con la
de sus pares (Michanie et al., 1993; Biederman et al.,
1996; Michanie et al., 2007).
Un estudio de una muestra estadounidense de casi
30.000 adultos encontró que aquellos con TDAH te-
nían el doble de probabilidades de no haberse graduado
de la escuela secundaria a tiempo, después de ajustar
por otros trastornos psiquiátricos (Breslau et al., 2011).
Un estudio de cohorte de más de 750.000 niños es-
coceses que utilizó registros nacionales vinculados re-
portó que los niños con TDAH mostraban tres veces
más probabilidades que sus compañeros de tener un
bajo rendimiento educativo, más del doble de proba-
bilidades de abandonar la escuela antes de los 16 años
y ocho veces más probabilidades de tener un historial
de necesidades educativas especiales. Estos resulta-
dos fueron ajustados por variables socioeconómicas y
otros trastornos psiquiátricos (Fleming et al., 2017).
8.2.6 Consumo de sustancias
Un metaanálisis de doce estudios que cubrían a más
de 5.400 personas encontró que aquellas con TDAH
tenían casi tres veces más probabilidades de ser de-
pendientes de la nicotina. Combinando once estudios
con casi 2.400 participantes, aquellos con TDAH te-
nían entre un 40 % y un 50 % más de probabilidades
de desarrollar un trastorno por consumo de drogas o
alcohol que aquellos sin el trastorno (Lee et al., 2011;
Luderer et al., 2021).
Un estudio sueco de más de medio millón de per-
sonas encontró una asociación de más de tres veces
entre el TDAH y trastornos por consumo de drogas,
después de ajustar por sexo y educación de los padres
(Sundquist et al., 2015).
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
8.2.7 Otros resultados
Estudios de 2.7 millones de niñas de Dinamarca (Os-
tergaard et al., 2017), 380.000 de Suecia (Skoglund et
al., 2019) y 7.500 de Taiwán (Hua et al., 2020) encon-
traron que aquellas con TDAH tenían más probabili-
dades de tener embarazos adolescentes que aquellas
sin el trastorno.
Un estudio longitudinal de aproximadamente 15.000
adolescentes estadounidenses informó que aquellos con
TDAH tenían una reducción del 12 % en el empleo y
una reducción del 34 % en los ingresos en comparación
con sus hermanos sin TDAH (Fletcher, 2014).
Un estudio realizado en Dinamarca con una mues-
tra nacional de más de 675.000 jóvenes de entre 7 y 18
años mostró que aquellos diagnosticados con TDAH
tenían 3.7 veces más probabilidades de ser reportados
como víctimas de delitos sexuales en comparación con
sus pares sin este diagnóstico (Christoersen, 2022).
9. TDAH en la adolescencia
La adolescencia constituye una etapa crucial en el de-
sarrollo humano y presenta desafíos especícos para
los individuos diagnosticados con TDAH. Durante
este período, se producen cambios signicativos res-
pecto de lo físico, lo emocional y lo social, al tiempo
que continúa el desarrollo cerebral (especialmente en
regiones relacionadas con la función ejecutiva, el con-
trol de impulsos y la regulación emocional). Luego, las
dicultades típicamente asociadas con el TDAH pue-
den exacerbarse en la adolescencia debido a la conver-
gencia de todos estos factores.
Las funciones ejecutivas son aquellas habilidades
mentales que colaboran en la organización, la plani-
cación y el control de los impulsos. En los pacientes
adolescentes diagnosticados con TDAH, los proble-
mas en estas funciones se vuelven más evidentes. El
cerebro aún no ha completado su crecimiento, lo que
signica que la parte responsable del control de los
impulsos no está plenamente desarrollada. Además, el
sistema límbico, que está involucrado en las emocio-
nes, no tiene un freno adecuado debido a la inmadu-
rez de la corteza cerebral. Como resultado, esto puede
hacer que sea especialmente difícil para las personas
jóvenes con TDAH manejar la organización, la plani-
cación y el control de los impulsos.
Antiguamente, se creía que el TDAH estaba con-
nado exclusivamente a la infancia. Sin embargo, aho-
ra se reconoce de manera amplia que persiste hasta la
adolescencia e incluso hasta la adultez.
Diferentes estudios indican que entre el 45 % y el
85 % de los niños diagnosticados con TDAH conti-
núan experimentando síntomas durante la adolescen-
cia, mientras que entre el 50 % y el 60 % continúan
manifestándolos en la adultez (Roy et al., 2016).
Si bien se sabe que, al tratarse de un trastorno
del neurodesarrollo, su persistencia se explica por su
complejísima combinación de factores genéticos y
ambientales, distintos estudios han intentado discer-
nir cuáles eran los factores que prevalecían en aque-
llos pacientes en los que el TDAH perdura con expre-
sión sintomatológica más evidente. En este sentido,
la persistencia del TDAH durante la adolescencia ha
sido objeto de estudio en diversas investigaciones. Los
hallazgos sugieren que la presencia de comorbilidades
–tales como el trastorno de conducta oposicionista
desaante, la ansiedad y los trastornos del ánimo de-
presivo– que surgieron durante la infancia, junto con
la presencia de trastornos mentales en los progenito-
res, son factores de gran relevancia para la continui-
dad del TDAH más allá de la infancia.
9.1 Prevalencia
Luego del análisis de 53 estudios transversales, se ha
determinado que los valores de prevalencia en niños
de entre 3 y 12 años es del 7.6 %, y en la etapa adoles-
cente (es decir, entre los 12 y los 18 años) se constata
una prevalencia del 5.6 % (Salari et al., 2023).
9.2 Transición del TDAH desde la infancia ha-
cia la adolescencia
Al considerar el TDAH –un trastorno con un reco-
nocido origen biológico–, es natural suponer que
aquellos que presentaron síntomas en la infancia con-
tinuarán siendo sintomáticos durante la adolescencia.
Sin embargo, algunos jóvenes pueden haber sido asin-
tomáticos en etapas anteriores y manifestar síntomas
por primera vez durante la adolescencia. Varias situa-
ciones pueden explicar esta aparición tardía: a) niños
con alto potencial cognitivo que han mantenido un
buen desempeño académico durante la infancia, con
bajos niveles de hiperactividad e impulsividad, pero
que, ante los mayores requisitos de organización y
planicación en la escuela secundaria, fallan y eviden-
cian el TDAH; b) niños cuyos padres han supervisado
constantemente sus tareas (es decir, los llamados "pa-
dres helicóptero") y que compensan así sus diculta-
des académicas durante la primaria; c) niños con alta
capacidad emocional y habilidades sociales que han
logrado adaptarse utilizando estas fortalezas; y d) ni-
ños que presentan un trastorno por décit de atención
sin hiperactividad ni impulsividad, que han fracasa-
do en el aprendizaje, pero cuyos problemas han sido
atribuidos erróneamente a trastornos del aprendizaje
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
puros debido al desconocimiento de los profesionales
tratantes sobre la existencia del TDAH.
Curiosamente, en ocasiones son los mismos ado-
lescentes quienes, tras investigar en internet, piden a
sus padres que los acompañen a ser evaluados porque
sospechan que padecen este trastorno.
9.3 Sintomatología propia del adolescente
con TDAH
Las manifestaciones sintomáticas del TDAH en la
adolescencia no varían signicativamente de lo ob-
servado en la infancia; no obstante, el impacto de los
síntomas durante esta etapa genera complicaciones
considerables.
A medida que aumentan las demandas académicas
y sociales, los síntomas de falta de atención se vuel-
ven más prominentes y comienzan a interferir con el
rendimiento académico y con las relaciones entre los
compañeros. En la adolescencia, la hiperactividad a
menudo se vuelve menos grave y puede manifestarse
como inquietud en las manos o movimiento constante
de miembros inferiores mientras se debe permanecer
quieto o sentado. Los síntomas de falta de atención e
impulsividad continúan y pueden causar un empeora-
miento de los desafíos académicos, organizacionales y
relacionales.
Los adolescentes con TDAH también tienen más
probabilidades de tener conductas impulsivas y ries-
gosas, incluido el uso de sustancias y la actividad se-
xual sin protección.
Por tanto, las dicultades de los pacientes jóvenes
con TDAH se correlacionan con una clínica más com-
pleja en la medida que estos crecen. Por ejemplo:
■ Las dicultades atencionales llevan a disminuir
el rendimiento académico con tal intensidad que
muchos jóvenes repiten años de secundaria, rin-
den innidad de materias al nalizar el ciclo lec-
tivo o requieren de múltiples profesores auxiliares
para poder llevar adelante la carga académica. Más
aún, esto puede conducir a una acentuación del
ausentismo de los adolescentes con TDAH en la
escuela, profundizando de este modo el fracaso es-
colar (Trampush et al., 2009).
■ El TDAH ha sido vinculado con una serie de com-
portamientos que aumentan el riesgo de acciden-
tes y transgresiones a las normas de manejo. Entre
ellos se incluyen la impulsividad, la distracción y
la dicultad para mantener la atención en tareas
monótonas o prolongadas. Estas características
pueden tener un impacto fuertemente negativo en
la seguridad vial, tanto para los adolescentes recién
licenciados como para aquellos que llevan más
tiempo conduciendo.
Diferentes investigaciones han demostrado que,
durante el primer mes de conducir, los adolescen-
tes con TDAH tienen un 62 % más de probabilida-
des de estar involucrados en un accidente automo-
vilístico que sus pares sin TDAH. Esta diferencia
puede atribuirse a la impulsividad característica
del trastorno, que resulta en decisiones precipita-
das o conductas de riesgo al volante.
En los primeros cuatro años de tener una licencia
de conducir, los jóvenes con TDAH enfrentan un
riesgo continuo de accidentes y violaciones de las
normas de tránsito: tienen un 37 % más de proba-
bilidades de sufrir un accidente, el doble de proba-
bilidades de conducir bajo la inuencia del alcohol
y un 150 % más de probabilidades de recibir una
infracción por alcohol, drogas o violaciones de
tránsito en comparación con sus compañeros sin
TDAH (Yoo et al., 2021; Curry et al., 2019).
■ La impulsividad y la limitada capacidad de prever
situaciones a mediano y largo plazo en adolescen-
tes con TDAH se asocian a una mayor incidencia
de embarazos no planicados. Más precisamente,
en comparación con la población sin TDAH, los
adolescentes con este trastorno poseen el doble de
probabilidades de experimentar un embarazo no
deseado. Un estudio encontró que los adolescentes
con TDAH tenían un 27 % más de riesgo de emba-
razo (índice de riesgo de 1,27) en comparación con
sus pares sin TDAH. Además, el uso prolongado
de medicamentos para el TDAH se relacionó con
una reducción del riesgo de embarazo posterior
(índice de riesgo de 0,72) (Mao-Hsiu et al., 2021).
9.4 Pautas para el diagnóstico del adolescen-
te con sospecha de TDAH
La evaluación de adolescentes que podrían presentar
TDAH debe integrarse rutinariamente en la entrevista
clínica de aquellos individuos que muestran dicul-
tades de conducta, fracaso escolar o transgresión de
normas sociales y/o familiares (Peterson, 2024). Es
esencial subrayar que, aunque el diagnóstico de TDAH
es clínico, es necesario realizar ciertas pruebas para
diferenciarlo de otros trastornos con presentaciones
clínicas similares. Además, estas pruebas permiten
identicar las fortalezas y debilidades del paciente, lo
cual es crucial para planicar una intervención psico-
terapéutica efectiva.
Las pautas especícas de búsqueda de TDAH en
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
la adolescencia (Brahmbhatt et al., 2016; CADDRA,
2020) son:
■ Entrevista clínica con los padres para evaluar el
funcionamiento en el hogar.
■ Entrevista clínica con el paciente para evaluar sín-
tomas propios del TDAH y de las posibles comor-
bilidades psicopatológicas.
■ Colectar información de profesores, del departa-
mento de orientación escolar y de boletines de ca-
licaciones durante la etapa primaria y secundaria.
Esto se realiza con el n de evaluar el funciona-
miento en el colegio.
■ Valorar si cumple los criterios diagnósticos del
DSM-5 o la CIE-11.
■ Realizar cuestionarios autoaplicados de TDAH
tanto a los padres, a los profesores y al paciente
adolescente. Estos cuestionarios se pueden ver en:
https://www.caddra.ca/public-information/ado-
lescents/forms/
Además, es importante completar la evaluación clíni-
ca con:
■ Pruebas de visión y audición
■ Pruebas de atención (de rendimiento continuo o
CPT por sus siglas en inglés, de Stroop, de caras)
■ Evaluación del cociente intelectual (CI)
■ Evaluación pedagógica y pruebas de aprendizaje
■ Estudio neuropsicológico y pruebas de función
ejecutiva
■ Perl tiroideo.
9.5 Comorbilidades frecuentes que se deben
investigar en el adolescente con TDAH
En todas las edades, el TDAH es un trastorno alta-
mente comórbido. Particularmente, en los jóvenes se
encuentra que en muchos casos las comorbilidades
son la causa por las que las familias consultan. En este
sentido, las dicultades de conducta o los trastornos
del ánimo pueden constituir las razones que motivan
a las familias a pedir ayuda. Al realizar el proceso de
anamnesis clínica, se pueden hallar conjuntamente
signos compatibles con el TDAH en su historia infan-
til que se continúan como un trastorno subyacente a
la dicultad que los trajo a la consulta.
Los trastornos de conducta oposicionista desaan-
te, los trastornos de aprendizaje, el autismo, los cuadros
de ansiedad, los trastornos del ánimo y el síndrome de
Tourette son comorbilidades propias de la etapa infantil
que persisten en la etapa adolescente. A estas patologías
se suman los trastornos de personalidad y el uso de sus-
tancias, que son propios de la edad adulta también.
Las diferentes comorbilidades impactan signi-
cativamente en la calidad de vida de los adolescentes
con TDAH y, en consecuencia, en la de sus familias.
Un estudio que evaluó las comorbilidades en una po-
blación sueca de pacientes con TDAH encontró que
los adolescentes con este trastorno presentaban las si-
guientes comorbilidades: autismo (29.4 %), trastornos
de ansiedad (7.4 %), trastornos afectivos (2.9 %), tras-
tornos oposicionistas desaantes (5.5 %), trastornos
de aprendizaje (4.4 %) y trastornos por tics (3.3 %).
Sin embargo, como es habitual en la población infan-
tojuvenil, las comorbilidades tienden a presentarse de
manera múltiple y resultan en combinaciones como
"TDAH + autismo + trastornos de ansiedad", "TDAH
+ autismo + tics" y "TDAH + autismo + oposicionis-
mo" (Elwin et al., 2020).
En los varones con TDAH, la comorbilidad más fre-
cuentemente encontrada fue el autismo; no obstante,
en la población de sexo femenino, las comorbilidades
predominantes fueron los trastornos de ansiedad y los
trastornos del humor. La asociación de conducta opo-
sicionista y los trastornos de aprendizaje no mostraron
diferencias entre ambos sexos (Elwin et al., 2020).
Una de las comorbilidades que presenta mayores
dicultades para el diagnóstico diferencial es el tras-
torno bipolar (TB). Este trastorno y el TDAH son alta-
mente comórbidos, y sus sintomatologías pueden ser
difíciles de distinguir a simple vista. La coexistencia
de TB y TDAH genera dudas y controversias sobre si
deben ser considerados como cuadros comórbidos o
como entidades clínicas separadas. En la adolescencia,
cuando se añaden los síntomas propios de esta etapa,
que a menudo puede ser un período de difícil tránsito,
la diferenciación clínica se vuelve aún más complicada.
Según estudios recientes (Edino et al., 2021), se
estima que alrededor del 20 % de los casos presentan
comorbilidad. Además, los niños diagnosticados con
TDAH tienen una mayor probabilidad de recibir un
diagnóstico de TB más adelante en su vida. La pre-
sencia de TDAH junto con el TB agrava el curso de
la enfermedad y muestra un inicio más temprano,
episodios más frecuentes y un período de estabilidad
emocional más corto.
El trastorno por uso de sustancias (TUS) en la eta-
pa adolescente es una comorbilidad que preocupa y
genera controversias al momento de evaluar los tra-
tamientos pertinentes. En general, la población ado-
lescente con TDAH tiene mayor vulnerabilidad al
consumo de sustancias que la población adolescente
sin este trastorno. Los niños con TDAH tienen signi-
cativamente más probabilidades de haber consumido
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
alguna vez nicotina y otras sustancias, pero no alcohol
(Lee et al., 2011). Otro metaanálisis que incluyó trece
estudios plantea que el TDAH infantil se asoció con el
trastorno por consumo de alcohol en la edad adulta
temprana (OR = 1.35; IC 95 % = 1.11-1.64) y con el
uso de nicotina en la adolescencia media (OR = 2.36;
IC 95 % = 1.71-3.27) (Charach et al., 2011).
La coexistencia del TDAH y del TUS es un tema de
interés debido a sus implicaciones clínicas y terapéuti-
cas, ya que la población con TDAH presenta un riesgo
dos a tres veces mayor que la población sin TDAH.
Un estudio que evaluó el conocimiento y uso de
sustancias en una población con TDAH mostró que el
20.8 % de la muestra informó haber consumido mari-
huana en el último año y muchos de estos participan-
tes supuestamente la eligieron porque pensaron que les
ayudaría con los síntomas del trastorno o los efectos
secundarios de los medicamentos, lo que sugiere una
subestimación de los riesgos del consumo de marihua-
na (Harstad et al., 2017). Un metaanálisis de casi 4.000
adolescentes en tratamiento por uso de sustancias reve-
ló que el 24 % de ellos también fueron diagnosticados
con TDAH (Özgen et al., 2021).
Esta conexión puede explicarse en parte por fac-
tores de vulnerabilidad comunes, incluidas predis-
posiciones genéticas y disfunciones asociadas en los
sistemas inhibitorios y de recompensa del cerebro. Las
anomalías en estos sistemas pueden contribuir tanto
al desarrollo del TDAH como al uso de sustancias.
Además, los síntomas del TDAH y sus consecuencias
pueden aumentar el riesgo de problemas de adicción,
especialmente en individuos con trastorno de oposi-
ción desaante y trastorno de conducta concurrentes.
Estos trastornos pueden incrementar la impulsividad,
la dicultad para controlar los impulsos y la búsqueda
de sensaciones novedosas, lo que conduce a compor-
tamientos de riesgo como el uso de sustancias.
La conexión entre el TDAH y el TUS es compleja y
multifacética, e implica una combinación de factores
genéticos, neurobiológicos y ambientales. Compren-
der esta relación es crucial para desarrollar estrategias
de prevención, detección temprana y tratamiento efec-
tivo para aquellos que presentan ambos trastornos.
Es fundamental destacar que, en esta etapa, se
debe comenzar a evaluar los trastornos de persona-
lidad en la búsqueda de comorbilidades. Un estudio
que ha investigado una población adolescente infor-
ma que aquellos diagnosticados con TDAH tienen
un mayor riesgo de padecer trastornos de personali-
dad en la adolescencia tardía que aquellos sin TDAH.
En su totalidad, la comorbilidad de los trastornos de
personalidad presenta una prevalencia del 21.6 %, y
se reparte entre el trastorno límite de personalidad
(TLP), personalidad antisocial, evitativa y narcisista.
Estos resultados sugieren que el TDAH es un riesgo
de trastorno de personalidad en la adultez (Korsgaard
et al., 2016). Se ha encontrado que la personalidad lí-
mite es altamente comórbida con el TDAH en la ado-
lescencia. Un estudio ha demostrado que el 11 % de
los participantes de esta muestra de 85 adolescentes
con TDAH padecían TLP. Además, los adolescentes
con TLP y TDAH mostraron una mayor prevalencia
de trastornos disruptivos (Speranza et al., 2011). El
TDAH comórbido inuye en la presentación clínica
de los adolescentes con TLP y se asocia con tasas más
altas de trastornos disruptivos, con una tendencia ha-
cia una mayor probabilidad de trastornos de persona-
lidad del grupo B y con mayores niveles de impulsivi-
dad, especialmente del tipo atencional.
En síntesis, en la adolescencia, es esencial buscar
comorbilidades del TDAH de la misma manera que
en otras etapas de la vida. El diagnóstico de TDAH
en adolescentes a menudo puede surgir a través de la
identicación inicial de otro trastorno, por lo que es
crucial considerar esta posibilidad en casos de tras-
tornos de conducta disruptiva, jóvenes con historial
de bajo rendimiento académico o cambios de humor
frecuentes, entre otros síntomas.
9.6 Tratamiento del TDAH en el adolescente
Los adolescentes, como todos los que padecen TDAH
en cualquier etapa de la vida, deben ser valorados en
su globalidad y es fundamental diseñar el tratamiento
más adecuado para su situación y condición del mo-
mento. No obstante, se deben respetar algunos pasos
que son especícos del abordaje en este período y que
han demostrado efectividad y seguridad a largo plazo.
Las diversas guías de tratamiento coinciden en la
necesidad de un enfoque interdisciplinario para el
abordaje del TDAH en adolescentes, similar al aplica-
do en la etapa infantil. En efecto, las recomendaciones
para el tratamiento de pacientes con TDAH entre los
12 y los 18 años no dieren signicativamente de las
aplicadas a niños más pequeños. Sin embargo, es cru-
cial tener en cuenta algunas consideraciones especí-
cas que a continuación se mencionan.
1. Incluir al adolescente en las decisiones del trata-
miento, proporcionando previamente una explica-
ción detallada sobre su diagnóstico de TDAH y el
impacto que este tiene en su vida cotidiana. Es fun-
damental evaluar en profundidad cómo el TDAH
afecta su calidad de vida y sus posibilidades de éxi-
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo del Trastorno por Décit de Atención e Hiperactividad en la adultez
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 56-84.
to, con el n de establecer una alianza terapéutica
efectiva. Dado que, en general, los adolescentes son
traídos a la consulta por iniciativa de los padres
más que por su propia demanda, involucrarlos en
el proceso posibilitará la adherencia al tratamiento
a mediano y largo plazo, y convertirá al joven en un
participante activo en su propio manejo terapéutico.
2. Según la Guía Canadiense para el Tratamiento y
Manejo del TDAH (CADDRA, 2020), la adheren-
cia a la medicación y a las intervenciones psico-
sociales puede ser notablemente baja durante la
adolescencia. En este sentido, diferentes estudios
indican que entre el 48 % y el 90 % de los adoles-
centes abandonan sus medicamentos, a pesar de
que el uso de una dosis diaria de liberación pro-
longada mejora la adherencia. La psicoeducación
se presenta como una herramienta invaluable para
fomentar la adherencia, al involucrar al adolescen-
te como un participante activo en su tratamiento.
Conocer el grado de aceptación individual del diag-
nóstico puede ayudar a determinar la necesidad de
intervenciones especícas para abordar la resisten-
cia. Además, la utilización de técnicas de entrevista
motivacional puede ser ecaz para aquellos adoles-
centes que no cumplen con el tratamiento.
3. Al momento de planicar el tratamiento, es nece-
sario evaluar:
a. Situación académica y riesgo de repitencia.
b. Presencia de embarazo y fecha de última mens-
truación.
c. Métodos anticonceptivos utilizados.
d. Hábitos recreaciones (uso de alcohol, tabaco,
THC, etc.).
e. Comorbilidad con uso de sustancias.
f. Si conduce automóvil, moto o bicicleta por la calle.
g. La práctica de deportes habituales de riesgo.
4. Realizar psicoeducación parental y escolar (Wol-
raich et al., 2019).
5. Evaluar la inclusión de un fármaco para el TDAH
(NICE Guide, 2018).
1. Incluir una revisión de la salud física que con-
tenga:
a. Un historial médico que contemple las condicio-
nes que pueden constituir contraindicaciones para
medicamentos especícos.
b. La medicación actual.
c. Altura y peso, medidos y registrados en compara-
ción con el rango normal para edad, altura y sexo.
d. Pulso y presión arterial basales, medidos con un
manguito del tamaño adecuado y comparados con
el rango normal para la edad.
e. Una evaluación cardiovascular.
f. No es necesario un electrocardiograma (ECG)
antes de comenzar con estimulantes o atomoxe-
tina, a menos que la persona posea alguna de las
características de la recomendación que se expli-
citan en el punto 1.2 o una condición coexistente
que esté en tratamiento con un medicamento que
pueda suponer un mayor riesgo cardíaco.
2. Una opinión de un cardiólogo pediátrico antes
de comenzar con medicamentos para el TDAH si
se corrobora alguna de las siguientes condiciones:
a. Antecedentes de enfermedad cardíaca congénita
o cirugía cardíaca previa.
b. Historia de muerte súbita en un familiar de pri-
mer grado, menor de 40 años, sugestiva de una en-
fermedad cardíaca.
c. Dicultad para respirar durante el esfuerzo en
comparación con sus compañeros.
d. Desmayos por esfuerzo o en respuesta a un susto
o ruido.
e. Palpitaciones rápidas, regulares y que comienzan
y desaparecen repentinamente. En este contexto,
los golpes fugaces ocasionales suelen ser ectópicos
y no necesitan investigación.
f. Dolor en el pecho que sugiere origen cardíaco.
g. Signos de insuciencia cardíaca.
h. Soplo escuchado en el examen cardíaco.
9.7 Abordaje farmacoterapéutico del TDAH
en la adolescencia
El abordaje farmacoterapéutico del adolescente no
diere esencialmente del de la niñez, y se utilizan es-
timulantes –tales como el metilfenidato y la lisdexan-
fetamina, con probada efectividad y seguridad– o
fármacos no estimulantes como la atomoxetina y la
guanfacina (Mechler al., 2022). No obstante, se debe
tener en cuenta los siguientes ítems:
■ Trabajar con el adolescente la necesidad de mante-
ner el tratamiento en forma sostenida los siete días
de la semana, ya que suelen discontinuarlo para
salir a bailar o beber alcohol.
■ Psicoeducarlos sobre los riesgos potenciales de
combinar los medicamentos con otras sustancias o
bebidas alcohólicas.
■ Confeccionar una lista de efectos secundarios po-
sibles para que sean los pacientes los que se comu-
niquen directamente con el profesional de la salud,
y que no sea a través de los padres solamente.
■ Si se elige el metilfenidato, es aconsejable utilizar el
de liberación prolongada, una dosis al día.
■ Evaluar con el adolescente si su comportamiento
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nocturno, especialmente cuando sale o conduce,
podría beneciarse de la administración de metil-
fenidato antes de las salidas de n de semana.
Tal como se ve en la Tabla 2, las diferentes guías y con-
sensos proponen la utilización de: a) los fármacos es-
timulantes en la primera línea de tratamiento; y b) los
fármacos no estimulantes como segunda línea de tra-
tamiento (o bien en algunas condiciones particulares).
En la adolescencia, los estimulantes en su presen-
tación de liberación prolongada son la primera línea
de tratamiento para el TDAH. La atomoxetina, por su
parte, suele indicarse en pacientes con TDAH comór-
bido con trastorno de ansiedad o trastorno obsesivo
compulsivo (TOC), dado el potencial ansiógeno de los
estimulantes.
Los efectos adversos y el manejo de los fármacos
en adolescentes no dieren signicativamente de los
contemplados para niños y adultos.
Finalmente, es fundamental entender que el TDAH
es un trastorno que afecta la vida de los pacientes en
todas sus áreas y durante todos los días de la semana,
por lo que es necesario administrar los medicamentos
de manera continua, todos los días del año.
Conclusiones
El TDAH, reconocido desde el siglo XIX por sín-
tomas como la hiperactividad y la falta de atención,
es uno de los trastornos psiquiátricos infantiles más
comunes, afecta aproximadamente al 5 % de los niños
y persiste en la edad adulta. Actualmente, el DSM-5
clasica al TDAH como un trastorno del neurodesa-
rrollo, deniendo subtipos y adaptando criterios para
diversas edades.
Para una evaluación psiquiátrica efectiva, es fun-
damental incluir preguntas especícas con el n de
detectar la presencia de TDAH. Este proceso de eva-
luación debe incorporar entrevistas con los padres y el
niño o adolescente, así como recoger información de
los maestros sobre el comportamiento y rendimiento
académico del paciente. Además, es crucial descartar
condiciones clínicas no psiquiátricas que puedan si-
mular o empeorar el TDAH. También se deben con-
siderar comorbilidades psiquiátricas, problemas de
aprendizaje y el uso problemático de sustancias en la
adolescencia, factores que complican el pronóstico y
exigen tratamientos especícos.
En los adultos, el TDAH presenta un importante
componente genético, con una heredabilidad geme-
lar alta, similar a la observada en el TDAH infantil. La
complejidad de su arquitectura poligénica, que abarca
tanto variantes comunes (SNP) como raras (CNV),
diculta la identicación de sus causas biológicas. La
neurobiología del TDAH es multifacética e implica la
interacción compleja de diversos neurotransmisores,
estructuras cerebrales y redes neuronales. Algunas in-
vestigaciones indican que el TDAH podría ser el resul-
tado de disfunciones tanto corticales como subcortica-
les, las cuales varían según el individuo y el desarrollo.
El TDAH se maniesta a través de un conjunto de
síntomas distintivos y bien denidos que evolucionan
con las etapas del desarrollo del individuo. Este tras-
torno afecta no solo el rendimiento académico, sino
también una amplia gama de aspectos en la vida del
paciente y su entorno familiar, lo que se evidencia en
un profundo impacto en la funcionalidad y el bien-
estar general. Para llevar a cabo un abordaje efectivo
del TDAH en adolescentes, es fundamental diferen-
Tabla 2. Abordaje farmacoterapéutico del TDAH en la adolescencia
Fármaco Dosis comerciales Dosis de
inicio Titulación Dosis máxima recomendada
Primera línea Estimulantes de liberación prolongada
Metilfenidato de liberación
prolongada
118 mg, 27 mg, 36 mg
y 54 mg 18 mg 18 mg por semana,
hasta 1mg/kg/día
72 mg/día
o 2 mg/kg/día
Segunda línea
Los agentes adyuvantes son psicoestimulantes de acción corta, cuyo uso está indicado para: a) deter-
minadas actividades; b)mejorar la acción de las formulaciones de acción prolongada temprano o tarde
en el día, o temprano en la noche; y c) cuando los agentes de acción prolongada tienen un costo
económico excesivo para la familia.
Metilfenidato de liberación
inmediata 10 mg 5 mg 5 a 10 mg por semana
hasta 1mg/día
60 mg/día
o 2 mg/kg/día
Tercera línea Pueden utilizarse en monoterapia o bien off label (es decir, prescritos como terapia complementaria
al metilfenidato)
Atomoxetina 10 mg, 18 mg, 25 mg,
40 mg y 60 mg 0.5 mg/kg/día Hasta 1.3 mg/kg/día.
Subir cada 15 días
Hasta 1.4 mg/kg /día, con una
dosis máxima de 100 mg/día
Nota. Tomado de CADDRA - Canadian ADHD Resource Alliance: Canadian ADHD Practice Guidelines, 4.1 Edition, Toronto ON; CADDRA, 2020.
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ciar entre los síntomas del trastorno y los comporta-
mientos típicos de esta etapa del desarrollo. Resulta
clave, para asegurar una valoración precisa, identicar
signos previos no diagnosticados así como también el
diagnostico diferencial con trastornos Además, el ma-
nejo farmacoterapéutico debe integrarse en un plan
que promueva la concienciación sobre las caracterís-
ticas del TDAH y desarrolle estrategias de manejo a
largo plazo para estos jóvenes.
Conictos de intereses: los autores declaran haber
recibido honorarios como consultores, investigadores o
conferencistas con el siguiente detalle: Andrea Abadi de
Adium, Rao, Teva, Tecnofarma, Asofarma y Gador;
Marcelo Cetkovich-Bakmas de Bagó, Janssen, Lundbeck,
Teva, Rao, GSK, Baliarda, Pzer, Astra Zéneca, Sano,
Tecnofarma y Boehringer Ingelheim; Hernán Klijnan de
Rao, Lundbeck, Baliarda, TEVA y Bagó; Norma Echa-
varria de Ba, Rao y Teva; Alicia Lischinsky y Pablo
López no reeren; Claudio Michanie de Bagó, Rao,
Teva, Lilly, Janssen y Novartis; Tomás Maresca de Abbo-
tt, Asofarma, Aspen, Ba, Baliarda, Eurofarma, Gador,
Lilly, Pzer, Rao, Sigfried y Teva; Carolina Remedi, Os-
valdo Rovere y Fernando Torrente no reeren; Marcela
Waisman Campos de Abbott, Ariston, Bagó, Baliarda,
Rao, Roemmers, Temis y Teva; Gerardo Maraval de
Rao, Teva y Bagó; Teresa Torralva, Diego Cansenso y
Amalia Dellamea no reeren; Andrea López Mato de
Eli Lilly, Gador, Bagó, Lundbeck, Rao, Janssen, Abbott
y Elea; Gustavo Vazquez de AbbVie, Allergan, Janssen,
Otsuka/Lundbeck, NeonMind Biosciences Inc., Asofar-
ma, Elea-Phoenix, Eurofarma, Gador, Psicofarma, Rao,
Siegfried, Sunovion, Tecnofarma y Tecnoquímica; Alejo
Corrales de Gador, Janssen, Lundbeck, Teva, Bagó, Rao,
Glaxo Smith Kline, Baliarda, Casasco y honorarios aca-
démicos y de investigación de la Universidad de Aharus,
Dinamarca.
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Artículo de revisión
85
Resumen
El suicidio representa un desafío crítico de salud pública. La presente revisión narrativa se propuso actualizar
la evidencia disponible sobre detección y prevención del riesgo, con la nalidad de promover líneas de acción
para el abordaje temprano e integral de este complejo y multicausal problema; evaluar la posibilidad de forta-
lecer políticas, programas y acciones para potenciar los recursos existentes y/o promover la creación de otros
nuevos. La prevención destaca la necesidad de estrategias personalizadas y colaboración interdisciplinaria. La
detección temprana implica la identicación de perles de riesgo, especialmente en quienes han intentado
varias veces, que puede guiar intervenciones más efectivas. Capacitar a profesionales de la salud es crucial para
detectar y abordar el riesgo. El uso de tecnologías web, coproducción en prevención, atención telefónica y
contacto breve son estrategias prometedoras. Los servicios de urgencia y el seguimiento ambulatorio resultan
imprescindibles tras la consulta en las centrales de emergencias. Las acciones de posvención contribuyen a la
reducción de daños y a la mitigación de impactos negativos en los supervivientes.
Palabras claves: suicidio, prevención del suicidio, intento de suicidio, suicidio completo, Argentina
Abstract
Suicide represents a critical public health challenge. The present narrative review aimed to update the available evi-
dence on risk detection and prevention, to promote lines of action for the early and comprehensive approach to this
complex and multi-causal problem; evaluate the possibility of strengthening policies, programs, and actions to enhance
existing resources and promote the creation of new ones. Prevention highlights the need for personalized strategies and
interdisciplinary collaboration. Early detection involves identifying risk proles, especially in those who have tried mul-
tiple times, which can guide more effective interventions. Training health professionals is crucial to detect and address
risk. Using web technologies, co-production in prevention, telephone support and brief contact are promising strategies.
Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de
suicidio: una revisión narrativa
Prevention, early detection and postvention of suicide risk: a narrative review
María Florencia Grande Ratti1, Sebastián Malleza2, Fernando Carlos Bertolani3, José Luis
Faccioli4, Lucia Valdez D´stefano5, Bernardo Julio Martínez6, León Daniel Matusevich7
RECIBIDO 4/2/2024 - ACEPTADO 9/4/2024
1.Médica, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Investigadora CONICET. Central de Emergencias de Adultos, Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0001-8622-8230
2.Médico, especialista en Psiquiatría. Sección de Investigación, Servicio de Psiquiatría, Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0000-0002-1480-8743
3.Médico, especialista en Psiquiatría. Jefe de Internación de Psiquiatría, Coordinador de Emergencias de Psiquiatría, Hospital Italiano de Buenos Aires,
Argentina.https://orcid.org/0009-0007-9641-0870
4.Médico, especialista en Psiquiatría. Jefe de Servicio de Psiquiatría, Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0000-0001-6848-8047
5.Médica, especialista en Psiquiatría. Sección de Investigación, Servicio de Psiquiatría, Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0009-0007-0510-780X
6.Médico, especialista en Medicina Interna. Jefe de Central de Emergencias de Adultos, Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0000-0002-0270-6520
7.Médico, especialista en Psiquiatría. Editor Jefe, Revista del Hospital Italiano de Buenos Aires. https://orcid.org/0000-0002-3354-6611
Autora correspondiente:
María Florencia Grande Ratti
maria.grande@hospitalitaliano.org.ar
Institución en la que se realizó la investigación: Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina.
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 85-97. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.726
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.726
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Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narrativa
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 85-97.
Introducción
El crecimiento sostenido de las muertes por suicidio
plantea a la Salud Pública uno de sus desafíos más im-
portantes (Favril et al., 2023). Cada año alrededor de
800.000 personas se suicidan en el mundo, constitu-
yendo el 1,5 % de las muertes a nivel global. En 2019,
el suicidio fue la causa más frecuente de defunción en
el grupo etario de 15 a 29 años (Naghavi et al., 2019).
Las estadísticas revelan un aumento en las tasas de
suicidio, fenómeno que podría estar asociado al de-
terioro en la salud mental -por mayores prevalencia
de depresión y ansiedad-, especialmente luego de la
pandemia de COVID-19 (Kupcova et al., 2023). En
particular, se observa un incremento preocupante en-
tre los jóvenes, aunque varios estudios observaciona-
les investigaron en poblaciones de personas con edad
avanzada (Beghi et al., 2021); lo que subraya la nece-
sidad apremiante de abordar la interconexión entre la
salud mental y las tasas de suicidio.
Por cada suicidio, se calculan aproximadamente 20
tentativas, alcanzando entonces 16 millones de intentos
por año; por otra parte 160 millones de pacientes pre-
sentan ideación suicida (Organization & Others, 2014).
Se estima que el suicidio se convertirá en uno de los ma-
yores contribuyentes a la carga mundial de morbilidad
en las próximas dos décadas (Mathers & Loncar, 2006).
Según la Organización Panamericana de la Salud
(OPS), cada año más de 703.000 personas se quitan
la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que co-
rresponde a una muerte cada 40 segundos (Organi-
zación Panamericana de Salud, 2023). El tercer infor-
me regional de OPS sobre la mortalidad por suicidio
de marzo 2021, indicó que esta problemática sigue
siendo una prioridad en todo el continente debido a
que noticaron un promedio de 98.000 muertes por
suicidio al año entre 2015 y 2019, representando la
tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24
años (Organización Panamericana de Salud, 2023). La
asxia, las armas de fuego, la intoxicación con drogas
y alcohol, y el envenenamiento con plaguicidas y pro-
ductos químicos son los cuatro métodos más utiliza-
dos, representando el 91 % de los casos (Organización
Panamericana de Salud, 2023).
La meta 3,4 de los Objetivos de Desarrollo Sosteni-
ble de las Naciones Unidas se propone reducir en un
tercio la mortalidad prematura para el año 2030. Por
ende, el Plan Estratégico 2020-2025 de la OPS incluyó
al suicidio como indicador para evaluar en la región.
En consonancia con esta meta, la Dirección Nacional
de Abordaje Integral de Salud Mental y Consumos
Problemáticos del Ministerio de la Salud de la Na-
ción Argentina, en el marco de la Estrategia Federal
de Abordaje Integral de la Salud Mental para el for-
talecimiento del Primer Nivel de Atención (Aborda-
je integral de la problemática del suicidio, 2018) y la
implementación de la Ley Nacional de Prevención del
Suicidio (Boletín ocial de la República Argentina,
Decreto 603/2021), desarrolló el Programa de Abor-
daje Integral de la Problemática del Suicidio. El mis-
mo, tiene como propósito promover líneas de acción
para el tratamiento integrado de esta problemática
multicausal y compleja, operando a la vez como nú-
cleo articulador del trabajo con otros actores en los
distintos niveles (ej. Inter ministerial e inter jurisdic-
cional), fortaleciendo políticas y programas.
A tales efectos, el presente trabajo se propuso des-
cribir, analizar y reexionar acerca de los registros
epidemiológicos, la lógica asistencial y las acciones
posibles sobre sobre la detección y la prevención del
riesgo de suicidio.
Materiales y métodos
Revisión narrativa (no sistemática), que se basa en
un enfoque cualitativo y descriptivo para sintetizar la
evidencia actual disponible (Saracci et al., 2019). Se
utilizó PubMed como fuente de datos, con la siguiente
estrategia de búsqueda: ("Suicide"[Mesh]) OR "Suici-
dal Ideation"[Mesh], y algunas restricciones (Filters
applied: Meta-Analysis, Systematic Review, in the last
1 year). Se reconocen limitaciones en la disponibili-
dad de datos y los potenciales sesgos (de información
y selección) que pueden afectar la síntesis de evidencia
con los hallazgos resultantes.
La elección de abordar la temática se justica por
la magnitud del problema a nivel global, como se evi-
dencia en las estadísticas anteriormente mencionadas,
Emergency services and outpatient follow-up are essential after consultation at emergency centers. Postvention actions
contribute to harm reduction and mitigation of negative impacts on survivors.
Keywords: suicide, suicide prevention, suicide, attempted suicide, completed suicide, Argentina
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Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narrativa
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 85-97.
con un impacto signicativo en la salud pública a ni-
vel mundial. La creciente prevalencia de las conductas
suicidas y la complejidad de sus determinantes, indu-
dablemente demandan una revisión exhaustiva de la
evidencia disponible para reexionar y reorientar las
políticas de prevención y los programas de interven-
ción de nuestra práctica asistencial.
La opción especíca de esta metodología -revi-
sión narrativa en español- responde a la necesidad
de contextualizar la información en el ámbito local
e hispanoparlante, considerando las particularidades
culturales y socioeconómicas que pueden inuir en
las tasas de suicidio, las necesidades especícas y pe-
culiares de una población, y en las estrategias de pre-
vención a implementar.
Es un paso fundamental para comenzar a cons-
truir una matriz disciplinar suicidológica regional,
proporcionando así la base conceptual necesaria para
implementar acciones. En este tipo de estudio, se ex-
plora la información disponible de manera integral y
descriptiva, considerando no sólo los aspectos cuan-
titativos sino también los cualitativos, enriqueciendo
así la comprensión holística de las problemáticas en
cuestión (Gregory & Denniss, 2018).
Dada la complejidad del suicidio y sus implican-
cias multidimensionales, la presente revisión se consi-
dera una valiosa herramienta para construir una base
sólida que respalde y justique acciones en la preven-
ción y el abordaje del suicidio a nivel local.
Resultados
Epidemiología: datos nacionales y regionales
Un estudio observacional retrospectivo sobre la mor-
talidad por lesiones autoinigidas identicó 19.287
casos en la provincia de Buenos Aires durante el pe-
ríodo 2001-2017, con un acumulado de 7,36 por 100
mil personas (Barrio et al., 2021).
En 2019, las autolesiones representaron 8,10 (IC95 %
6,47-10,05) muertes por cada 100.000 habitantes en
Argentina (Pan American Health Organization, 2021).
Este nivel de carga de enfermedad ubica a nuestro país
en el quintil 4 (60 a 80 %) en la Región de las Américas
(ver Figura 1).
Factores predisponentes y perl suicida de
alto riesgo
A nivel nacional, la distribución geográca y los facto-
res sociodemográcos también han sido objeto de es-
tudio, especialmente durante los períodos 1999-2003 y
2008-2012 (Leveau & Alazraqui, 2020). Los resultados
apoyan la hipótesis de la fragmentación social como
fenómeno asociado al riesgo de suicidio (Leveau et
al., 2021). Estos hallazgos sugieren que las políticas de
prevención podrían beneciarse al centrarse en medi-
das que promuevan la integración social y la cohesión,
particularmente en las zonas rurales. La conexión en-
tre factores sociales y el riesgo de suicidio destaca la
necesidad de intervenciones que aborden no sólo los
aspectos clínicos, sino también los determinantes so-
Figura 1. Estimaciones de la mortalidad por suicidio y medidas de la carga de suicidios en la Región de las Américas,
desde 2000 hasta 2019 (Pan American Health Organization, 2021).
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Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narrativa
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ciales que inuyen en la salud mental de las personas.
La literatura también señala diferencias signicati-
vas entre individuos que han realizado un único intento
suicida, de aquellos que han realizado múltiples inten-
tos. El estudio de Abascal y col. plantea que factores
como antecedentes de trastornos del estado de ánimo,
episodios psicóticos, trastornos de la personalidad o de
uso/abuso de sustancias, así como puntuaciones más
altas en ideación suicida e intención suicida, caracte-
rizan a aquellos con múltiples intentos (Abascal-Peiró
et al., 2023). Las experiencias traumáticas infantiles, los
acontecimientos vitales estresantes y las tasas más altas
de desesperanza fueron estadísticamente signicativas
en los intentos múltiples (Abascal-Peiró et al., 2023).
Se han encontrado asociaciones entre varios fac-
tores de riesgo y el mayor riesgo de suicidio. Algunos
están presentes en todos los estudios (ej: antecedentes
psiquiátricos anteriores o número de admisiones psi-
quiátricas, síntomas depresivos) y otros son más con-
trovertidos (Barbeito et al., 2021). Este conjunto de
factores predisponentes, cuidadosamente examina-
dos, contribuyen a la construcción de un perl suicida
de alto riesgo. Estas conclusiones tienen implicancias
críticas, tanto en el ámbito clínico como en el propio
diseño de estrategias preventivas. La identicación
temprana de estos indicadores especícos podría per-
mitir intervenciones más dirigidas y personalizadas,
abordando no sólo los aspectos clínicos inmediatos
sino también los determinantes subyacentes que per-
petúan la vulnerabilidad social.
Prevención
El 7,6 % de la población adolescente y 7,7 % de la po-
blación adulta pensó alguna vez en suicidarse, según
los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutri-
ción de México en 2022 (Valdez-Santiago et al., 2023).
Estos hallazgos subrayan la necesidad de priorizar la
prevención del suicidio en dicho contexto.
Edwin S. Shneidman fue pionero en el campo de
la prevención del suicidio, además de un prolíco
pensador y escritor de este tópico, y supo mantenerse
a la vanguardia en sus estudios, investigaciones y re-
exiones durante más de 50 años (Chávez-Hernández
& Leenaars, 2010). En su momento, supo ver al suici-
dio como una crisis psicológica y consideró que más
que una enfermedad mental (porque solamente el 15
% de los suicidas eran psicóticos), el fuerte dolor psi-
cológico resultaba ser el mayor común denominador
del comportamiento suicida. Con sus propias palabras
denió al suicidio como “el acto consciente de autoa-
niquilación, que se entiende como un malestar plu-
ridimensional en un individuo que percibe este acto
como la mejor solución” (E. Shneidman, 2014). Fue
entonces que, junto con sus colaboradores -Norman
Farberow y Robert Litman- establecieron el primer
Centro de Prevención del Suicidio en el año 1958 en la
ciudad de Los Ángeles (E. S. Shneidman & Farberow,
1965). Desde entonces, sin duda se ha pasado de pen-
sar al suicidio como “evento médico” a ser considera-
do el resultado de la interacción de diversos elementos
que actúan de manera conjunta, como factores bio-
lógicos, psicológicos, sociales, ambientales, culturales,
económicos e históricos/familiares, entre otros.
Actualmente, la prevención del suicidio se ha con-
solidado como una prioridad sanitaria a nivel inter-
nacional (Abbott-Smith et al., 2023). En este contexto,
se reconoce la urgencia de adoptar enfoques que sean
efectivos y respaldados por la evidencia (Abbott-Smith
et al., 2023).
La creciente comprensión de la diversidad de per-
les suicidas y la inuencia de factores individuales
y contextuales requiere estrategias adaptables y cen-
tradas en la persona. El abandono de los enfoques
unidimensionales implica la necesidad de considerar
las particularidades de cada individuo, reconociendo
que las intervenciones efectivas pueden variar según
la edad, el género, el cuadro clínico y otros factores
especícos. En consecuencia, el aumento consistente
de las tasas de suicidio en Occidente plantea un gran
desafío a las políticas de prevención, que actualmente
están migrando de un enfoque más general, basado en
estrategias de "talla única", a otro más personalizado,
centrado en las personas y en sus necesidades especí-
cas (Niculescu et al., 2017).
Esta transición se ha vuelto imperativa para abor-
dar la complejidad de los factores que contribuyen
al riesgo suicida. Se argumenta que el cambio hacia
enfoques personalizados "a medida" no sólo aumenta
la efectividad de las intervenciones, sino que también
fomenta un trabajo colaborativo, creando servicios
más especícos contextualmente, promoviendo el
compromiso y cerrando la brecha traslacional entre la
producción de evidencia de investigación y la imple-
mentación en el mundo real (Hanlon et al., 2023).
Mitigar los factores de riesgo para reducir los me-
dios de suicidio y potenciar los factores de protección
para fomentar la resiliencia, podrían reducir de manera
ecaz las tasas de suicidio. Sin embargo, este método
colectivo implica reconocer que no es responsabilidad
exclusiva de un sólo grupo de personas (ej: profesiona-
les especialistas en salud mental), sino que el desarrollo
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Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narrativa
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 85-97.
de estrategias efectivas requiere de la colaboración acti-
va de múltiples actores que intervengan en el codiseño,
la cocreación y la coproducción de medidas.
Se jerarquiza entonces un enfoque interdisciplinario
y colaborativo, que involucra a las diversas partes in-
teresadas, como las personas con experiencia en salud
mental, pero también otros profesionales de la salud,
familiares, organizaciones comunitarias y autoridades
gubernamentales. Como resultado, surgen diferentes
actividades e intervenciones comunitarias de preven-
ción del suicidio, que exigen diferentes niveles de parti-
cipación, responsabilidad y recursos dentro de la toma
de decisiones compartida, que se enmarcan bajo el pa-
raguas de la coproducción anteriormente mencionada.
Al formalizar una planicación de seguridad persona-
lizada con las personas, se posibilita entonces el recono-
cimiento de desencadenantes únicos y el desarrollo de
estrategias individuales para afrontarlos o mitigarlos.
Nueve estudios que formaron parte de una revisión
sistemática permitieron identicar las barreras y los fa-
cilitadores que enfrentan los médicos de cabecera y los
adultos jóvenes al plantear y abordar el suicidio en las
consultas médicas (Osborne et al., 2023). Los pacientes
manifestaron el deseo de que los médicos de cabecera
inicien la conversación sobre el suicidio; mientras que
los médicos relataron carecer de la conanza y las ha-
bilidades para evaluar el riesgo de suicidio (Osborne et
al., 2023). Evidentemente, la formación de los médi-
cos de cabecera necesita un enfoque considerable para
abordar las deciencias y mejorar la conanza, por lo
que pruebas de detección del riesgo de suicidio en la
atención primaria debería ser una prioridad.
Otra revisión reciente que incluyó 34 reportes y
3 cohortes, identicó 184 casos de personas adultas
que realizaron intentos de suicidio no mortales con
apuñalamiento autoinigido (Oden et al., 2023). La
mayoría (66 %) fueron hombres de edad media, con
una media de 47 años. Los diagnósticos psiquiátricos
comúnmente informados incluyeron trastornos del
estado de ánimo y trastornos del espectro de la esqui-
zofrenia. El suicidio mediante cortes o perforaciones
fue un método poco común y, a menudo, no letal; lo
que permitió alertar tempranamente y llevar adelante
intervenciones preventivas.
La depresión se considera un trastorno multidi-
mensional, que conduce a un deterioro del funcio-
namiento interpersonal, académico, social y ocupa-
cional. Los episodios depresivos no tratados pueden
conducir al suicidio, que es la segunda causa de muer-
te entre adolescentes y adultos jóvenes (Reangsing et
al., 2023). Como los trastornos psiquiátricos son un
importante factor de riesgo de suicidio, el tratamien-
to farmacológico y psicológico resultan de suma im-
portancia para prevenir el suicidio (Sher & Oquendo,
2023). En este sentido, Roshan Sutar y col. postularon
que, a pesar de la variabilidad cultural poblacional en
todo el mundo, los esfuerzos internacionales para re-
ducir los factores de riesgo deben priorizar la identi-
cación temprana y el tratamiento de los trastornos del
sueño, las enfermedades físicas, la ansiedad, los tras-
tornos de la personalidad, y los trastornos mentales
establecidos para reducir las tasas de suicidio (Sutar
et al., 2023).
Los estudios epidemiológicos y observacionales
resaltan la complejidad de este fenómeno, siendo la
tendencia propuesta en los últimos años el pensar al
proceso suicida como emergente de procesos dinámi-
cos contextualizados y altamente especícos a nivel
del individuo (Sewall & Wright, 2021).
Tamizaje y detección temprana
Aproximadamente la mitad de las personas que mue-
ren por suicidio visitaron a su proveedor de atención
primaria dentro del mes previo, en comparación con
menos de 1 de cada 5 que contactó a un especialista en
salud mental (Dueweke & Bridges, 2018). Por lo tanto,
la Atención Primaria de la Salud (APS) es indefecti-
blemente un entorno importante en donde se debería
mejorar la identicación temprana y el tratamiento del
riesgo de suicidio. Se espera que los médicos recopilen
información sobre las características clínicas del pa-
ciente, formulen decisiones sobre el riesgo autoagresi-
vo, y sean capaces de instaurar un plan de tratamiento
y de seguimiento, con el n último de asegurar la conti-
nuidad de los cuidados necesarios (Varela et al., 2019).
El tamizaje (o screening en inglés) del riesgo de
suicidio ha demostrado ser preventivo al identicar
individuos en riesgo que de otra manera no serían de-
tectados, siempre y cuando se lo vincule con una refe-
rencia efectiva para evaluación y tratamiento, pero con
resultados contradictorios (Mann et al., 2021). Por lo
que, las recomendaciones actuales del Grupo de Tra-
bajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos
(USPSTF) sugieren que los prestadores de atención
primaria examinen a los adolescentes y a los adultos
para detectar depresión sólo cuando existan sistemas
apropiados para garantizar un diagnóstico, tratamien-
to y seguimiento adecuados (O’Rourke et al., 2023).
El Cuestionario de Salud del Paciente PHQ-9 (ver
Figura 2) es un instrumento ampliamente utilizado
para diagnosticar y determinar la gravedad de la de-
90
Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narrativa
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 85-97.
Figura 2. Cuestionario PHQ-9, validado y disponible en español para Argentina
Durante las últimas dos semanas ¿con qué frecuencia tuvo
molestias por cualquiera de los siguientes problemas?
(Marque su respuesta con una “x”)
Nunca Varios
días
Más de la
mitad de
los días
Casi todos
los días
1. Poco interés o placer en hacer cosas 0 1 2 3
2. Sentirse decaído/a, deprimido/a o desesperanzado/a 0 1 2 3
3. Dicultad para dormir o permanecer dormido o dormir demasiado 0 1 2 3
4. Sentirse cansado/a o con poca energía 0 1 2 3
5. Con poco apetito o comer demasiado 0 1 2 3
6. Sentirse mal consigo mismo o sentir que uno es un fracaso o que le
ha fallado a su familia o a sí mismo 0 1 2 3
7. Dicultad para concentrarse en cosas, tales como leer el diario o ver
la televisión 0 1 2 3
8. ¿Se ha movido o hablado más lentamente que otras personas lo
notaron? O, por el contrario, ha estado más inquieto/a e intranquilo/a,
moviéndose más de lo habitual
0 1 2 3
9. Pensamientos de que usted estaría mejor muerto/a, o de hacerse
daño a sí mismo/a de alguna manera 0 1 2 3
Para codicación de la ocina 0 + + +
= Puntaje total:
Si usted tuvo molestias por alguno de los problemas mencionados, ¿cuánta dicultad le causaron estos problemas para hacer su
trabajo, encargarse de las tareas del hogar o llevarse bien con otras personas?
Interpretación: la puntuación total se obtiene sumando la puntuación obtenida de cada respuesta. Las puntuaciones totales de 5, 10, 15 y 20 repre-
sentan puntos de corte para depresión leve, moderada, moderadamente grave y grave, respectivamente. La pregunta 9 es una pregunta de detección
única sobre el riesgo de suicidio; un paciente que responde 1 a 3 a esta pregunta requiere una evaluación adicional de detección de suicidio.
Mucha dicultad Extrema dicultadNinguna dicultad Un poco de dicultad
Desarrollada por los doctores Robert L. Spitzer, Janet B. Williams, Kurt Kroenke y colegas con una donación de Pzer Inc. No es
necesario ningún permiso para reproducir, traducir, mostrar o distribuir.
presión, que contiene nueve ítems y ha sido identica-
do como la herramienta de detección más conable en
el ámbito de la APS (Costantini et al., 2021).
Sin embargo, existen muchas herramientas alter-
nativas para la detección del suicidio, y no se dispo-
ne de una única que resulte aplicable para todos los
pacientes (O’Rourke et al., 2023). La utilización de
otros instrumentos breves de detección, como el P4
(evaluando las 4P: intentos de suicidio previos, plan
de suicidio, probabilidad de completar el suicidio y
factores preventivos) o la Escala de Severidad de Sui-
cidio de Columbia (C-SSRS, que evalúa la gravedad
del comportamiento suicida previo y la ideación sui-
cida actual), pueden mejorar el proceso de tamizaje
(Dube et al., 2010; Posner et al., 2011). Mientras que
la C-SSRS demostró predecir intentos de suicidio con
un OR de 4,8 en adolescentes y adultos jóvenes des-
pués de una evaluación psiquiátrica de emergencia
(Horwitz et al., 2015); se ha planteado la posibilidad
de mejorar la identicación de pacientes de mayor
riesgo mediante una detección más compleja basada
en registros médicos electrónicos (Mann et al., 2021;
Obeid et al., 2020).
En lugar de un cribado universal, algunos expertos
han sugerido un cribado dirigido únicamente a pobla-
ción vulnerable o grupos en riesgo (ej: personas ma-
yores que viven solas, ambiente hogareño empobre-
cido, embarazo o post parto, dolor crónico, abuso de
sustancias, entre otras condiciones clínicas) (OCon-
nor et al., 2023).
Intervenciones
La intervención de contacto breve (BCI del inglés Brief
Contact Intervention) podría ser valiosa para prevenir
un nuevo intento de suicidio (Azizi et al., 2023). Se
trata de una estrategia de prevención del suicidio que
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Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narrativa
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 85-97.
implica un breve contacto interpersonal con una per-
sona que ha presentado indicadores de riesgo de suici-
dio o que ha tenido intentos previos (ej: un trabajador
social u otro personal capacitado que ofrezca sostén
emocional). Es una forma de intervención temprana
que busca abordar las necesidades inmediatas de la
persona en riesgo (ej: proporcionar apoyo inmediato
y conectar a la persona con recursos y servicios que
puedan ayudar en momentos de crisis como líneas
telefónicas), pero fomenta la búsqueda de ayuda pro-
fesional a largo plazo (ej: servicios de salud mental,
terapia o grupos de apoyo). Podría utilizarse dentro
de las estrategias de prevención del suicidio como un
componente de vigilancia de la salud mental, ya que
requiere proveedores de atención médica de bajo cos-
to y con poca educación para prevenir nuevos inten-
tos de suicidio (Azizi et al., 2023).
Varios estudios informaron que el apoyo social
puede ser un factor protector contra conductas rela-
cionadas con el suicidio y tenía mucho potencial para
prevenir el suicidio (Xiao Yet al., 2020). En el campo
de la psicología, el apoyo social se reere a la asisten-
cia percibida y real que las personas pueden recibir de
familiares, amigos y otras personas importantes cuan-
do la necesitan (oits, 2011). Durante los últimos 30
años, diversos autores han investigado los mecanismos
a través de los cuales las relaciones sociales y el apoyo
social mejoran el bienestar físico y psicológico, tanto
directamente como disminuyendo el estrés (oits,
1995). Los efectos del apoyo social se vieron reejados
en la reducción de la ideación suicida, los intentos de
suicidio y la muerte por suicidio, particularmente en
mujeres, con una menor magnitud del efecto en los
hombres y los adolescentes (Hu et al., 2023).
La tecnología basada en sitios web o aplicaciones
proporciona una opción para la prestación remota de
intervenciones rápidas para la prevención del suicidio
(Spanakis et al., 2021), pudiendo incluir una variedad
de recursos destinados a brindar apoyo y ayudar a las
personas en riesgo. Existen varias alternativas: líneas
directas de ayuda (ej. chat en vivo con consejeros ca-
pacitados), recursos educativos (ej. consejos para li-
diar con la depresión, la ansiedad u otros problemas
de salud mental, así como orientación sobre cómo
ayudar a amigos o familiares en riesgo), comunidades
de apoyo (ej. foros o grupos donde las personas pue-
den compartir sus experiencias, conocer a otros que
puedan estar pasando por situaciones similares y sen-
tirse parte de una comunidad solidaria) (Junus et al.,
2022). Cabe aclarar que existen hace muchísimo tiem-
po, pero no fueron valoradas lo suciente hasta no
hace tanto. Sin embargo, como con cualquier nuevo
medio digital introducido en la práctica clínica para
aumentar la prestación de servicios de atención sani-
taria, los investigadores y los desarrolladores deben
abordar las cuestiones de accesibilidad, aceptabilidad
y usabilidad para evitar la exclusión digital. Caso con-
trario, también puede ampliar aún más las desigual-
dades en salud para los más vulnerables, incluidos
aquellos de nivel socioeconómico bajo y los ancianos
(Spanakis et al., 2021).
Los dispositivos de atención telefónica promueven
la detección temprana y oportuna de situaciones de
crisis y riesgo de suicidio, facilitando el acceso de las
personas a una primera atención a distancia (Ministe-
rio de Salud de la Nación, 2023). A su vez, permiten
revertir estas situaciones mediante una evaluación,
abordaje integral desde una perspectiva de cuidados
y derivación asistida a la red local de servicios de sa-
lud, en el caso de ser necesario. Tal como se muestra
en la Figura 3, existe un ujograma de intervención
en crisis y/o riesgo de suicidio a nivel nacional (den-
tro del banco de recursos del Ministerio de Salud de
la Nación). De la misma manera, existe un Centro de
Asistencia al Suicida (CAS, 2019) con más de 50 años
de experiencia, manteniendo una línea telefónica de
asistencia a personas en crisis, gratuita, anónima y
condencial desde 1967.
Los hallazgos de tres estudios sugieren que el uso
de métodos informáticos de salud pública y epidemio-
logía podrían ser de utilidad cuando se combinan con
el aprendizaje profundo, intervenciones tempranas y
tratamientos adecuados para mitigar el riesgo de sui-
cidio (Diallo et al., 2021). Además, también demues-
tran que informar bien y empoderar a los propios
pacientes podría ayudarlos a involucrarse más en su
proceso de atención.
Servicio de urgencias y seguimiento ambula-
torio
Existe una fuerte relación entre el suicidio y la autole-
sión, independientemente del propósito aparente del
acto (Franklin et al., 2017). Con gran frecuencia, las
personas que se autolesionan acuden al servicio de ur-
gencias, que suele ser su principal opción de contac-
to no programado dentro del sistema sanitario. Cada
año, hay más de 500.000 visitas hospitalarias por au-
tolesiones en los Estados Unidos (Canner et al., 2018)
y alrededor de 220.000 visitas en Inglaterra (Clements
et al., 2016), y estas tasas continúan aumentando
(Martínez-Alés et al., 2019).
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Prevención, detección temprana y posvención del riesgo de suicidio: una revisión narrativa
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 85-97.
Figura 3. Flujograma de intervención en crisis y/o riesgo de suicidio (Ministerio de Salud de la Nación, 2023).
Información extraída del documento “Recomendaciones para la atención telefónica de situaciones de crisis y riesgo de suicidio”.
Dirección Nacional de Abordaje Integral de Salud Mental y Consumos Problemáticos, Ministerio de Salud de la Nación.
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Además de enfrentar un mayor riesgo de muer-
te por suicidio, los adultos dados de alta del servicio
de urgencias por conductas suicidas tienen un riesgo
elevado de recurrencia de pensamientos y conductas
suicidas durante los 6 meses posteriores (Larkin &
Beautrais, 2010). Se predice que 1 de cada 25 pacientes
que acuden a los servicios de urgencias con autolesio-
nes morirá por suicidio en un plazo de 5 años, lo que
demuestra la importancia de este área en la atención
sanitaria para salvar vidas (Carroll et al., 2014).
Sin embargo, lograr que los pacientes reciban un
tratamiento oportuno y accesible constituye un gran
desafío, ya que hasta la mitad de los pacientes dados
de alta del servicio de urgencias abandonan el segui-
miento longitudinal o no participan en el tratamiento
ambulatorio (Stanley et al., 2018). Como tal, el servi-
cio de urgencias puede ser el único contacto con el sis-
tema sanitario para las personas que se autolesionan,
lo que representa una ventana de oportunidad crucial
para la intervención y la prevención del suicidio (Betz
et al., 2016).
En adolescentes especícamente, realizar una in-
tervención psicoeducativa permite reducir las con-
ductas autolesivas, cambiar el concepto hacia el sui-
cidio como tema tabú, y mejorar la autoestima y la
asertividad (Val & Míguez, 2021). Nuevamente, vale
la pena mencionar que Shneidman y Farberow inves-
tigaron sobre el suicidio (y el acto suicida en sí) en
una época en la que no sólo era un tema tabú sino
que una discusión ampliamente rechazada y estigma-
tizada (Chávez-Hernández & Leenaars, 2010), pero
su trabajo se volvió cada vez más popular y apreciado
con el correr de los años.
Por otro lado, cabe considerar que los pacientes
muchas veces pueden ser atendidos por generalistas
sin formación especializada en salud mental. La evi-
dencia respalda los benecios potenciales de la capa-
citación para mejorar los conocimientos, las actitudes
y las habilidades del personal sanitario, así como de la
planicación de la seguridad y los contactos de segui-
miento para reducir los intentos repetidos de suicidio
(Zarska et al., 2023). Sin embargo, pocas intervencio-
nes en el ámbito de la atención primaria se han rela-
cionado con tasas reducidas de intentos de suicidio,
existen lagunas en el conocimiento y limitaciones del
sistema que les impiden desempeñar este papel de la
manera más efectiva posible (Brill et al., 2023). Adi-
cionalmente, cuando se proporciona capacitación di-
dáctica a los proveedores, se supone que sus habilida-
des requeridas están bien desarrolladas, pero esto no
necesariamente ocurre (Cross et al., 2022).
En 34 estudios identicados sobre adultos de to-
das las edades, el 27 % fueron remitidos a la consulta
ambulatoria de salud mental y el 26 % tuvo contacto
efectivo dentro de las 4 semanas (Feng et al., 2023).
Para adultos mayores, este contacto osciló entre 49 %
y 86 % (Feng et al., 2023). Indudablemente, la parti-
cipación de los servicios secundarios de salud men-
tal después de una consulta no programada en el de-
partamento de emergencias con conductas suicidas,
puede ser una estrategia importante para reducir el
riesgo de intentos repetidos (Feng et al., 2023). Inde-
fectiblemente, la continuidad de la atención sanitaria
es fundamental para la prevención del suicidio, donde
entran en juego varios aspectos que lo tornan comple-
jo: múltiples niveles de atención, el rol y la interacción
entre los proveedores de atención primaria y los espe-
cialistas, la importancia del contacto de seguimiento
longitudinal, el papel de las directrices nacionales e
institucionales (Arnon et al., 2023).
Posvención
La posvención se reere a las estrategias y las inter-
venciones de provisión de cuidado y apoyo destinadas
a trabajar con las personas, familia o instituciones vin-
culadas a la persona que se suicidó (Allie et al., 2023).
La muerte por suicidio desencadena un duelo único y
complejo, donde las causas suelen permanecer desco-
nocidas, generando intensas emociones entre quienes
se denominan "supervivientes" (Gabilondo Cuellar et
al., 2022). Este término abarca a las personas afecta-
das por el suicidio, incluyendo padres, hermanos, hi-
jos, parejas, así como el entorno barrial, comunitario
y ámbitos institucionales, laborales y educativos. En
respuesta a estas circunstancias, las acciones de pos-
vención se orientan a mitigar el duelo y a reducir los
impactos negativos en los supervivientes. Es crucial
reconocer que los adolescentes, constituyen un grupo
de particular vulnerabilidad. En este sentido, entornos
educativos, clubes deportivos y otros espacios socioe-
ducativos se consideran esenciales para implementar
acciones de posvención (Pontiggia et al., 2021). Mu-
chos países han incluido la posvención en sus políticas
de prevención del suicidio que pueden incluir: una in-
tervención inmediata sobre el terreno (ej: formación
especíca para médicos generales y policías; dirigir a
los supervivientes a los servicios de apoyo; proporcio-
nar apoyo proactivo y práctico), y una intervención
a largo plazo (ej: psicoterapia individual con supervi-
vientes, proyectos de redacción; psicoterapia de gru-
po; grupos de apoyo) (Pontiggia et al., 2021).
La posvención desempeña un papel crucial en pro-
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mover la recuperación y evitar los resultados adversos
relacionados con el duelo y otras problemáticas de salud
mental. Revisiones sistemáticas, incluidas las realizadas
por Szumilas y Kutcher, han arrojado luz sobre elemen-
tos clave de una posvención efectiva, como el apoyo
proactivo inmediato después de un suicidio, enfoques
cognitivo-conductuales, capacitación de los referen-
tes de apoyo y grupos de duelo (Szumilas & Kutcher,
2011). El énfasis en las intervenciones de posvención
es aplicable a las escuelas, a los campus universitarios,
y diferentes instituciones educativas, reconociendo sus
particularidades y necesidades únicas. Dado el estado
de desarrollo y la prevalencia elevada de trastornos
mentales y suicidio entre los estudiantes universitarios,
se torna imperativo identicar e implementar interven-
ciones de posvención diseñadas especícamente para
este grupo demográco (Allie et al., 2023).
De un estudio canadiense que incluyó 29 sobrevi-
vientes (con media de 58 años y 23 mujeres) para rea-
lizarles entrevistas semiestructuradas, surgieron cuatro
categorías de necesidades insatisfechas: médicas/far-
macológicas, de información general, de apoyo y ex-
tensión colectiva, y capacitación previa y posterior al
suicidio (Ligier et al., 2020). Adicionalmente, a la ma-
yoría les hubiera gustado ser contactados por teléfono
en los primeros 2 meses posteriores (Ligier et al., 2020).
Estos hallazgos destacan la importancia de com-
prender las fases del duelo, reconocer la multicausa-
lidad del suicidio, y de abordar sentimientos como la
culpa, el enojo y la tristeza (Grunbaum, 2022). Se enfa-
tiza en la necesidad de rituales de despedida, transmitir
información sobre la frecuencia del suicidio en rela-
ción con la población general de adolescentes, y cómo
la posvención culmina en prevención. El seguimiento
posvención incluye actividades grupales, individuales
y homenajes simbólicos, con el objetivo de mitigar los
efectos negativos y prevenir nuevos intentos de suicidio.
Además, se propone un enfoque de consejería de salud
en centros educativos para fortalecer el bienestar y la
salud de los adolescentes durante este proceso. Inicia-
tivas independientes en el contexto local, como Empe-
sares (Empresares, 2024), ofrecen grupos gratuitos para
sobrevivientes al suicidio de familiares sobrevivientes,
así como charlas sobre prevención del suicidio.
Conclusiones
Esta revisión narrativa pone en evidencia que: a) la
carga global del suicidio es alarmante y continúa sien-
do un desafío crítico para la salud pública mundial, y
por lo tanto cobra relevancia en la agenda a nivel local;
b) es necesario el abordaje de determinantes sociales
y pensar en la multidimensionalidad que inuyen en
la salud mental de las personas; c) la evolución en la
comprensión del suicidio ha llevado a un enfoque per-
sonalizado y colaborativo, reconociendo la necesidad
de intervenciones adaptadas a factores individuales y
contextuales; d) se requieren intervenciones tempra-
nas y tratamientos adecuados para mitigar el riesgo de
suicidio; e) resultan imprescindibles la continuidad de
cuidado y la participación de los servicios secundarios
de salud mental después de una presentación de con-
ductas suicidas en un departamento de emergencias.
Los resultados enfatizan la importancia de las
prácticas preventivas, destacando la necesidad de de-
sarrollar estrategias personalizadas que aborden los
factores especícos de riesgo, así como la colabora-
ción interdisciplinaria para desarrollar e implemen-
tar intervenciones efectivas. Sin duda, el abordaje del
suicidio requiere una acción integral, involucrando a
profesionales y a la propia comunidad, donde la inves-
tigación y los datos locales serán estrategias esenciales.
A partir de los hallazgos, creemos que la capacita-
ción de los profesionales de la salud (en particular los
médicos de cabecera), se presenta como un compo-
nente clave para mejorar la detección temprana y el
abordaje del riesgo de suicidio. Resulta fundamental
también jerarquizar la formación en el campo de la
suicidología -entendida como fenómeno multidi-
mensional y transdiagnóstico- en los profesionales de
salud mental desde instancias tempranas de su espe-
cialización, incorporando dicha temática en la currí-
cula de los programas de residencia. Profesionalizar
el abordaje del proceso suicida contribuirá a un acer-
camiento más efectivo en las prácticas preventivas, y
acercará la discusión a la comunidad. Incluso, es im-
perativo crear un ambiente de apoyo y de conciencia
en el ámbito sanitario para prevenir el suicidio entre
los propios profesionales.
En resumen, los datos sobre suicidio provenientes
de diferentes países (ejemplo: México, Estados Uni-
dos, Canadá) son fundamentales para comprender y
abordar este problema de salud pública a nivel global.
Tienen varias implicaciones importantes: permiten
identicar factores de riesgo comunes, desarrollar es-
trategias efectivas de prevención y fomentar la colabo-
ración internacional para reducir las tasas de suicidio
en todo el mundo. Sin embargo, la realidad puede va-
riar signicativamente de un país a otro en términos
de nanciamiento, estructura y acceso a la atención
médica, factores inherentes al sistema sanitario. Por
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ende, disponer de datos locales (Latinoamérica) o
nacionales (de Argentina) es fundamental para com-
prender y abordar ecazmente este problema de salud
pública en una determinada comunidad o país.
La inclusión de la prevención del suicidio como
indicador en los Objetivos de Desarrollo Sostenible
y las iniciativas gubernamentales (ej: Programa de
Abordaje Integral de la Problemática del Suicidio en
Argentina o Ley Nacional de Prevención del Suici-
dio Nº 27.130) demuestran un paso positivo hacia la
concientización y la acción. Sin embargo, aún queda
pendiente la necesidad de crear un sistema de registro,
que contenga información estadística sobre la temáti-
ca a nivel nacional, que permita favorecer la notica-
ción obligatoria por parte de los profesionales (e insti-
tuciones), e implementar la vigilancia epidemiológica.
Particularmente, en épocas de crisis nanciera, ciertos
factores (ej: desempleo, pérdida de ingresos, inseguri-
dad laboral y dicultades económicas) pueden tener
un impacto signicativo en la salud mental de las per-
sonas, y aumentar la vulnerabilidad al suicidio.
Agradecimientos: dejamos constancia que Andrea Jo-
sena Teza, Corina Cosentino y Jung Choi Soo (como
residentes) han colaborado activamente en la comuni-
cación cientíca de resultados preliminares de este pro-
yecto en el XXXVII Congreso Argentino de Psiquiatría
y Salud Mental 2024. Agradecemos al Departamento de
Informática en Salud por el soporte técnico en el proyec-
to, en particular a la colaboración de la Dra. Verónica
Nancy Orrego en la incorporación de la cha Escala de
Severidad de Suicidio de Columbia para la historia clí-
nica electrónica.
Conicto de intereses: los autores declaran no tener
conicto de intereses.
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EL RESCATE Y LA MEMORIA
Norberto Aldo Conti
Rodolfo Senet: otra mirada sobre la
misoginia en el publicismo argentino
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 98-103. https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.727
https://doi.org/10.53680/vertex.v35i166.727
En septiembre de 2000 Vertex, adelantándose a los tiempos que vendrían,
publicó un Dossier sobre Género y Psiquiatría; en la sección El rescate y
la memoria se reprodujo un texto de Paul Julius Moebius titulado Sobre
la debilidad mental siológica de la mujer, publicado en Leipzig en 1901.
En la presentación del mismo Juan Carlos Stagnaro ponía en consonan-
cia con la narrativa de Moebius el impacto que había tenido en occidente
el nacimiento del movimiento feminista y su defensa del derecho al su-
fragio, logro alcanzado en los EE.UU. en el Estado de Wioming en 1889 y
en varios otros Estados en la década siguiente. A partir de estos hechos el
movimiento feminista tuvo una gran inuencia en Europa desarrollándo-
se en Francia, en Inglaterra y en Alemania. Respecto al texto de Moebius
dice: “Moebius despliega toda la argumentación que una posición misógina
y conservadora pudiera sintetizar para su época … la apoya en una selección
de datos provenientes de la anatomía y la siología, es decir, busca otorgarle
una minuciosa base cientíca, inscribiéndose resueltamente en el positivismo
dominante en la medicina y la psiquiatría del período.
Once años después de la publicación de Moebius en Leipzig, Rodolfo
Senet publica en Buenos Aires un libro de 182 páginas titulado ¿Es supe-
rior el hombre a la mujer? Lo hace en Cabaut y Cia. Editores, Librería del
Colegio, Alsina y Bolívar, en 1912 y en el Prefacio expresa su posición
acerca de lo que va a desarrollar:
“Después de un paréntesis relativamente largo, vuelve a discutirse el vie-
jo problema de la superioridad del hombre sobre la mujer; pero esta vez tal
concepto ha ganado terreno …
… Hoy, en numerosas publicaciones y aun en libros destinados especial-
mente al tópico, aparece la mujer como un ser inferior, cuando no como
una imbécil …
Creo que todos estos conceptos son erróneos, y en esta obra me propongo,
no solo demostrarlo, sino plantear el problema en una forma diferente y
llegar a su solución.
No es mi objeto hacer una defensa de la mujer. Colocado en el terreno
cientíco, desde los puntos de vista biológico y antropológico, no caben ni
ataques ni defensas … y los epítetos nada adicionan a las conclusiones frías
de la ciencia.
Es entonces la misma ciencia positivista, hegemónica en la época de
las publicaciones de los dos autores, la que les permite a ambos sostener
posiciones muy diferentes respecto al lugar de la mujer en el cosmos.
Rodolfo Senet (1872-1938)
99
El rescate y la memoria
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 98-103.
Rodolfo Senet
Rodolfo Senet nació en el año 1872 en San Martín,
provincia de Buenos Aires. En 1889, con diecisiete
años, obtuvo su diploma de maestro normal en la Es-
cuela Normal de Profesores de Buenos Aires e inició
estudios universitarios en matemáticas mientras se
desempeñaba como maestro. Siendo secretario y pro-
fesor de francés de la Escuela Mixta de Mercedes, en
1894 conoció a Víctor Mercante, uno de los principa-
les referentes de la psicología pedagógica de la época.
Luego se trasladó a la ciudad de Dolores, provincia de
Buenos Aires y se desempeñó como vicedirector de la
Escuela Normal donde emprendió sus primeros pa-
sos sistemáticos en investigación psicológica. En 1902
fundó el diario El Nacional e integró el primer grupo
de redactores de la Revista Archivos de Criminología,
Psiquiatría y Medicina Legal dirigida por José Ingenie-
ros. En el año 1905 se trasladó a la ciudad de La Plata
para participar como profesor en la novel Sección Pe-
dagógica de la Facultad de Ciencias Jurídicas dirigida
por Víctor Mercante. Durante más de veinte años Se-
net se desempeñó en La Plata, realizando investigacio-
nes psicológicas publicadas mayormente en la revista
Archivos de Pedagogía y Ciencias Anes. Asimismo,
libros como Apuntes de pedagogía (1905), Patología
del instinto de conservación (1906), Elementos de psi-
cología infantil (1911), Elementos de psicología (1924)
y Educación de los sentimientos estéticos, origen y evo-
lución (1923) se convirtieron en cabales ejemplos de la
conjunción entre la pedagogía cientíca y la psicolo-
gía naturalista en los comienzos de siglo XX. El autor,
que fue miembro fundador de la Sociedad de Psicolo-
gía de Buenos Aires en1908 y del Comité Positivista
Argentino, ocupó cargos de gestión como interventor
de la Universidad de La Plata durante la transición de
la Reforma Universitaria de 1918. A mediados de la
década de 1920 abandonó la enseñanza y falleció, en
Buenos Aires, en 1938.
Todo su pensamiento está atravesado por los pos-
tulados del positivismo evolucionista, concebía a la
psicología como una rama de la biología y la aplicaba
al campo de la pedagogía para mejorar los métodos de
educación escolar.
Respecto a las diferencias entre el varón y la mujer,
fue un tema abordado por Senet en diferentes artícu-
los y publicaciones siendo el trabajo que nos ocupa su
obra más representativa. Se trata, además, de un tópico
bastante abordado en la cultura de la época, tanto aq
como en Europa y EE.UU., como muy bien lo sinteti-
za Ana Ovstrosky: “La cuestión femenina en el terreno
social estaba instalada por dos movimientos en para-
lelo, por una parte la necesidad del Estado de tomar la
familia como célula de reproducción social con la mujer
como centro de su faz doméstica; y por otro la urgencia
de brindar respuestas a movimientos que cuestionaban
la infantilización civil de la mujer como el sufragismo y
la asociación de mujeres universitarias.(Ovstrosky, A.,
“Estudio histórico de concepciones psicológicas acer-
ca de la diferencia entre sexos en la psicología prea-
cadémica (1880-1930) y su relación con la educación
primaria en Argentina, Tesis de Doctorado en Psico-
logía, Universidad Nacional de San Luis, 2010).
Rodolfo Senet intenta dar una respuesta satisfacto-
ria a ambas necesidades. Desde una perspectiva evo-
lucionista elabora un discurso “colaborativo y comple-
mentario” que, manteniendo necesarias diferencias,
iguala la necesidad social de las especicidades del
varón y la mujer, y así se aleja de las narraciones pe-
yorativas que nada tienen que ver con la neutralidad
valorativa que exige al análisis desapasionado en el
plano cientíco.
Dejamos a nuestros lectores la evaluación de los
resultados de la propuesta de Senet, instándolos tam-
bién a una mirada desapasionada que los proteja de
las distorsiones de los anacronismos.
Selección de fragmentos
100
El rescate y la memoria
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 98-103.
Algunas opiniones
(…)
Respecto de la mujer dice Schopenhauer:
“En las jóvenes solteras, la Naturaleza parece haber
querido hacer lo que en estilo dramático se llama un
efecto teatral. Durante algunos años las engalana con
una belleza, una gracia y una perfección extraordina-
rias, a expensas de todo el resto de su vida, a n de que,
durante esos rápidos años de esplendor, puedan apo-
derarse fuertemente de la imaginación de un hombre
y arrastrarle a cargar legalmente con ellas de cualquier
modo. (...) Por eso la Naturaleza ha armado a la mujer,
como a cualquier otra criatura, con las armas y los ins-
trumentos necesarios para asegurar su existencia (...)
después de dos o tres partos, la mujer pierde su belleza.
Cuanto más noble y acaba es una cosa, más lento
y tardo desarrollo tiene. La razón y la inteligencia del
hombre no llegan a su auge hasta la edad de veintio-
cho años; por el contrario, en la mujer la madurez de
espíritu llega a la de diez y ocho.
“Por eso tiene siempre un juicio de diez y ocho
años, medido muy estrictamente, y por eso las muje-
res son toda su vida verdaderos niños.
(...)
“Padece miopía intelectual que, por una especie de
intuición, le permite ver de un modo penetrante las
cosas próximas; pero su horizonte es muy pequeño
y se le escapan las cosas lejanas. De ahí viene el que
todo cuanto no es inmediato, o sea lo pasado y lo ve-
nidero, obre más débilmente sobre la mujer que sobre
nosotros. De ahí también esa frecuente inclinación a
la prodigalidad, que a veces conna con la demencia.
“En el fondo de su corazón, las mujeres se imagi-
nan que los hombres han venido al mundo para ganar
dinero y las mujeres para gastarlo.
Si se ven impedidas de hacerlo mientras vive su
marido, se desquitan después de muerto éste. Y lo que
contribuye a conrmarlas en esta convicción, es que
el marido les da el dinero y las encarga de los gastos
de la casa.
“(...) La mujer, más absorta por el momento pre-
sente, goza más de él que nosotros. De ahí esa joviali-
dad que les es propia y las hace ser capaces de distraer
y a veces consolar al hombre abrumado de preocupa-
ciones y penas.
“(...) al negarles fuerza la Naturaleza, les ha dado
como patrimonio la astucia para proteger su debilidad
y de ahí su falacia habitual y su invencible tendencia
al embuste.
(…)
“Preciso ha sido que el entendimiento del hombre
se obscureciese por el amor, para llamar bello a ese sexo
de corta estatura, estrechos hombros, anchas caderas y
piernas cortas. Toda su belleza reside en el instinto del
amor que nos empuja a ellas. En vez de llamarle bello,
hubiera sido más justo llamarle inestético.
(…)
Lord Byron dice:
“Las mujeres deberían ocuparse en los quehaceres de
¿Es superior el hombre a la mujer? (1912)
Rodolfo Senet
¿Es superior el hombre a la mujer?, Buenos Aires, 1912.
101
El rescate y la memoria
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 98-103.
su casa; se las debería alimentar y vestir bien pero no
mezclarlas en la sociedad. También deberían estar ins-
truidas en la religión, pero ignorar la poesía y la políti-
ca; no leer más que libros devotos y de cocina.
“La ventaja que la monogamia o las leyes resultan-
tes de ella conceden a la mujer, proclamándola igual al
hombre, produce la consecuencia de que los hombres
sensatos y prudentes vacilan a menudo en dejarse arras-
trar a un sacricio tan grande, a un pacto tan desigual.
“En los pueblos polígamos cada mujer encuentra
alguien que cargue con ella; entre nosotros, por el
contrario, es muy restringido el número de las mu-
jeres casadas, y hay innito número de mujeres que
permanecen sin protección, solteronas que vegetan
tristemente en las clases altas de la sociedad, pobres
criaturas sometidas a rudos y penosos trabajos en las
las inferiores.
(...)
Además, desde el punto de vista racional, no se ve
por qué cuando una mujer sufre algún mal crónico, o
no tiene hijos, o se ha hecho vieja, no había de tomar
su marido otra más. Lo que dio prestigio a los mormo-
nes fue precisamente la supresión de esta monstruosa
monogamia.
El hombre y la mujer
Consideraciones preliminares
Desde el primer momento pueden establecerse del
punto de vista del instinto de conservación especíca,
estos dos grandes elementos: ataque y defensa.
El primero está representado por el hombre, que
encarna la tendencia hacia la perpetuación de los ca-
racteres adquiridos, mejor dicho, de sus adquisiciones.
El hombre es quien toma instintivamente la iniciativa,
con el objeto de legar sus pocos o muchos esfuerzos.
Esta inclinación es inherente a su sexo, que representa
a la herencia en la forma progresiva.
El segundo está representado por la mujer, que en-
carna la tendencia hacia la perduración de los carac-
teres jados. Ella es quien los perpetúa en la logenia.
Deende la vida de la especie de los avances de las
nuevas adaptaciones del varón, de carácter inestable.
Biológicamente, lucha contra las modicaciones rápi-
das; es rémora en las evoluciones tendientes al pro-
greso, pero también lo es, en las que marchan hacia el
retroceso, la desviación anormal o la extinción. Repre-
senta la herencia en la forma conservadora.
(...) en cada sexo, encontramos dos categorías bien
denidas de sujetos, y una intermediaria vaga, poco
denida, a saber:
a. Sujetos provistos de medios de conquista, donde
las condiciones favorables superan a las desfavo-
rables con marcada desproporción por su predo-
minio acentuado, en los que la realización de la
tendencia ofrece el mínimum de dicultades, y son
optimistas en sus juicios respecto al sexo opuesto.
b. Sujetos desprovistos de medios de conquista, don-
de las condiciones desfavorables superan con mu-
cho a las favorables, en los que la realización de la
tendencia ofrece el máximum de dicultades, y
son pesimistas.
c. Sujetos intermediarios entre unos y otros, en los
que la realización de la tendencia ofrece diculta-
des menos acentuadas que los anteriores, y en sus
juicios adoptan una actitud media.
En los medios de conquista, que no son más que los de
selección sexual, debemos considerar aún tres factores
o condiciones que pueden ser favorables o desfavora-
bles: las físicas, las intelectuales y las morales.
En general, la salud y la hermosura son las que más
cautivan al hombre, y la constitución física fuerte y las
condiciones positivas psíquicas, a la mujer.
(...)
Desde el punto de vista biológico, las tendencias
que indico en el hombre y en la mujer, encontrarían su
explicación en que las condiciones puramente físicas
siendo más primitivas, no llaman tanto la atención a
la mujer que es la encargada de perpetuarlas por su
parte, y sí, las psíquicas, que son las que tenderían a
jar como caracteres especícos o étnicos, y por ley de
los contrastes, al hombre atrae las condiciones físicas
positivas, más que las otras, por ser él el encargado,
más que nadie, de las adquisiciones en el orden inte-
lectual y moral.
(...)
También al hablar del hombre y de la mujer, así en
términos generales, se cae siempre en el error de no
tener en cuenta la raza de que se trate, pues toda la es-
pecie humana no marcha hacia mayor progreso, hacia
su perpetuación.
Mientras algunas, como la caucásica, marcha hacia
una mayor humanización, otras, como la australiana,
tienden hacia la bestialización y con ello a la extinción
(Ameghino).
(…)
El sujeto correspondido, como el que ha comi-
do bien, se inclina por el optimismo; el despreciado,
como el hambriento, opina mal. Son los resultados de
la satisfacción o no satisfacción de dos modalidades
de un mismo instinto, el de conservación. Si la satis-
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El rescate y la memoria
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facción del instinto de conservación individual hace
optimista al sujeto, como la no satisfacción lo convier-
te en pesimista, lo mismo ocurre con el instinto de
conservación especíca.
De esa manera, el juicio en todos estos casos no es
una asociación donde predomine el factor intelectual,
sino que este está bajo la dependencia inmediata del
factor emotivo e inuye de tal manera, que ahoga la
intelectualidad, con el agravante de dejar al sujeto au-
tosugestionado, al punto de medir al sexo opuesto, no
con la vara de su inteligencia, sino con la de su emoti-
vidad, y de hacerle creer que a los mismos resultados
deben necesariamente arribar todos los sujetos de cri-
terio sereno y reposado.
Papel biológico de los sexos
(…)
Aplicado este principio a la especie humana, resul-
ta que la inferioridad de la mujer de la que tanto se ha
hablado y se habla, si es que el vocablo puede admitir-
se, depende de la raza de que se trate.
(...)
Los estudios de las razas prueban de una manera
amplia y satisfactoria este aserto. En aquellas donde el
hombre tiende hacia la inferiorización, hacia la adquisi-
ción de caracteres bestiales, la mujer resulta superior, la
mujer resulta más perfecta que el hombre, y nos encon-
tramos así en presencia de una conclusión aparente-
mente paradojal, pues por conservar más los caracteres
primitivos, por ser estacionaria, resulta superior.
(...)
Cada sexo tiene su función biológica, donde no ca-
ben los vocablos superior o inferior, desde el punto de
vista de la vida de la especie.
Son el elemento innovador y el conservador, la
impulsión y la inhibición. Decir cuál es superior sería
siempre aventurado, porque si desde un punto de vis-
ta unilateral admitimos la existencia de lo superior en
un momento dado de la evolución, esta superioridad
puede luego trocarse en inferioridad. (...) para las razas
superiores, es superior el hombre si se tiene en cuenta
el progreso de la colectividad, puesto que es él quien
adquiere los caracteres nuevos, y es superior la mujer
teniendo en cuenta el aanzamiento de ese mismo pro-
greso, puesto que ella es quien ja las nuevas adquisi-
ciones que no podría jar el hombre. De modo que, si
por un concepto es superior el hombre e inferior la mu-
jer, por otro, es superior la mujer e inferior el hombre.
(...)
Los términos superior e inferior, tratándose del pa-
pel funcional de cada sexo, en la vida de la especie y en
su evolución, deben desecharse en absoluto, por carecer
de sentido amplio y adquirirlo solo relativo desde limi-
tadísimos puntos de vista. Lejos de aclarar los concep-
tos sirven para introducir confusiones y errores.
(...)
Interrogar a un hombre de ciencia sobre cuál es su-
perior, si el hombre o la mujer, debe necesariamente
provocar de parte del interrogado una pregunta previa:
qué es lo que entiende por superior e inferior el que in-
terroga, y si consigue precisarlo verá que tiene que diri-
girse a una relatividad encerrada en un estrecho marco.
(...)
Encarado así el asunto, se comprende pues, que no
pueda ni aun deba siquiera interesarse juzgar y mucho
menos precisar, cuál de estos papeles es el superior y a
cuál de ellos puede rebajársele en importancia con res-
pecto al otro. Lo que se desprende, al contrario, desde
el primer momento, es que tanto el uno como el otro
son imprescindibles y por tanto insustituibles, y que la
superioridad o inferioridad del uno con respecto al otro
sería de consecuencias fatales para la vida de la especie.
(...)
Juzgar, pues, a la mujer, por el conocimiento del
hombre o al hombre por el de la mujer, puede ser solo
parcialmente exacto. Decir que la mujer representa a
un hombre incompleto, o el hombre a una mujer más
completa o evolucionada, es en mi concepto un absur-
do, dadas las diferentes misiones de cada sexo.
(...)
El concepto de la superioridad o inferioridad del
hombre con respecto a la mujer desaparece y solo queda,
pues, el alisis del papel que corresponde a cada sexo.
(…)
Conclusiones
El problema de la superioridad o inferioridad de un
sexo con respecto a otro es un problema que ni pue-
de cientícamente plantearse, ni tiene razón de ser en
la actualidad (...) Ni la misoginia, ni la loginia, ni la
misandría, ni la landría pueden subsistir en nuestros
días, dados los adelantos positivos de las ciencias. El
criterio debe ser simplemente equitativo: a cada cual
su misión, siendo tan importante la de uno como la
del otro sexo.
La opinión tan generalizada hoy y cuyos más ge-
nuinos sostenedores son Havelock Ellis y Lombroso,
de que la mujer puede conceptuarse como un hombre
incompleto, es decir, como estacionado en la juven-
tud, me parece completamente errónea.
(…)
La inferioridad tan proclamada de la mujer con
103
El rescate y la memoria
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respecto al hombre, que parece abrirse camino en es-
tos últimos tiempos, aparte del factor de que me he
ocupado o sea la satisfacción o no satisfacción del
instinto sexual en cada sujeto, que lo hace optimista
o pesimista, se debe, en los hombres de ciencia, a en-
carar el asunto desde un punto de vista unilateral, las
diferencias cuantitativas, perdiendo de vista la noción
amplia y losóca del papel biológico de cada sexo
(...) la lucha por la existencia en los centros densos de
población, se ve obligada a desplegar a la mujer, com-
pitiendo frente a frente con el hombre. Este hecho,
que bien podría dar justicado motivo para alabar la
acción femenina, origina lo inverso, una especie de gi-
necofobia, o con más precisión, una tirria a la mujer.
Es que, en el fondo, allá para su fuero interno,
nadie ignora que esta actitud de la mujer, si a ella la
dignica y enaltece, deprime al hombre en su orgullo
sexual, puesto que evidencia que ya no es más capaz
de producir para los dos.
(…)
En la especie cada sexo tiene su misión especial.
La mujer tiene la suya, no solo desde el punto de vis-
ta biológico, sino también social, y en esta misión es
irremplazable.
(…)
El día en que la mujer sea inferior al hombre, es
decir, que sea incapaz de desempeñar su misión a la
altura que el hombre desempeña la suya, la especie
marchará directamente a su ocaso.
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 104-105
LECTURAS
Juan Carlos Stagnaro
Salud Mental y Psiquiatría en la práctica
de Atención Primaria de la Salud
Juan Pablo Giménez, Julia Acuña y Albert Botto (editores)
Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad, MIDAP,
Santiago de Chile, 2024.
En el reciente Congreso de la Asociación de Psiquia-
tras de América Latina (APAL) celebrado en Buenos
Aires, se presentó el texto motivo de este comenta-
rio. Sus editores, destacados docentes universitarios,
clínicos e investigadores chilenos, reunieron para la
tarea a más de cincuenta experimentados autores de
su país, cada uno en su tema, para redactar las casi mil
páginas de está utilísima y documentada obra.
La misma se presenta dividida en cuatro grandes sec-
ciones, precedidas de una presentación en la que se
anuncian certeras y decididas tomas de posición res-
pecto del enfoque de la obra como, por ejemplo, la que
plantean los autores sobre los diagnósticos basados en
criterios: “Si bien los sistemas de clasicación de los
problemas de salud mental como el DSM y el CIE cum-
plen un importante propósito estadístico sanitario, en
ningún caso deben pretender denir las prácticas de los
equipos de salud mental, ni menos convertirse en una
etiqueta que estigmatiza a las personas. Estamos con-
vencidos de que el mero diagnóstico descriptivo, como
el propuesto por el DSM y el CIE, que desconoce los
contextos causales y las circunstancias psicosociales
de quien consulta buscando aliviar su sufrimiento, es
un diagnóstico ‘desalmado’ que, seguramente, impide
la activación en el paciente del necesario compromiso
y colaboración con el tratamiento”.
En la primera sección, más doctrinaria, y que presta
una necesaria introducción y encuadre al conjunto
del libro, se da una denición del concepto de salud
mental, se ubica el rol de la APS en la red de servicios
comunitarios y se explican los alcances de la consul-
toría en salud mental y psiquiatría.
La segunda sección desarrolla a lo largo de trece ca-
pítulos, de manera sintética y muy didáctica, las carac-
terísticas clínicas y el diagnóstico de los trastornos
mentales más frecuentes epidemiológicamente que
pueden presentarse a la consulta en el nivel de la APS
y su manejo.
En la tercera sección se abordan lineamientos tera-
péuticos correctamente balanceados entre recursos
psicofarmacológicos, intervenciones psicosociales y,
atendiendo a las necesidades de autocuidado de los
profesionales, se presentan recursos protectores de
la salud de los mismos por medio de prácticas con-
templativas.
Una cuarta y última sección presenta diversas pro-
blemáticas que abundan en las consultas en el nivel
de APS. Esta parte es de una originalidad y claridad
particularmente pertinentes, extendiendo el alcance
de las intervenciones entendidas como componen-
tes de la salud mental integral a situaciones particu-
lares (acoso escolar, agresiones sexuales a niños y
adolescentes, disfunciones sexuales, duelos, divorcios,
violencia intrafamiliar), o momentos de crisis vitales
normativas (adolescencia, envejecimiento), riesgo de
suicidio, urgencias en salud mental, comunicación de
malas noticias en medicina…
En suma, una excelente herramienta, “un libro prác-
tico”, como lo denen sus editores, “a ser usado por
los profesionales que trabajan en el nivel de la Aten-
ción Primaria de Salud (APS) y que durante su prác-
tica diaria se ven enfrentados a problemas de salud
mental y a cuadros clínico-psiquiátricos que exigen
capacidad diagnóstica y resolutiva”.
Una prosa elegante y una edición bien cuidada se
unen, a nivel gráco, con el gran aporte intelectual de
los profesores Giménez, Acuña y Botto, que han vol-
cado en la concepción y dirección de la obra un saber
y una experiencia acuñados a lo largo de décadas en
la formación de médicos generales y especialistas.
La obra surgió como una contribución del Instituto
Milenio para la Investigación en Depresión y Perso-
nalidad (MIDAP), en conjunto con el Departamento
de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Chile, a los pro-
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Lecturas
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2024). 35(166): 104-105.
gramas de capacitación en salud mental que realiza
su autoridad sanitaria. Pero su alcance va más allá de
las fronteras chilenas y puede servir para el mismo
propósito en otros países de la región ya que la obra
se encuentra en línea y puede ser consultada gratui-
tamente a través de este enlace.
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