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Clasicaciones y nomenclatura (de la psicofarmacología)
No en vano han transcurrido más de veinte años desde la primera versión de
este texto. Han aparecido nuevos medicamentos de gran importancia, pero,
además, son numerosos los cambios que hubo en los conocimientos acerca
de los psicofármacos y en la manera de pensar la psicofarmacología. Entre
ellos, es interesante destacar los avances en relación a lo que se sabe sobre
los mecanismos de acción y la ampliación de las indicaciones. Hoy se piensa
que muchos psicofármacos tienen mecanismos de acción “multifuncionales”
o, al menos, que poseen más de un mecanismo de acción, de lo que surgen
sus numerosas indicaciones clínicas. Esto motiva que, aunque se los siga cla-
sicando, por ejemplo, como “antidepresivos”, también sean útiles para tratar
trastornos de ansiedad, o que, aunque se los ubique como “antipsicóticos”,
sean estabilizadores del humor. Probablemente en un futuro no muy lejano
se logre reordenar la clasicación de los psicofármacos por su mecanismo de
acción y no por su indicación terapéutica original. Es por ello que a partir de
la cuarta edición he incluido un capítulo, breve pero importante, llamado “Cla-
sicaciones”, donde se explican los avances que se están dando en el sentido
de poder clasicar de otra manera los psicofármacos, además de revisar otros
cambios en las clasicaciones que se han producido en estos años (por ejem-
plo, en la clasicación del riesgo de uso de los psicofármacos en el embarazo).
Esta edición mantiene los nombres de los capítulos de la edición anterior, en
los que se ha conservado la distribución de los temas y subtemas. Pero, a la
luz de lo mencionado, se ha modicado casi completamente su contenido,
ya que se han incluido todas las drogas nuevas en nuestro mercado e inclu-
so una breve descripción de las disponibles en otros países aunque no en el
nuestro, y también los psicofármacos en investigación. De las ya existentes, se
han revisado y actualizado numerosos conceptos, además de lo referido a los
mecanismos de acción. Durante estos años se han detectado nuevos efectos
adversos o se ha puesto el énfasis en los ya conocidos que, con el paso del
tiempo, adquirieron relevancia por su prevalencia y/o gravedad, y nuevamen-
te he tratado de brindar la mejor información posible sobre cómo evitarlos,
detectarlos y corregirlos para que nuestros pacientes puedan continuar con
sus tratamientos obteniendo los mayores benecios con la menor incomo-
didad posible. También he revisado y actualizado las interacciones entre fár-
macos, ya que al haber medicamentos nuevos y conocerse nuevos riesgos, las
consecuencias de las interacciones han variado en cuanto a la importancia
que se les otorga. Otro tanto ha sucedido con las dosis y los modos de utili-
zación de los distintos psicofármacos, que han sido ajustados y, en muchos
casos, modicados, tanto para la población adulta en general como para los
niños, los ancianos y en situaciones especiales. Y, por supuesto, en estos años
han ido agregándose nuevas indicaciones para cada grupo de fármacos. Para
las ya existentes, a partir de los resultados de los numerosos ensayos clínicos
publicados, se han podido establecer con mayor claridad los alcances de cada
fármaco para cada indicación. Además, para muchos de los psicofármacos, se